María Fiorentino (Rosario, 14 de mayo de 1950) es una actriz argentina de cine, teatro y televisión.
Única hija de un empleado del frigorífico Swift -y luego dirigente gremial- y una ama de casa. Se crio en una familia xeneize, pero ella misma acabó siendo hincha de Rosario Central. En sus palabras: "Soy canalla en todos los sentidos". Dice haber sido una buena estudiante secundaria, salvo por matemáticas, que jamás le gustaron y trató siempre de esquivarlas, aunque ahora tenga todos los libros de Adrián Paenza. Repitió cuarto año por llevarse tres materias a diciembre y darlas mal, y volver a darlas mal en marzo, cuando sin embargo, en otras oportunidades había llegado a rendir ocho materias bien en marzo.
En 1972, a los 22 años, se mudó a Buenos Aires a estudiar teatro.
Su padre tuvo un ACV a los 48 años y debió jubilarse por invalidez, aunque la muerte le llegaría muchos años más tarde cuando, dos años después de ser atropellado por un auto -el mismo día en el que fuera atropellado Adrián Ghío- falleciera luego de una penosa agonía. Ella dijo: "Adrían Ghío murió poco después de su accidente, mi padre, lamentablemente sufrió dos largos años por algo que era irreversible".
Cuando se muda a Buenos Aires, no le gusta. Pero progresivamente se enamora de la ciudad y de sus librerías y empieza a pensar que no regresaría más a Rosario. Empieza a estudiar teatro, pero trabaja en el sindicato de los empleados de la carne. Nunca imaginó que fuera a convertirse en actriz. Actúa en sótanos de modo vocacional. Pero pronto, la invitan a hacer una prueba con Roberto Durán, enfrentando esa prueba con gran miedo. Le preguntó sobre teatro, sobre géneros y ella muy nerviosa, hace que Durán le diga: "María, yo ya la elegí para que usted sea el remplazo que necesitamos en esta obra, pero ahora, hagamos una prueba, porque si me equivoqué en mi elección, quiero que se ponga a ensayar prontamente, para solucionar mi error." Ese fue su comienzo, junto a Luis Brandoni.
Da clases con su grupo de trabajo Punto Crucial.
En los años ochenta, Fiorentino trabajó como periodista.
Escribió para la revista Espacio para la Crítica e Investigación Teatral, dirigida por Eduardo Rovner. En 1986 versionó textos de Leopoldo Marechal y Roberto Fontanarrosa, con los que ―combinados con textos propios― creó su unipersonal Piedras y huevos. En 1996 compró los derechos de Frankie and Johnny (de Terrence McNally), y escribió una versión para su puesta posterior. Sin embargo, su intenso trabajo en la telenovela Gasoleros ―que la volvió famosa― le impidió continuar haciendo teatro. En 1997, entusiasmada con la experiencia anterior, y a pedido del actor Pablo Echarri ―quien había comprado los derechos con intención de interpretarla―, versionó la obra Trampa mortal (de Ira Levin).
A mediados del año 2000, la editorial Homo Sapiens ―de Rosario― editó su primer libro de relatos, Frío de película, hambre de novela, donde mezcló cuentos, cartas y apuntes autobiográficos.
En 2001 escribió una nota en la revista Veintitrés ―en esa época dirigida por el periodista Jorge Lanata― pero nunca le pagaron. En 2006 escribió sobre sus experiencias como docente con su grupo de trabajo Punto Crucial.
Actualmente está haciendo un curso de dramaturgia con Mauricio Kartún.
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