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Marco Emilio Lépido (cónsul 78 a. C.)



Marco Emilio Lépido (en latín, Marcus Aemilius Q. F. M. N. Lepidus[n 1]120 a. C.-77 a. C.), fue un militar y político romano del siglo I a. C. que ocupó el consulado en el año 78 a. C., hijo de Quintus Aemilius M. F. M. N. Lepidus y padre del triunviro del mismo nombre. Fue partidario de Cayo Mario primero y de Lucio Cornelio Sila después.

Siguió el cursus honorum y estuvo como pretor en Sicilia en 81 a. C. Destacó su rapacidad, sólo inferior a la de Verres.[1]​ En la guerra entre Cayo Mario y Sila se puso del lado del dictador y por ello obtuvo beneficios. Consiguió un considerable patrimonio por la compra a bajo precio de propiedades confiscadas.[cita requerida] Más tarde quiso convertirse en cabeza del partido popular. Esta pretensión la apoyaba en el matrimonio con Apuleya, hija del famoso tribuno de la plebe Lucio Apuleyo Saturnino. Con ello se presentó a cónsul en 79 a. C. para el siguiente año, con apoyo de Cneo Pompeyo Magno[2]​ como oposición a Sila. Este, que ya había renunciado a la dictadura al pensar que todo estaba bien atado, no se opuso a su candidatura. Consiguió ser elegido con más votos que el candidato optimate, Quinto Lutacio Cátulo. Sila se limitó a advertir a Pompeyo que no convenía fortalecer a quien podía ser en el futuro su rival.

Durante su mandato aprobó varias resoluciones que le colocaron en el campo de los populares. Sila murió en la primera parte de su consulado, por tanto aprovecharía para abolir leyes y socavar la constitución aristocrática. Sin embargo, las colonias militares creadas por Sila garantizaban que sus esfuerzos fueran poco fructíferos hasta conseguir nuevos apoyos. Lépido buscó la ayuda de Pompeyo, que permanecía leal a los optimates e intentó evitar el funeral de Sila en el Campo de Marte, cosa que no consiguió puesto que Pompeyo no lo apoyó.

Deseaba el regreso de los exiliados, la devolución de las propiedades confiscadas a los opositores de Sila, la anulación de las leyes para los proscritos y la reanudación de entregas de trigo, es decir, propuestas orientadas a la causa popular. Su colega consular Quinto Lutacio Cátulo se opuso a estas medidas y consiguió el veto de un tribuno a estas normas. La situación se hizo muy tensa entre ambos sectores. El Senado hizo jurar a ambos que no lucharían, y envió a Marco Emilio Lépido a la Galia Cisalpina, como gobernador, la cual, junto con Italia, habían sido declaradas provincias proconsulares. Antes de partir, ofreció a los exiliados por Lucio Cornelio Sila la oportunidad de volver, lo que alarmó al Senado.

El conocimiento de su programa fuera de Italia generó una revuelta política en Etruria, porque esta zona se había opuesto a Sila durante la guerra civil por lo que a los campesinos se les había desposeído de sus tierras instaurando en ellas a colonos. Con esta medida, a estos colonos se les expulsaría, acabando en una revuelta. Lépido salió de Roma hacia su provincia con las tropas y dinero asignado pero se detuvo en Etruria donde reclutó un ejército mayor. El senado le ordenó volver a Roma para dirigir los comicios pero Lépido, suponiendo que en realidad lo querían detener, no obedeció y así acabó el año, y al empezar el año 77 a. C. el senado lo declaró enemigo público.

Sin esperar las fuerzas de Marco Junio Bruto, gobernador de la Galia Cisalpina, que se había declarado a su favor, Lépido avanzó hacia Roma donde Pompeyo y Cátulo ya lo esperaban; entabló batalla campal con Quinto Lutacio Cátulo en el Campo de Marte.[3]Cneo Pompeyo Magno le atacó por la espalda y Lépido fue derrotado fácilmente y tuvo que huir. Mientras Pompeyo marchó contra Bruto en la Galia Cisalpina, a quien derrotó y ejecutó, Cátulo siguió a Lépido hasta Etruria obligándole a abandonar Italia y a refugiarse en Cerdeña, donde murió. Los pocos partidarios de Emilio Lépido que no perecieron, abandonaron Cerdeña y se fueron a Hispania, liderados por Marco Perpenna, a engrosar las filas del general rebelde Quinto Sertorio.[4]



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