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Marroquinería



Se llama cuero (del latín corium, "piel de los animales, curtida") a la piel animal tratada mediante curtido.[1]​ Proviene de una capa de tejido que recubre a los animales y que tiene propiedades de resistencia y flexibilidad apropiadas para su posterior manipulación. La capa de piel es separada del cuerpo de los animales, se elimina el pelo o la lana, salvo en los casos en que se quiera conservar esta cobertura pilosa en el resultado final, y posteriormente es sometida a un proceso de curtido. El cuero se emplea como material primario para otras elaboraciones.

El arte de elaborar el cuero para la consecución de productos manufacturados es denominado marroquinería, palabra que proviene del marroquí, un tipo de cuero lustroso y delgado.[2]

En la época del imperio romano se sabe que el principal consumidor de artículos de cuero fueron las legiones, y este comercio estuvo centralizado en la ciudad de Roma a través de un gremio de comerciantes de cueros y pieles del puerto de Ostia. El comercio del cuero fue precisamente uno de los elementos desencadenantes de la guerra de Cartago, que era suministrador de pieles de los diferentes países mediterráneos gracias a los mercados instalados en el norte de África, lo cual provocó la ruptura del monopolio imperial romano que regulaba el comercio de las pieles.

A partir del siglo III a. C., y muy especialmente de la época del imperio romano, los mercados del cuero proliferan en todo el mundo romanizado. Quizá sea el sur de Francia y la práctica totalidad de la península ibérica la zona más abundante en este tipo de industrias. El hallazgo en el yacimiento de Contrebia Belaisca, en el pueblo de Botorrita (Zaragoza), de cal, azufre y de otros productos químicos, correspondiente al período comprendido entre los siglos I a. C. y III d. C., demuestra el desarrollo de la piel en tan temprana época en la romanizada Hispania. El material mayoritariamente utilizado en la confección del calzado era el cuero.

Carlomagno dicta numerosas leyes prohibiendo o limitando el comercio de determinadas pieles, y al mismo tiempo carga con impuestos de otras. Por esa época se tiene conocimiento de pieles bastas, mal trabajadas y de procedencia local: garduña, comadreja, gato montés, topo, liebre, ciervo, buey, cordero y cabra. La más cotizada es la de marta. Se sabe que para fabricar adornos para las mangas, cuellos, los nobles germánicos y mediterráneos importan desde el Cáucaso pieles de armiño (Denominada también arminia o rata de Armenia).

La moda por esa época era traer las pieles de Siberia. Este comercio tendrá una duración de un siglo e irá cayendo bajo el monopolio de las comunidades de judíos de Varsovia o de Leópolis, que tratan directamente con los cazadores.

Por otra parte, al desmoronarse progresivamente las vías de comercio romanas, el papiro para escribir se hace cada vez más escaso en Occidente, beneficiando a una industria local de producción de pieles finas para la fabricación de pergamino.

La elaboración de cuero tiene una época de esplendor en el sur de España, en los reinos árabes del Al-Andalus. La ciudad de Córdoba se hace famosa por su producción de cueros de alta calidad, repujados, policromados y, en algunos casos, metalizados con aplicaciones de finas hojas de oro y plata.

Algunos autores han contribuido a un estudio de las propiedades del cuero; uno de ello es Ramon Llull, que cerca del año 1290 escribe el Llibre de les Bèsties como parte integrante del Llibre de Meravelles o Fèlix y que se puede decir constituye una auténtica joya para el estudio de la relación entre las pieles utilizadas en la curtición y los animales que las procuraban.

Resulta una incógnita saber cual era la vida cotidiana de los artesanos del siglo XIV, no obstante se dispone de un documento, el Quadern de Comptes que es una especie de libro de contabilidad muy rudimentario que procede de Jaume March y de su hijo Bernat March y que nos suministra abundante información sobre el comercio del ramo de la piel en Vich y de la región. Las cuentas muestran qué tipo de cueros se utilizaban mayoritariamente por aquella época y de dónde se importaban, y se sabe que el gremio de zapateros era el más numeroso de entre los profesionales del sector.

Con la expulsión de judíos y moriscos, reputados artesanos tienen que abandonar España para ir al exilio, estableciéndose en ciudades del norte de Marruecos. La artesanía del cuero, como otros muchos tipos de manufacturas, decaen por este motivo en la península.

Históricamente el mayor uso dado al cuero es el de vestido y calzado, hasta el punto de ser la primera materia prima de la que se tiene constancia que se usara para vestir. Actualmente en este campo se utiliza principalmente en la fabricación de ropa de abrigo y calzado.

Otro uso histórico del cuero fue en la fabricación de tiendas transportables, cubiertas, puertas y fabricación de canoas y barcas.

Hasta el perfeccionamiento de las armas de fuego el cuero se empleó en la fabricación de armaduras ligeras, escudos y fundas de armas. Su uso para la fabricación de monturas y aparejos para caballerías, botas de calidad, etc, hace que su utilidad militar se mantenga incluso bien entrado el siglo XX.

Tradicionalmente se utilizó en la fabricación de cuerdas, cinchas y correas, arneses para caballerías o animales de tiro. Actualmente su uso en los países occidentales está limitado a los arneses de equitación.

La mayor parte de los códices de la Edad Media se han conservado hasta hoy en día gracias a que fueron escritos en pergamino. Disponemos de un considerable número de escritos religiosos, conventuales y nobiliarios, pertenecientes al período comprendido entre los orígenes de la patrística y la aparición de la imprenta. No obstante, el pergamino tuvo que enfrentarse, a partir del siglo XI, con un descubrimiento: el papel introducido en España y posteriormente en el resto de Europa, por los árabes.

Hoy en día se emplea el cuero en encuadernación, sobre todo es un material empleado en la cubierta de los libros.

El cuero es usado también en creencias fetichistas y el fetichismo sexual. En el siglo XIX se hace una referencia literaria respecto al empleo del cuero con el objeto de alimentar la fantasía humana, incluso fantasías sexuales, de esta forma Leopold von Sacher-Masoch, apellido que engendra el término masoquismo, se sintió atraído profundamente por la carga erótica de las pieles, así lo muestra el título de sus novelas: La Venus de las Pieles (Venus in Pelz).

El distinto origen, tratamiento de curtido y posterior elaboración del cuero proporciona un producto final muy distinto.

Los cueros tienen diferentes tipos según la procedencia de las pieles, y difieren en su estructura según sean las costumbres de vida del animal originario, la edad del animal, el sexo, y la estación del año en la que fue tratada. La primera categoría podría ser:

Así mismo, existen diversos materiales sintéticos de similares características al cuero. Se conocen genéricamente como cuero sintético o polipiel, y suelen fabricarse con distintos tipos de plásticos.

Históricamente este procedimiento se empleaba para fabricar armaduras de cuero, pero también se ha utilizado para encuadernación de libros o la fabricación de pequeños muebles o cofres. Actualmente se utiliza en artesanía, recreacionismo, rol en vivo e incluso para escultura.

El cuero es un material cual en su proceso de obtención requiere la utilización de químicos que pueden ser perjudiciales para el ambiente si no se tratan correctamente.



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