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Martin Tritschler



Martin Tritschler fue un fabricante y comerciante de relojes que llegó a México en 1833 proveniente de Alemania y con ello formó parte de la primera generación de extranjeros no españoles después de la independencia; [1]​ participó destacadamente en la guerra contra Estados Unidos,[2][3]​y socorrió a las víctimas de la explosión de la Colecturía de San Andrés,[2]​ durante la Segunda Intervención Francesa; fue el primer hombre en izar la bandera de México en la cumbre del Pico de Orizaba,[4]​ y el padre de los arzobispos mexicanos Martín y Guillermo Tritschler y Córdova. Nació en Schwarzenbach, Selva Negra de Alemania el 22 de octubre de 1814 y murió en San Andrés Chalchicomula, Puebla, México el 6 de enero de 1894.

Martin Tritschler nació en Ebenemooshof una de las numerosas granjas que pueblan la Selva Negra, [5]​construida en el siglo XV, ha sido preservada hasta hoy gracias a leyes locales que han impedido la sucesión testamentaria divisoria siendo el más joven el único y legítimo heredero. Martin al tener seis hermanos varones menores tuvo que reconocer que era imposible que fuera el próximo granjero. Por consiguiente, y como muchos jóvenes de la localidad decidió dedicarse a la relojería.

La Selva Negra era el centro de la fabricación de relojes de toda Alemania y ahí florecieron muchas actividades relacionadas con el ramo. Como en casi todas las granjas del alto macizo de la Selva Negra, en Ebenemooshof había un pequeño taller para algunos de los numerosos procesos de la fabricación de relojes, y especialmente en la familia de Martín, algunos de sus miembros incluso su propio padre habían estado en el “negocio" y prácticamente recorrieron toda Europa a pie y más allá, siempre cargando a sus espaldas a la manera tradicional Uhrenkraetze los numerosos relojes para la venta, tomando donde fuera posible un transporte a vapor.

Debido a que el comercio en toda Europa ya estaba constituido Martín se arriesgó a comerciar en América. Se desconoce cómo obtuvo la información de este continente, de sus rutas de comercio y de nichos de mercado, pero es probable que él tuviera quien le diera información acerca de la situación y oportunidades de negocio en América del sur (como era llamada a toda la región incluyendo México, según la definición geográfica de aquel tiempo), además, la discriminación practicada institucionalmente en los Estados Unidos hacia los inmigrantes europeos especialmente católicos denominada como nativismo o Know Nothing, desalentó la idea de emigrar a este país contrario a como lo venían haciendo muchos de sus paisanos.[6]

Su propia experiencia y los numerosos y variados modelos de relojes que él trajo consigo desde Europa le permitieron comenzar su propia producción en Puebla siguiendo el modelo de reloj de la Selva Negra que en Europa ya era muy apreciado.[7]​ Martin Tritschler abrió su taller de relojería que pronto prosperó hasta necesitar de una planta de empleados, proporcionando trabajo a varios obreros mexicanos. El éxito de sus negocios y la hospitalidad que halló hicieron que determinara permanecer definitivamente en la nación y pedir la ciudadanía mexicana. El 18 de abril de 1844 después de 10 años de haber llegado a tierras mexicanas el Presidente de la República General Valentín Canalizo le otorgó la carta de naturalización, refrendada por el Ministro de Relaciones Exteriores José María Bocanegra.[8]​ Establecido en Puebla, Tritschler mantuvo correspondencia con su familia por las que se entera de su éxito y lo bien que su segunda patria lo acoge. En una de ellas dice:

Thaddäus Tritschler, quien vino a México entusiasmado por el éxito de su hermano Martin referido en sus cartas, estuvo en el país por muchos años y regresaría a Alemania por el año de 1860. De acuerdo a archivos municipales vivieron un tiempo en la céntrica y bulliciosa 1° calle de Mercaderes en el n° 10 de la Puebla de los Ángeles, actualmente 2 Norte entre Palafox y Mendoza y 2 Oriente.[10]

Martin Tritschler se enlistó en las filas de la Guardia Nacional dentro de la Brigada Arteaga que fue la aportación de la cd. de Puebla para oponer resistencia al ejército norteamericano que ya había tomado el Puerto de Veracruz y avanzaba hacia Perote dentro de los planes del general Winfield Scott para el asalto a la Cd. de México.[11]​ Martin fue nombrado capitán de la referida Guardia y tuvo participación en la Batalla de Cerro Gordo siendo herido de cierta consideración,[12]​ tras la pérdida de la guarnición el ejército mexicano se replegó hacia a la capital dejando a Puebla a merced del invasor.

El gobierno mexicano alentó las deserciones dentro de las filas enemigas como última medida para menguar sus fuerzas mediante un plan que prometía a cada desertor el equivalente a 10 dólares, un pago por sus armas, montura y un mínimo de 200 acres (81 hectáreas) de tierra al finalizar la guerra junto a otras gratificaciones. Estas promesas estaban dirigidas a los irlandeses y alemanes enlistados poco antes en el ejército norteamericano y que sufrían malos tratos por parte de sus superiores.

Por instrucciones del ministro de Relaciones Exteriores Manuel Baranda,[13]​ se comisionó en Puebla a Martin Tritschler para disuadir al contingente alemán del ejército estadounidense cuando estos tomaran la ciudad lo cual ocurrió el 15 de mayo de 1847, y aunque las esperadas deserciones de irlandeses en Puebla eran la prioridad, el incremento de alemanes que escapaban de las filas de Scott se atribuía en buena medida a Tritschler; aquellos desertores, los últimos de la guerra, se dirigieron a la capital y pasarían a engrosar las filas del Batallón de San Patricio.

Pasadas unas semanas algunos oficiales norteamericanos notaron que un individuo alto, rubio y bien vestido conversaba con soldados alemanes tanto en las cantinas como en las calles empedradas de la ciudad. Para fines de mayo, el capitán de artillería Robert Anderson y otros oficiales que servían para el Consejo de Guerra del ejército norteamericano, recibieron varios reportes de la secreta Mexican Spy Company, creada por el mismo general Scott, que el individuo en cuestión había estado repartiendo volantes a los soldados de origen alemán los cuales no lo habían reportado. La Corte ordenó que uno de estos volantes fuera presentado y traducido al inglés.

El 13 de junio de 1847 un sargento del 8th de infantería detuvo al fabricante de relojes Martin Tritschler y lo condujo ante el Consejo de Guerra. El general John Quitman, al verlo lo acusó de repartir volantes escritos en alemán que instaban a sus paisanos a desertar con sus caballos y sus armas. Quitman no hizo mención de las arengas de los volantes en contra del nativismo.

El juicio a Martin Tritschler comenzó un día después de su arresto con el nombramiento de un intérprete. Al mismo tiempo, una muchedumbre se agolpó ante las puertas de hierro de la hacienda donde el Consejo de Guerra daba audiencia mientras un cuerpo de infantería con rifles cargados permanecía en guardia. La gente permaneció en espera de noticias de Tritschler, ya que no solo era un reconocido comerciante sino un ciudadano naturalizado y capitán de la Guardia Nacional, además había combatido y resultado herido en Cerro Gordo semanas atrás.

Se le mantuvo la acusación de espiar y fomentar a la deserción, ambos casos con pena de muerte. No negó ningún cargo y llamó a sus trece jueces "Herejes", los cuales lo sentenciaron a morir ante un pelotón de fusilamiento para el 19 de junio de 1847.[14]​ La orden general del parte norteamericano decía “Esta corte militar encuentra culpable al ciudadano mexicano Martin Tritschler:

El veredicto provocó el llanto de la gente que comenzó a injuriar a los invasores, ante esto los soldados trataron de dispersar a la airada muchedumbre a punta de bayoneta. Se organizó un numeroso grupo de personas entre conocidos y amigos de Martin Tritschler para tratar de dar largas a su causa. Vio esta comisión al comandante militar, general Worth, segundo al mando del ejército, pero él les manifestó que la sentencia de la corte marcial había sido ya confirmada y no tenía las facultades para revocarla.

Cuando el trasunto llegó al escritorio del general Scott después de una o dos horas de confirmada la sentencia, habían llegado noticias de un posible disturbio público y mostró preocupación de que los 80,000 habitantes de la ciudad de Puebla se rebelaran en contra de sus ocupantes para vengar al “Mártir” Tritschler. A través de un abogado calificado que había escogido la carrera de las armas en los tribunales militares, Scott trató de hallar una brecha jurídica que le diera un vuelco a la decisión del Concejo. Pero ningún tecnicismo jurídico lograba usurpar la decisión de los jueces.

Al día siguiente, 15 de junio, el obispo de Puebla Francisco Pablo Vázquez visitó a Scott e insistió por la vida de Tritschler además de que muchas peticiones de vecinos fueron entregadas a lo largo de los días subsiguientes. El mismo día en que se cumpliría la sentencia, después de confesarse y recibir la sagrada comunión, Winfield Scott informó al prisionero y al obispo que ninguna ejecución se llevaría a cabo. Martin Tritschler salió de prisión ese mismo día y permanecería bajo vigilancia hasta que las tropas salieran de la ciudad, permaneció en Puebla y recibió tratamiento de héroe de guerra.[16]

Dos años más tarde al finalizar la contienda el congreso en sesión solemne lo nombró ciudadano honorífico del Estado de Puebla:

En 1853 cerró su taller de relojería en la ciudad de Puebla de los Ángeles para ir a radicar a la pequeña población de San Andrés Chalchicomula donde se dedicó a la agricultura y al comercio, estableciendo buenas relaciones sociales con sus habitantes y lazos de amistad entre las miembros de las ricas familias de hacendados de los alrededores, los Couttolenc, Ruiz de Santiago, Mier, Bulnes y otros.[18]​ El 6 de marzo de 1862 la paz en San Andrés se ve interrumpida por la llegada de más de mil efectivos y pertrechos del ejército mexicano en previsión del inminente conflicto con Francia cuyas fuerzas avanzaban hacia la capital desde Veracruz. La noche de ese día una chispa accidental encendió el depósito de pólvora que acabó con la mayoría de los efectivos de la Brigada de Oaxaca. Después de rescatar heridos toda la noche, al amanecer del día 7 de marzo, el escenario era desolador, las casas alrededor de la colecturía habían desaparecido en un instante y había restos humanos esparcidos por doquier, no habiendo hospital se improvisó y se recibió a las decenas de heridos. La administración y gastos de aquel improvisado nosocomio en el que se recibieron a las víctimas corrió por cuenta de Martín Tritschler (véase enlace en Fuente primaria). Después de muchos años aún se recordaba en San Andrés este gesto humanitario como se resumió en la biografía de uno de sus hijos el arzobispo de Monterrey Guillermo Tritschler y Córdova:

Y otro autor escribió:

En fuente primaria se menciona que:

Martin Tritschler no dejó apuntes de sus experiencias alpinas en el Pico de Orizaba o Citlaltépetl, hasta entonces solo conquistado por el francés Alejandro Doignon en 1848, únicamente algunos hechos básicos fundados en bibliografía,[19]​ donde se menciona que en 1873 a los 60 años, subió a la cumbre y enarboló ahí por primera vez la bandera mexicana. Con 41 años de vivir en San Andrés a las faldas de la montaña más alta del país, Martin tuvo mucho tiempo de conocer sus parajes y estribaciones como la palma de su mano, que quizá haya subido a la cumbre en varias ocasiones y que solo se recuerde la de 1872; Guillermo, el último de sus hijos y quien fuera arzobispo de Monterrey siguió su ejemplo escalando el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, el Cerro de la Silla, el Cofre de Perote entre otros.

Martin Tritschler se casó con Rosa María Córdova y Puig en la hacienda de Santa Ana en Chalchicomula el 5 de junio de 1867.[20]​ Rosa María era hija del teniente Joaquín de Córdova y García, ex realista que pasó a las filas del primer ejército nacional, nacido en Murcia, España desembarcó en Veracruz el 30 de agosto de 1820, a los 26 años de edad, estuvo entonces en la Fortaleza de San Carlos de Perote donde permaneció hasta el 12 de junio de 1821, después se incorporó al Ejército Trigarante, juró la independencia nacional y las autoridades militares lo designaron a la comandancia de Puebla.

El Gral. Brigadier José María Calderón lo nombró su secretario y lo llevó a Veracruz para combatir a los rebeldes que comandaba Antonio López de Santa Anna; prosiguió fielmente sus servicios en Puebla hasta agosto de 1829, luego en septiembre fue trasladado en su mismo batallón a México donde permaneció hasta abril de 1830 en que retornó a Puebla. Pasó a las guarniciones de Orizaba y Tlaxcala, y finalmente, el 2 de abril de 1836, le concedió el presidente de la república, a sus reiteradas solicitudes, el retiro de la carrera militar. Escogió la población de San Andrés Chalchicomula para su residencia y actividades en el campo, ahí adquirió la hacienda Santa Ana.

Al llegar a México en 1820, se había casado con María de la Luz Loyo y tuvo varios hijos: Joaquín, Manuela, Paz y Francisco. Enviudo, y el 1 de abril de 1842 contrajo segundas nupcias en la capilla de su hacienda, feligrecía de San Andrés, con la Señorita María Rosa Puig, natural de Tudela, Navarra, España a la sazón de 18 años de edad quien había llegado a Veracruz en 1833 en compañía de su hermana Brígida y de su madre Brígida Vicente quien murió en altamar y al desembarcar supieron que su padre Francisco Puig había muerto también a manos de los rebeldes.

Vivieron entonces las huérfanas al amparo de su tío el capitán Manuel Argüelles, quien fijó su residencia en San Andrés el año de 1839. El teniente Cordova y García se casó con la joven María Rosa Puig el 2 de abril de 1842 en la capilla de la hacienda Santa Ana y tuvieron ocho hijos, siendo el primero Rosa María, quien nació el 23 de noviembre de 1843, después siguieron Prisciliano, Dolores, Brígida, Guadalupe, María, Luis y Javier.[21]​ Rosa María falleció el 18 de marzo de 1881 a la edad de 37 años, dejando en la orfandad a cinco de sus hijos pues tres ya habían fallecido, su matrimonio duro solo 14 años.

Su acta de defunción declara:

Martin Tritschler y Rosa María Córdova tuvieron ocho hijos:

Martin Tritschler murió el 6 de enero de 1894 en su casa de la calle de Arcos número 1, actual 7 Poniente 101 de San Andrés Chalchicomula, de sus cinco hijos, Martin, Joaquín y Rosa María estuvieron a su lado, en su lecho de muerte. Sus restos se unieron a los de su esposa en el sepulcro del panteón de San Juan Nepomuceno, anexo a la Iglesia de San Juan Bautista. Este panteón desapareció en 1973 y hoy ocupa el lugar la Colonia Santa Elena. Su acta de defunción dice:



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