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Meningitis tuberculosa



La meningitis tuberculosa es una forma grave de meningitis bacteriana causada por Mycobacterium tuberculosis. Se diferencia de otros tipos de meningitis infecciosa por el curso clínico de evolución más lenta. Los síntomas iniciales son similares a los de otros tipo de meningitis, fundamentalmente fiebre, cefalea, rigidez de nuca y convulsiones. Es una afección grave que puede dejar como secuela déficits neurológicos permanentes.[1]

Está provocada por la colonización de las meninges por el mycobacteryum tuberculosis, el cual se disemina a través de la sangre (diseminación hematógena), procedente de otro foco situado por lo general en el pulmón o la región gastrointestinal. En ocasiones la diseminación es por proximidad, por ejemplo a partir de un foco de tuberculosis ósea situado en la columna vertebral.

Es una forma de tuberculosis poco común, se ha calculado que afecta al 1% del total de pacientes de tuberculosis y al 6% de los que tienen alguna deficiencia en el sistema inmune (inmunodeficiencia).

El diagnóstico de meningitis tuberculosa puede sospecharlo el médico por la sintomatología del paciente. El diagnóstico de certeza se realiza mediante estudios especiales, entre los que se incluyenː

Muchas de las complicaciones consisten en secuelas derivadas de la afectación del sistema nervioso central, algunas de las más frecuentes son hidrocefalia y convulsiones. La existencia de infartos cerebrales es una de las principales causas de discapacidad permanente.



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