Meridiano de sangre (Blood Meridian or the Evening Redness in the West) es una novela escrita por el autor estadounidense Cormac McCarthy. Publicada en 1985 por Random House, Meridiano de sangre fue la quinta novela de McCarthy.
La novela narra la historia de un joven fugitivo (el único nombre que se le da es «el chaval») que se une a la banda de Glanton, un grupo histórico de mercenarios que fue contratado por el gobernador de Chihuahua para masacrar indígenas en la frontera entre Estados Unidos y México entre 1849 y 1850. El rol del antagonista es asumido por el Juez Holden, un hombre albino de gran estatura que se dedica a fomentar la violencia.
La novela narra la historia del «chaval», un joven fugitivo nacido en Tennessee durante las Leónidas de 1833. El «chaval» conoce al Juez Holden por primera vez en un evento religioso en Nacogdoches (Texas), en donde el Juez acusa al pastor, el Reverendo Green, de haber tenido sexo con una niña de once años y con una cabra e incita a la muchedumbre para que lo mate. En realidad, la acusación del Juez era falsa y los que lo escuchan sólo se ríen.
Viajando solo con su mula a través de las llanuras del este de Texas, el «chaval» llega a «Bexar» (San Antonio en la actualidad). Después de un encuentro violento con un cantinero, el niño se une a un grupo de filibusteros del Ejército de los Estados Unidos bajo las órdenes del Capitán White que se dirigen a México. Sin embargo, poco después de cruzar la frontera, son atacados por un grupo de guerreros comanches y pocos sobreviven. El «chaval» es uno de estos, pero es arrestado en Chihuahua por ser un filibustero. Gracias a su compañero de celda, Toadvine, quien les dice a las autoridades que ambos son expertos cazando indios, logra salir de la prisión y se une al grupo de John Joel Glanton.
Buena parte de la novela se enfoca en las actividades y conversaciones de la banda. El grupo encuentra un circo itinerante y una adivina les lee su suerte con el tarot. La banda fue contratada por los líderes regionales para proteger a los ciudadanos de los indios apache y reciben una recompensa por cada cuero cabelludo que consigan. Sin embargo, con el paso del tiempo, la banda empieza a asesinar a indios inocentes, a pueblerinos mexicanos e incluso a soldados mexicanos.
El Juez Holden, quien también es miembro del grupo de Glanton, se presenta como una figura misteriosa e imponente y los otros miembros de la banda ni siquiera lo consideran humano. El Juez no tiene problemas asesinado niños e incluso se sugiere que es pedófilo, pero ninguno de sus compañeros se inmuta por sus actos. Ben Tobin, un «ex-pastor» que hace amistad con el «chaval», dice que, mientras huían de un grupo de apaches, encontraron al Juez sentado en un peñasco en medio del desierto, en donde parecía que los estaba esperando. Él los guía a un volcán extinto en donde les enseña cómo fabricar pólvora para combatir los apaches. El «chaval» le cuenta a Tobin que había visto al Juez en Nacogdoches, pero Tobin le dice que todos los hombres de la banda dicen haberse encontrado con el Juez anteriormente.
Después de merodear por varios meses, el grupo regresa a los Estados Unidos, en donde toman control de un ferry en el río Gila en Yuma (Arizona) y roban a las personas que quieren cruzar el río. Debido al estilo brutal de la banda, el ejército estadounidense y los indios quechan establecen un ferry en otro vado del río. Poco después, los quechan atacan y matan a la mayoría de la banda, incluyendo a Glanton. El «chaval», Toadvine y Tobin logran escapar al desierto, a pesar de que el «chaval» es herido con una flecha en la pierna. El «chaval» y Tobin se dirigen al oeste y se encuentran con Holden quien trata de quitarles sus armas y posesiones. El Juez le dispara a Tobin en el cuello, por lo que deben esconderse entre huesos de animales en un arroyo. El Juez no logra encontrarlos por lo que abandona el lugar y los dos son rescatados por una tribu de indios kumiai.
Ambos viajan a San Diego (California), en donde el «chaval» se separa de Tobin y termina en la cárcel. Holden lo visita y le dice que le dijo a las autoridades la «verdad»: que el «chaval» era responsable por la muerte de la banda de Glanton. El «chaval» le dice que él era el causante de la maldad de la banda, pero el Juez lo niega y trata de tocarlo a través de las barras de la prisión, pero el «chaval» se aleja, a pesar de que dice que no tiene miedo. Holden se marcha diciendo que tiene cosas por hacer. El «chaval» es liberado y busca a un médico para que trate su herida. Mientras se recupera de los efectos de la anestesia, tiene una alucinación en la que el Juez lo visita junto a un hombre extraño que fabrica monedas. Posteriormente, trata de buscar a Tobin, pero no lo encuentra, por lo que se dirige a Los Ángeles, en donde presencia la ejecución de Toadvine y David Brown, otro miembro de la banda de Glanton.
El «chaval» vaga por el oeste estadounidense por varias décadas y en 1878 llega a Fort Griffin (Texas). El autor pasa a llamarlo el «hombre». En un saloon del pueblo se encuentra con el Juez, quien no ha envejecido para nada y lo llama una decepción ya que en su corazón siente «clemencia por los paganos». Holden dice que el «hombre» llegó al saloon para «el baile»: el baile de violencia, guerra y derramamiento de sangre. El «hombre» niega estas ideas y le dice que el Juez no es nada y que incluso un oso entrenado puede bailar.
El «hombre» consigue una prostituta y después va a una letrina bajo otra lluvia de meteoros. Allí encuentra al Juez desnudo, quien lo «lo estrechó contra sus inmensas y terribles carnes». Esta es la última mención que se hace del «hombre». Posteriormente, dos hombres salen del saloon y se encuentra a un hombre orinando fuera de la letrina, quien les recomienda no entrar. Ellos lo ignoran, abren la puerta y ven con espanto lo que hay adentro. La novela termina con el Juez de vuelta en el saloon bailando con los borrachos y las prostitutas diciendo que él nunca morirá.
Meridiano de sangre es considerada por los críticos como una de las novelas estadounidenses más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. En una encuesta para críticos y escritores realizada por The New York Times, la novela ocupó el segundo lugar como la obra estadounidense de ficción más importante de los últimos 25 años. Asimismo, el crítico literario Harold Bloom mencionó a Meridiano de sangre como una de las mejores novelas del siglo XX. La revista Time la incluyó en su lista de las 100 mejores novelas en inglés desde 1923 hasta 2005.
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