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Metrónomo



El metrónomo (del griego μέτρον métron ‘medida’ y νόμοç nómos ‘ley, norma’)[1][2]​ es un aparato utilizado para indicar el tempo o pulso de las composiciones musicales. Produce regularmente una señal, visual o acústica, que permite a un músico mantener un pulso constante al ejecutar una obra musical.[cita requerida]

Una especie de metrónomo estuvo entre las invenciones del erudito andaluz Al-Andalus Abbás Ibn Firnás (810–887). En 1815, el inventor alemán Johann Maelzel patentó su metrónomo mecánico de cuerda como herramienta para músicos, bajo el título "Instrumento/Máquina para la mejora de todas las interpretaciones musicales, llamado metrónomo".[3]​ En el siglo XX se inventaron los metrónomos electrónicos y los metrónomos de software.

Los músicos practican con metrónomos para mejorar su sincronización, especialmente la capacidad de apegarse a un tempo regular. La práctica del metrónomo ayuda a internalizar un sentido claro de la sincronización y el tempo. Los compositores y los directores a menudo usan un metrónomo como referencia de tempo estándar, y pueden tocar, cantar o dirigir con el metrónomo. Los compositores utilizan el metrónomo para derivar tiempos por minuto si quieren indicar eso en una composición. Los directores usan un metrónomo para anotar su tempo preferido en cada sección.

Al interpretar la emoción y otras cualidades de la música, los intérpretes rara vez tocan exactamente en cada tiempo; A veces se puede usar rubato expresivo y flexible. Por lo general, cada latido de una interpretación musicalmente expresiva no se alinea exactamente con cada clic de un metrónomo.[4][5][6]​ Esto ha llevado a algunos músicos a criticar el uso de un metrónomo, porque el "tiempo del metrónomo" es diferente del "tiempo musical".[7]

Beethoven, tan meticuloso y exigente con sus obras, fue el primer compositor que empleó las indicaciones metronómicas. Sin embargo, otros compositores siguieron apostando por una interpretación musical más libre y expresiva, alejada de la precisión mecánica del metrónomo.

De acuerdo con el historiador medieval Lynn White, el inventor andalusí Abbas Ibn Firnas (810–887), hizo el primer intento de crear «una especie de metrónomo».[8]Galileo Galilei fue el primero que estudió y descubrió conceptos que conciernen al péndulo a finales del XVI y principio del XVII.

Partiendo del principio de que un hilo lastrado se balancea con movimientos aproximadamente isócronos (su duración no depende de la amplitud del movimiento), y después destacando que las oscilaciones dependen de la longitud del hilo (más corto = más rápido; más largo = más lento), en 1696, Étienne Loulié (ca.1637-1702) desarrolló el primer metrónomo graduado, de una altura de dos metros, y de batidas mudas.[9]​ Durante unos segundos, el vaivén de un peso atado a un hilo de una longitud definida va siempre a la misma velocidad. Para tomar el pulso con precisión en estos dispositivos visuales, hay que percatarse del momento exacto en que el hilo está en la vertical, y no en las amplitudes máximas a la izquierda y derecha, que por definición son variables, en constante disminución. Este péndulo mecánico y ajustable no producía ningún sonido y no incluía un mecanismo de escape con el que mantener el péndulo en movimiento.[10]

El cronómetro musical mecánico ahora familiar fue inventado por Dietrich Nikolaus Winkel en Ámsterdam en 1814. A través de prácticas cuestionables un compatriota suyo,[11]Johann Maelzel copió e incorporó las ideas de Winkel, añadiendo una escala, llamándolo metrónomo y comenzó a fabricarlo bajo su propio nombre en 1816: "Maelzel's Metronome." El texto original de la patente de Maelzel en Inglaterra (1815) puede ser descargado.[3]​ Inicialmente, los metrónomos consistían en un péndulo con una polea que se podía regular para marcar un tiempo más lento o más rápido según la velocidad requerida.

La creación de este dispositivo nació de la necesidad de contar con un instrumento que pudiera definir con precisión la velocidad de ejecución de una pieza musical. Antes de su invención, era habitual que los compositores usaran como velocidad de referencia el pulso medio humano, que en estado de reposo equivale aproximadamente a 60 pulsaciones por minuto. El primer compositor notable que estableció en sus composiciones indicaciones métricas fue en 1817 el alemán Ludwig van Beethoven,[12]​ en la época clasicista. Curiosamente el mismo Beethoven, ya en el Romanticismo, dijo que para la nueva música, más libre y llena de elementos que alteraban el tempo, el metrónomo era una abominación.

Para definir la velocidad a la cual debe ser ejecutada una pieza musical, se establece el tiempo de duración de una figura. Si quien escribe la composición desea que el tempo sea de una negra por segundo, escribirá en la parte superior de la partitura de la obra la indicación "negra = 60", indicando así el número de negras que deben sonar en un minuto. Esto servirá para ajustar el dispositivo a este valor.

La mayoría de los estudiantes de música, en la actualidad, usa un metrónomo para la práctica, con el fin de respetar un tempo estándar. Antiguamente, para establecer los tempos en una composición se usaban palabras en italiano como "allegro", "vivace", "andante" o "presto", pero esta práctica se ha abandonado en favor de valores más precisos para el tempo de ejecución.

La siguiente tabla establece los diferentes ajustes aproximados del metrónomo según las indicaciones del tempo en idioma italiano.



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