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Miguel Briante



Miguel Ángel Briante (General Belgrano, 19 de mayo de 1944- ibidem, 25 de enero de 1995) fue un escritor, periodista y guionista argentino.[1][2]

Nació el 19 de mayo de 1944 en la ciudad de General Belgrano, provincia de Buenos Aires.

En 1953 se traslada a la capital, y en 1961, con 17 años, gana la segunda edición del Concurso de Cuentistas Americanos organizado por la revista El escarabajo de oro con el relato Kincón, el cual reescribiría como novela años después. El jurado estaba integrado por Beatriz Guido, Dalmiro Sáenz, Humberto Costantini y Augusto Roa Bastos. En 1964 publicó su primer libro de cuentos, Las hamacas voladoras, y cuatro años después Hombre en la orilla, convirtiendo a Briante en la más nueva joven promesa de la literatura argentina de la época, con apenas 24 años.

Poco después, comenzó a desempeñarse como periodista. Entre 1967 y 1975 colaboró en los diarios y revistas Confirmado, Primera Plana, Panorama, La Opinión y Crisis. En 1971 fue coguionista de la película Por los senderos del Libertador, que Jorge Cedrón realizara por encargo del dictador Alejandro Agustín Lanusse.[3][4]​En 1975 publicó Kincón, su única novela, basada en su relato.

Durante los años de la última dictadura militar (1976 - 1983) guardó un silencio editorial, que rompería recién con el retorno a la democracia, con la aparición de un tercer volumen de cuentos, Ley de juego.

Desde entonces continuó dedicándose al periodismo: en 1981 fundó la revista El Porteño junto a Gabriel Levinas y fue su Jefe de redacción. Asimismo, fue crítico y editor de la sección de artes plásticas del diario Página/12 desde 1987 hasta su muerte. También se desempeñó durante algunos años en el Centro Cultural Recoleta, primero como asesor (1989-90), y luego como director (1990-93). En 1993 fue curador fundador de la 1ª Bienal Internacional de Curitiba,[5]Paraná - Brasil.

En 1993 se reeditó Kincón en una versión corregida, por insistencia de Juan Martini. Fue la última publicación de Briante, ya que falleció dos años después, el 25 de enero de 1995, al caerse de una escalera mientras arreglaba el techo de su casa en su ciudad natal, que utilizaba como residencia de verano. Sus restos fueron sepultados en el cementerio de la localidad, donde permanecen hasta la fecha.[6][7]​ De forma póstuma se publicaron Desde este mundo (2004) y Entrevistas (2019), antologías que recogen parte de su obra periodística.[8][9]

Bajo el influjo de un realismo amplio, que no se ajustaba a consignas ni a restricciones, Briante conquistaba con su estilo, inconfundible desde los títulos, un lugar solitario y muy disputado. Los cuentos, los rumores, las ausencias que pueblan esa lejanía de intemperie presente en las narraciones, son a su vez los motivos centrales de una realidad y una juventud que prueban ser, gracias a las palabras justas, tan irresistibles como legendarias.

Anécdotas que escapan del habitual escenario urbano, personajes presentados por el habla antes que por la descripción y un sentido del ritmo natural son algunas de las características que Briante aporta y con las que consigue renovar el arte de la narración

Tanto en las narraciones de mayor extensión como en las escenas breves que no pierden un ápice de intriga narrativa y amplitud ficcional, Miguel Briante demuestra ser uno de los valores más nítidos de la literatura argentina.



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