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Miguel Jerónimo Zendejas



Miguel Jerónimo Zendejas (1724, ciudad de Puebla - 20 de marzo de 1815, ibídem). Pintor novohispano cuya obra fecunda, principalmente religiosa, esta presente en numerosos templos de Puebla y otras poblaciones.[1]

Según sus datos más probables, nació en la ciudad de Puebla en el año de 1724, sabiéndose que su padre fue Lorenzo Zendejas pero ignorándose el nombre de su madre. Gracias a la amistad con los padres jesuitas, su padre don Lorenzo pudo ir a Roma acompañado del padre Oviedo, quien lo presentó con el Santo Padre. Ya en Puebla, don Lorenzo estableció una tienda de estampas grandes, en donde el joven Miguel empezaría a trabajar. Entró entonces a estudiar pintura con Pablo Talavera, renombrado pintor de la época, serviría luego como oficial mayor para otros pintores, hasta que puso su propio taller. Establecido este llegó a tener a discípulos de la talla de José Manzo y de Julián Ordóñez.[2]

Uno de sus biógrafos, Jorge Hammmeken y Mejía en su libro Hombres Ilustres Mejicanos se atrevió a calificarlo como el artista más notable de México.[3]​ Dice Hammeken en su biografía que Zendejas nunca se acostumbró a trazar bocetos ya que su plan lo fijaba «en la riquísima tela de su fantasía». Pérez Salazar dice de él que escogía la tela, la enrollaba cuidadosamente en una varilla y conforme la iba bajando se apresuraba a pintar de arriba para abajo y, sin tener en cuenta la altura de la tela, terminaba su composición precisamente al acabar esta. Esta manera de pintar tan original y excéntrica, de ser cierta, explica por qué muchos de sus cuadros, de sí llenos de ingenio, hayan resultado «tan imperfectos».[3]​ Esto dio como resultado que sus pinturas fueran defectuosas en cuanto a su perspectiva y anatomía, pero aun así reflejen una facilidad de ejecución por lo fecundo de esta. Otras características suyas son la ausencia del gris y el no corregir pinceladas, además de firmar, a petición, obras ajenas para aprovechar su prestigio. Destaca el claroscuro de su pincel que refleja todas las tonalidades de la luz.[2]

Existen en la parroquia de Acatzingo tantas obras suyas, 34 en total, que se llegó a pensar que el pintor había nacido ahí.[2]​ Sin embargo una gran parte de su obra está en la ciudad de Puebla y otras poblaciones, como la famosa La Oración del Huerto colocada originalmente en el altar mayor del Sagrario de la Catedral de Puebla, pero que actualmente se halla en la capilla de San Pedro de la misma.[4]​ Hammeken destacó el Cristo en este lienzo diciendo que es lo más correcto que trazara el pintor y que parece realmente que «irradiara luces sobrenaturales».[3]​ El pintor Julián Ordóñez realizó un retablo de mampostería para dar marco a esta obra.[1]

Otras de la pinturas merecedoras de las alabanzas de sus biógrafos son el San Juan Nepomuceno que se halla en el altar lateral del Coro, del lado de la epístola, de la catedral poblana; un San Miguel y un Ángel Custodio en el altar del Perdón de la propia Catedral. El Templo de la Concordia tiene las pinturas murales de La Vida de San Felipe Neri que se ostentan en el crucero y otra sobre el mismo tema en una de las capillas. Con la muerte de Zendejas, murió la mal llamada escuela mexicana.[3]

Márquez Montiel, Joaquín (1952). Hombres Celebres de Puebla. Jus. ISBN no |isbn= incorrecto (ayuda). 



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