La milanesa a la napolitana es un plato típico de la gastronomía de Argentina y de Uruguay que tiene su origen en la influencia de la inmigración italiana. Consiste en una milanesa, habitualmente de carne vacuna, llevada al horno para ser recubierta como una pizza, con salsa de tomate y queso mozzarella, añadiendo diversos ingredientes (como jamón, rodajas de tomate, o cebolla). Habitualmente se sirve con una guarnición de papas fritas.
Contra lo esperado, el nombre de plato no procede de la ciudad de Nápoles, en Italia, sino de su origen en el restaurante Nápoli de la ciudad de Buenos Aires, donde se elaboró y sirvió por primera vez a finales de la década de los 40, con el nombre de «milanesa a la Nápoli».
El restaurante Nápoli era propiedad de Jorge La Grotta y se encontraba en Buenos Aires, sobre la calle Bouchard, entre la Avenida Corrientes y la calle Lavalle, frente al popular estadio de boxeo Luna Park. los descendientes de La Grotta han testimoniado que el origen del plato fue la consecuencia de una combinación de las costumbres culinarias del sur de Italia, como la pizza, con las costumbres del norte, como la cottoleta a la milanese.
En la gastronomía argentina existe la leyenda, poco probable,
de que el origen de este plato se debió a un error del cocinero, quien quemó la milanesa y no quedaba otra en el local. Para no desairar al cliente, La Grotta le ordenó a su asistente quitar el pan rallado quemado y cubrir la milanesa con salsa de tomate, jamón y queso, para gratinarla luego con un golpe de horno. La leyenda concluye diciendo que al cliente le gustó tanto la nueva versión que, a partir de ese momento, El Nápoli la incluyó en la carta como especialidad de la casa.
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