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Miliaria



La miliaria es una dermatitis vesiculosa o pustulosa secundaria a la retención intraepidérmica de la secreción glandular ecrina.

Se cree que la miliaria se debe a la acumulación de sudor en los conductos ecrinos obstruidos que acaba produciendo la disrupción del conducto glandular (favorecida por la inmadurez de la glándula del neonato) y la acumulación intraepidérmica de la secreción. Los recién nacidos tienen una dotación completa de glándulas ecrinas que se distribuyen con mayor densidad que tras el crecimiento. Es probable que el calentamiento exagerado, por el exceso de ropa o por la fototerapia, contribuya a la patogenia del cuadro.[1][2]

Se distinguen cuatro variantes según el nivel al que se obstruya el conducto excretor de la glándula ecrina:

Los síntomas clásicos son ardor y prurito. En casos graves puede haber fiebre, postración por calor e incluso muerte. Las lesiones se caracterizan por vesículas, pápulas, vesiculopápulas o pústulas pequeñas superficiales enrojecidas, de pared delgada, discretas pero muy juntas. Es más frecuente en áreas cubiertas de la piel.[3]

El diagnóstico de la miliaria es fácil en las formas más comunes, miliaria cristalina y rubra, mientras que la miliaria pustulosa plantea un amplio diagnóstico diferencial que incluye diversos procesos infecciosos, así como otras pustulosis neonatales. La tinción con el método de Wright de la extensión del contenido de las vesículas muestra ausencia o escasas células en la miliaria cristalina, linfocitos en la miliaria rubra, y linfocitos y polimorfonucleares en la miliaria pustulosa. El cultivo microbiológico del frotis es negativo.[4]

Retirar el exceso de ropa y control adecuado de la temperatura y de la humedad ambientales. La aplicación de emolientes oclusivos puede exacerbar la erupción.



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