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Miopía



La miopía es un defecto de refracción del ojo en el cual los rayos de luz paralelos convergen en un punto focal situado delante de la retina, en lugar de converger en la misma retina; es el defecto inverso a la hipermetropía, en la que los rayos de luz llegan a la retina antes de converger.[1][2][3]

Puede definirse también como un exceso de potencia de refracción de los medios transparentes del ojo con respecto a su longitud, por lo que los rayos luminosos procedentes de objetos situados a cierta distancia del ojo convergen hacia un punto anterior a la retina.

Una persona con miopía tiene dificultades para enfocar bien los objetos, lo que provoca déficit de agudeza visual y puede conducir también a dolores de cabeza, estrabismo, incomodidad visual e irritación del ojo.

La miopía es un defecto de refracción o ametropía. Es el problema visual más común del mundo. En países con alta incidencia de miopía, como los Estados Unidos, aproximadamente el 25 % de la población tiene miopía.[4]

La magnitud de la miopía se mide en dioptrías negativas.

La miopía se corrige con lentes divergentes, ya sean gafas o lentes de contacto. En algunos casos puede utilizarse la cirugía. Esta puede disminuir o aumentar según la edad y el nivel de estrés de la persona. Si se continúa un tratamiento la magnitud puede disminuir hasta 2 dioptrías.[cita requerida]

Aunque son posibles diferentes clasificaciones, lo más usual es dividirla en dos grupos:[5]

Hasta ahora, la hipótesis más aceptada era que la miopía es hereditaria. La propensión a la miopía de hijos de padres miopes es alta. El eje anterior/posterior del ojo miope es más largo que en los ojos no miopes, lo cual, provoca que la imagen se enfoque antes de llegar a la retina y cuando llega a ella ya está desenfocada. Aunque la genética tiene su importancia, últimamente se le da también importancia a los factores ambientales y hábitos de trabajo en cerca. Una revisión exhaustiva de la causa de la miopía, publicada en junio de 2021 concluye que el trabajo de cerca y las lentes correctoras causan la miopía y su progresión aunque factores genéticos pueden ser la causa de la miopía inicial de baja graduación.[7]

Los hábitos de trabajo en cerca o factores ambientales tienen cada vez un papel más importante en la subida de la miopía. En nuestra sociedad tecnológica es cada vez mayor el número de niños, adolescentes y adultos que incrementan el tiempo de trabajo de cerca ante teléfonos móviles, computadoras, pantallas de TV, tabletas digitales y otros instrumentos, así como el adoptar posturas indebidas cuando se realiza dicho trabajo. Por lo tanto, es posible prevenir la aparición de la miopía relacionada con malos hábitos de trabajo de cerca y mantener una visión sana para evitar un crecimiento axial anormal de nuestros ojos a consecuencia de un excesivo esfuerzo al enfocar de cerca, aunque es preciso recordar que en el siglo XXI mucha gente, quizá más de la mitad de la población mundial, morirá sin haber sido atendida jamás por un oftalmólogo o un optometrista. En modelos animales se ha demostrado que el ojo compensa el desenfoque causado por una lente negativa alargándose.[8][9]​ El mecanismo fisiológico responsable de esta elongación del ojo es desconocido, pero el mecanismo está demostrado y descrito con precisión matemática en humanos.[10][11][12]

Una susceptibilidad genética sumada a factores ambientales ha sido postulada como explicación a los diversos grados de miopía en diferentes poblaciones. Medina demostró que la miopía es un proceso realimentado en donde factores genéticos y ambientales pueden coexistir.[7]

Las personas que presentan una miopía elevada están más predispuestas que la población general a diferentes enfermedades oculares, entre las que se pueden citar:

Por ello se aconseja que aquellas personas que presenten una miopía con graduación superior a 6 dioptrías, sean sometidas a revisiones periódicas que deberían incluir no solo la agudeza visual, sino la medida de la presión intraocular y una valoración con oftalmoscopio.[13]

Para que los miopes puedan enfocar los objetos lejanos sobre la retina, se debe interponer entre ésta y el objeto una lente divergente o negativa, ya sea en la forma de gafas, lente de contacto (lentillas) o lente intraocular.

Otra posibilidad es alterar el valor dióptrico de la córnea reduciendo su espesor mediante cirugía con láser. Se pueden aplicar varias técnicas, como la PKR, LASIK, LASEK, EPILASIK o RELEX-SMILE. Cuando no es posible la cirugía láser para corregir el defecto y el paciente no desea utilizar gafas ni lentillas, puede realizarse una intervención mediante la cual se coloca una lente intraocular.

Desde hace más de 30 años se utilizan lentes de contacto nocturnas que moldean la córnea y modifican su poder dióptrico por la presión que ejercen. Estas lentes se quitan al despertarse por la mañana y el paciente puede ver perfectamente durante todo el día sin necesidad de gafas ni lentes de contacto. El tratamiento se conoce como ortoqueratología. Se ha posicionado como una de los tratamientos más efectivos para controlar la subida de miopía en niños y adolescentes, ya que numerosos estudios[14][15][16][17]​muestran que ralentiza la subida de miopía hasta en un 43%. El efecto de la ortoqueratología (orto-k) es reversible si el paciente deja de usar las lentillas por la noche. En adultos se ha mostrado como una alternativa real a la cirugía refractiva.

Cuando hay una gran diferencia de refracción entre un ojo y otro (anisometría), el ojo de mayor graduación corre el peligro de no desarrollar por completo su potencial. El uso de la corrección adecuada puede mejorar la visión del ojo afectado si se realiza durante la infancia, antes de que termine el desarrollo visual.

En toda persona, incluso hipermétrope o emétrope, el ojo crece acompañando el ritmo de crecimiento corporal hasta una determinada edad. En los ojos miopes el eje anterior también aumenta con el crecimiento y por lo tanto aumenta la magnitud de la miopía. Además el trabajo prolongado en visión de cerca se ha revelado como un factor importante en la subida de la miopía (no solo en niños), también el desenfoque hipermetrópico periférico estimula el crecimiento axial del ojo y, por lo tanto, una subida de miopía. Es necesario recordar que la función tanto de gafas como de lentes de contacto es conseguir una visión correcta mientras se usan, aunque no tienen ningún efecto en la ralentización de la miopía.

En la actualidad se están adaptando para el control de la miopía lentes de contacto blandas con desenfoque periférico, aunque su implantación es muy reciente y aún no se tienen resultados concluyentes

En los últimos años la miopía se ha convertido en una epidemia en países orientales con más de un 80% de niños y adolescentes miopes. Para evitarlo, los profesionales de la visión recomiendan a los niños y adolescentes unas normas de higiene visual en el trabajo de cerca, en cuanto a mantener una adecuada distancia de lectura, buena iluminación y postura, así como realizar descansos cada cierto tiempo de lectura y practicar deportes al aire libre bajo la luz natural del día.



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