La mitra, palabra proveniente del latín: mitra y esta del griego: μίτρα, "banda" o "turbante" es el tocado con el que cubren su cabeza durante los oficios litúrgicos aquellas personas con dignidad episcopal. Los ordinarios como abades y abadesas mitradas también la usan a pesar de no tener la consagración episcopal o ser mujeres. Los que poseen tal privilegio se denominan mitrados en referencia, justamente, a que están facultados para lucir la mitra. Actualmente se fabrican con cartón forrado de tela (galón, trevira, lino) o también con una hoja de mica (plástico). Del borde posterior cuelgan dos cintas anchas llamadas ínfulas.
Por extensión, se denomina también mitra al cargo desempeñado por el arzobispo u obispo, al territorio de su jurisdicción, y al conjunto de las rentas que este genera.
El verbo mitrar significa obtener un obispado y mitral se aplica a lo que posee forma de mitra.
En el judaísmo de la Antigüedad, los miembros del Sanedrín utilizaban vestiduras sagradas que se describen en el Libro del Éxodo. Del ornamento para la cabeza conocido como mitznefet se deriva la mitra adoptada por el cristianismo. No obstante, también algunos sacerdotes griegos y romanos usaban algún tipo de diadema, corona o banda en torno a su cabeza.
Hacia el siglo V se conocía en la Iglesia oriental un bonete semiovoide que llevaban los obispos en las funciones y es posible que en la occidental hubiese algún otro para abrigar la cabeza y sin carácter litúrgico. Pero estas prendas carecían de la uniformidad y significación que tiene la verdadera mitra episcopal según aparece en algunas miniaturas.
La primera representación figurada que se conoce de la mitra se halla en unos códices del siglo XI y el primer documento oficial que habla de ella es una bula del papa León IX, fechada en 1049. Sin embargo, las mitras más antiguas que se conservan son posteriores al siglo XIII.
Se deduce de algunos códices que la mitra debió empezar a utilizarse hacia mediados del siglo X pero solo por privilegio o concesión pontificia que se iba repitiendo en casos particulares y hubo de transcurrir casi un par de siglos para que fuese común y ordinario dicho uso. La primera concesión que obtuvo algún abad para usar la mitra data del año 1000 d. C. y aunque fue una concesión puramente personal fue seguida de otras muchas que dieron por resultado el privilegio estable de poder usar dicha prenda en ciertos monasterios (abades mitrados).
Las antiguas representaciones gráficas de mitras y los ejemplares auténticos que se conservan de esta prenda desde el siglo XIII nos dan a conocer las sucesivas evoluciones de la misma que se produjeron de la siguiente forma:
En el ámbito católico la mitra es uno de los ornamentos propios del orden episcopal, y por tanto es usada en la mayoría de las celebraciones litúrgicas por los eclesiásticos investidos de tal orden. Excepcionalmente la tienen concedida aquellos eclesiásticos que, no siendo obispos, tienen derecho al uso de pontificales: cardenales no obispos, abades mitrados, dignidades capitulares, etcétera.
La evolución litúrgica dio lugar a la diferenciación de tres tipos de mitra: preciosa, dorada y simple. En muchos casos se usaban dos de ellas, alternándose según el momento litúrgico.
Tras la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II solo se diferencian dos tipos de mitra, la preciosa y la simple, habiendo quedado la dorada asimilada a la preciosa. No se contempla el uso simultáneo de dos mitras en la misma celebración.
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