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Miyó Vestrini



Premio Nacional de Periodismo (1967)

Marie-José Fauvelle Ripert, más conocida como Miyó Vestrini (Nimes, Francia; 27 de abril de 1938-Caracas, Venezuela; 29 de noviembre de 1991), fue una poeta, periodista y guionista venezolana.[1][2]

Emigró a Venezuela siendo una niña de la mano de su madre, su hermana mayor y el segundo esposo de su madre un escultor italiano de apellido Vestrini, su segunda infancia transcurrió en los Andes venezolanos.[3]​ Desde temprana edad se dedicó al periodismo cultural, formó parte de los grupos El Techo de la Ballena, Sardio, La República del Este en Caracas y Apocalipsis en Maracaibo.

Fue agregada de prensa en la embajada de Venezuela en Italia, y jefa de prensa de la Cancillería de Venezuela.[4]​ Condujo un programa de radio con temática literaria bajo el nombre de Al pie de la letra. En Venezuela dirigió el sector de arte del diario El Nacional, y la revista Criticarte. Como columnista, formó parte de El Diario de Caracas, La República y El Universal. Se desempeñó también como guionista de televisión.[4]​ En su obra se manifiesta una constante lucha entre sus raíces francesas y el entorno latinoamericano.[5]

Se destacaba como entrevistadora y por ello realizó una memorable entrevista a Salvador Garmendia, quien además era su amigo personal.[6]

Su poesía es intensa y explosiva. Sus trabajos en prosa se destacan por ser densos y desenvolverse en varios planos de conflicto. Su poesía y su prosa muestran un mismo carácter agreste, y una forma audaz de expresarse. Utiliza el lenguaje irónico, directo, que expresa a veces un alto contenido de cinismo. Sobre ella Enrique Hernández D'Jesús expresó: «Miyó fue una mujer suicida y eso tiene que ver con su poesía, porque es una poesía muy desgarrada, llena de ese mundo de protesta, reclamo [...]».[7]

Abordó diversas temáticas en sus obras. Representa la voz urbana de una mujer inmersa en la modernidad, en sus posibilidades y limitaciones. Su poesía construye un vínculo entre la memoria y la verdad de lo cotidiano. En sus versos la tensión es perceptible, la muerte se presenta como una posibilidad real y salvadora, e incluso anhelada.[8]

Atormentada por sus propias inquietudes y ansiedades, decidió suicidarse el 29 de noviembre de 1991. Ingirió una alta cantidad de Rivotril (ansiolítico y anticonvulsivo), lo que desencadenó una sobredosis que le quitó la vida.[9]

En la biografía de Miyó Vestrini se describió su muerte de la siguiente manera: "El cuerpo vestido y calzado reposaba en la bañera, el agua la rebosaba, flotando hallaron una estampa de San Judas Tadeo, en el tocadiscos un LP de Rocío Dúrcal. Fuera, encima de la mesa, estaban dos notas, una para su hijo Ernesto, y otra que decía: Señor, ahora ya no molestare más. Los dejaré ser felices".[9]



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