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Moloch



Moloch (fenicio 𐤌𐤋𐤊‎, hebreo: מֹלֶךְ‎ mōlek, griego Μολόχ, también transcripto como Moloc, Molech o Milcom) es el nombre dado por la Biblia a una supuesta divinidad cananea, asociada con los sacrificios de niños por medio del fuego.

Según la tradición rabínica, Moloch era una estatua de bronce con fuego en su interior, dentro del cual se arrojaba a las víctimas. Modernamente, esta descripción ha sido relacionada con los relatos de autores clásicos acerca de sacrificios de niños realizados en Cartago como parte del culto de Baal Hammón.[1]

En 1935, el investigador Otto Eissfeldt sostuvo que mlk no era un teónimo, sino la denominación de una clase de sacrificios llamados *lĕmōlek.

Moloch es usado de manera figurada, desde la obra de Milton donde designa a un demonio, como cualquier persona o entidad que requiera la entrega de lo más preciado a cambio de alguna recompensa y también, simplemente, como un sistema que devora a quienes lo veneran.

El nombre es un disfemismo del epíteto aplicado a varios dioses: mlk, ‘rey’, que puede datarse en la época del Segundo Templo. Numerosos dioses cananeos eran designados con este epíteto, y por ello asociados luego con Moloch, Malkam o Milcom (מַלְכָּם‎), dios de los amonitas, y Melkart dios de Tiro.

Tradicionalmente se ha interpretado Moloch como el nombre de un dios, probablemente denominado «el rey», pero pronunciado a propósito como molek en vez de melek, utilizando las vocales de la palabra hebrea bosheth (‘ignominia’). Tras el descubrimiento de Cartago en 1935, Eissfeldt realizó un estudio donde determinó que Moloch no era un dios, sino un verbo, es decir, el rito, quedando fuera la idea de que Molok fuera un dios perteneciente a la cultura fenicia, ya que ni en las estelas de dicha población ni en los fenicios de Occidente (púnicos) se encuentra Molok como dios.

Sin embargo, en otros pasajes, el dios de los amonitas es llamado Milcom, no Moloch (I Reyes 11:33, y Sofonías 1:5). La Septuaginta lo llama Milcom en I Reyes 11:7 en vez de Moloch, aunque esto sugiere un posible error en la transcripción del hebreo. Como consecuencia, muchas traducciones inglesas lo denominan Milcom.

Por otra parte, se le suele confundir con Baal, en semítico cananeo 𐤁‏𐤏‏𐤋‏‏ [baʕal], «amo» o «señor»; en hebreo, בָּעַל‎ [Báʿal]; en árabe, بعل‎ [Ba,al]) que es una antigua divinidad de varios pueblos situados en Asia Menor y su área influencia: babilonios, caldeos, cartagineses, fenicios (asociado a Melkart), filisteos, israelitas y sidonios. Era el dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad.

Generalmente, Moloch es representado como una figura humana con cabeza de carnero o becerro, sentado en un trono y con una corona u otro distintivo de realeza, como un báculo.

Según la historiografía clásica y de siglo XIX, los sacrificios preferidos por Moloch eran los niños (véase rito molk), especialmente los bebés, por ser los seres más impregnados de materia. Historiadores de la Antigüedad como Plutarco, Diodoro Sículo, Simónides de Cea, Teodoro o Clitarco de Alejandría relatan de manera casi propagandística grotescas imágenes para denigrar a sus enemigos acusándolos de tales abominaciones, debido a que Cartago era la principal potencia que rivalizaba con Roma, siendo tradicionales enemigos. Al igual, los fenicios eran los principales rivales comerciales de los griegos. Esto se acentuará en el siglo XIX de nuestro tiempo con un creciente antisemitismo que aprovechará la que por entonces se tenía por ''historiografía impecable'', es decir, la historiografía clásica para un aprovechamiento contra las poblaciones semitas.

En base a la mencionada historiografía, en los templos en los que se rendía culto a Moloch, se encontraba una enorme estatua de bronce del dios. Dicha estatua estaba hueca y la figura de Moloch tenía la boca abierta y los brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto. Dentro de la estatua, se encendía un fuego que se alimentaba continuamente durante el holocausto. En ocasiones, los brazos estaban articulados, de manera que los niños que servían de sacrificio se depositaban en las manos de la estatua, que por medio de unas cadenas se levantaban hasta la boca, introduciendo a la víctima dentro del vientre incandescente del dios, análogo a la historia grecorromana de Cronos/Saturno cuando se tragaba a sus hijos (que posteriormente serían conocidos como los dioses olímpicos).

Plutarco relata (De Superstitiones, 171):

Antes de que la estatua fuese llenada, se inundaba la zona con un fuerte ruido de flautas y tambores, de modo que los gritos y lamentos no alcanzaban los oídos de la multitud.

Diodoro Sículo (Diodorus Siculus) (20.14) escribió:

Había en la ciudad una imagen de bronce de Cronos con las manos extendidas, las palmas hacia arriba y cada niño que era colocado en ellas era subido y caía por la boca abierta dentro del fuego.

Teodoro también relata que los familiares tenían prohibido llorar, y que cuando Agatocles derrotó a Cartago, los nobles cartagineses creyeron que habían disgustado a Moloch, así que sustituyeron a los niños recién nacidos por sus propios hijos para el sacrificio. Intentaron compensar al dios realizando el holocausto con 200 niños de las mejores familias ininterrumpidamente, llegando a sacrificar 300 en total. La gigantesca estatua de bronce estaba al rojo, y las tropas que sitiaban la ciudad asistían al espectáculo desde las murallas exteriores que ya habían conquistado.

También lo relata Clitarco en un comentario sobre la República de Platón:

Al ver venir al Sumo Sacerdote de Moloch vestido de túnica púrpura, color de pureza, le pregunté cuál es el origen del culto. Me contestó que en los tiempos primordiales hubo una gran catástrofe y hoy en día, si no fuera por los sacrificios para fertilizar la tierra, serían piedras lo que se encontrase en ella. Entonces, en medio de una plataforma había una estatua de Cronos, con las manos extendidas sobre un brasero de bronce, las llamas que engullen a los niños. Cuando las llamas alcanzan el cuerpo, sus miembros se contraen y la boca abierta casi parece reír, hasta que el cuerpo contraído se desliza resbalando al fondo del brasero. Así es que esta mueca se conoce como risa sardónica, puesto que ríen al morir.

Todas las citas posteriores son extraídas de la Biblia Reina Valera de 1960.

Levítico 18.21:

''Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.''

Vemos que se habla de ''ofrecerlo por fuego a Moloc'' . Ofrecer por fuego o pasar por él es sinónimo de purificación en el Mundo Antiguo. Ejemplo de ello son la purificación de Epiménides en el Crimen de los Alcmeónidas atenienses, el fuego de Vesta en Roma, o las Hogueras de San Juan a día de hoy. Es pues que existía un culto en los pueblos cercanos a los hebreos consagrado a Moloch.

Levítico 20, 2-55:

''Dirás asimismo a los hijos de Israel: Cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará.''

En este pasaje no habla de ''ofrecer al fuego'', sino simplemente de ''ofrecer''. Esto es simbólico, el ofrecimiento a un dios en el Mundo Antiguo se refiere al inicio en un culto de manos de sacerdotes. Ofrecer tus hijos significa iniciarlos en ese culto con sacerdotes.

Deuteronomio 12.31:

''No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses.''

La parte final de la frase, '';pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses.'' es una adición posterior probablemente debida a la falta de entendimiento del pasaje. Esto significa que el culto a Moloch era un culto ciertamente normal entre otros pueblos no hebreos, pues este pueblo semita lo tenía prohibido por la crueldad del acto.

Moloch aparece en el Primer Libro de los Reyes 11.7:

''Entonces Salomón hizo construir un gran edificio para Quemos, la abominación de Moab, en la montaña que hay frente a Jerusalén, y Milkom, la abominación de los hijos de Ammon.''

2 Reyes 16.3:

''Antes anduvo en el camino de los reyes de Israel (Rey Acaz), y aun hizo pasar por fuego a su hijo, según las prácticas abominables de las naciones que Jehová echó de delante de los hijos de Israel.''

Cuando un rey se inicia o cambia de religión, o en este caso, inicia a su hijo, quiere decir que hay una gran parte de la población que sigue ese culto y por ende es de un buen uso político. Ejemplo similares podemos ver con el Edicto de Milán del 313 a.C, donde se promulga la tolerancia de culto en Roma con Constantino, o el Edicto de Tesalónica del 380 a.C con Teodosio, donde se convierte el cristianismo en la religión oficial del estado romano.

2 Reyes 23.10 (Reforma de Josías):

''Asimismo profanó (desacralizó) a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc.''

Aparece por primera vez la palabra ''Tofet'' que después será atribuida erróneamente a los fenicios.

Jeremías 7, 31-32:

''Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.''

''Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar.''

Los lugares altos son lugares sagrados en las religiones semíticas, véase donde recibe Moisés la Tabla de los Diez Mandamientos o donde Abraham pretendía sacrificar a su hijo. Habla de nuevo de ''fuego'' ahora asociado a este lugar, Tofet. Cabe mencionar que el Tofet se ha encontrado cerca de Jerusalén; no hay restos de sacrificios en él. Podemos ver que existe un castigo profético en el segundo versículo. Indica de nuevo que el culto se seguía realizando.

Jeremías 19, 5-6:

''Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento.''

''Por tanto, he aquí vienen días, dice Jehová, que este lugar no se llamará más Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza.''

Por primera vez se menciona realmente una deidad fenicia, ''Baal''. Es aquí cuando se produce la asociación Moloch-Baal, pues en estos momentos, siglo X a.C aproximadamente, las potencias fenicias se estaban expandiendo. Ejemplo de ello es cuando Jezabel, hija de Itobaal I de Tiro casa con Acab, hijo del rey israelita Omri, potenciando el culto a Baal en Israel. Es pues que este último pasaje confiere una condena a la nueva deidad popular, Baal, como antes hizo con Moloch.

Tradicionalmente se ha dicho que el culto a Moloch se extendió junto con la influencia de los fenicios en el Mediterráneo, llegando incluso a las costas de los etruscos y la península itálica. Cartago lo tenía como dios supremo y protector de la ciudad.[2]​ Sin embargo, todo esto no es demostrable ya que las divinidades máximas de Cartago eran Tanit y Baal Hammon. En ninguna estela se ha descubierto una dedicatoria a Moloch, sino que encontramos Molk como ritual, no como dios. Incluso puede que sea la figura del «becerro de oro» de la que se habla en la Biblia cuando Moisés baja con las Tablas de La Ley, lo que haría hincapié en la idea de que es una deidad propia del pueblo hebreo, no extranjera.

Diversos textos latinos, con cierta intención propagandística, se refieren a él como Cronos o Saturno (Cleitarchus, Diodorus Siculus y Plutarco mencionan ofrendas de niños en llamas a Cronos o Saturno, que es la representación de Baal). Estas ofrendas de niños son inciertas y se creen que dicho sacrificio no existe en realidad, sino que son necrópolis de niños menores de 2 años.[cita requerida]

La religión hebrea entró en conflicto con el culto de los moloquitas, si bien fue la expansión del Imperio romano la que propició la caída del culto a Moloch (a pesar de que generalmente incluían en sus panteones los dioses de las culturas conquistadas o asimiladas), aunque algunas corrientes ven la pervivencia de algunos rasgos en los ritos mitraicos.[cita requerida]

Como muchas otras deidades que aparecen en la Biblia, Moloch encontró un lugar en la demonología medieval europea. En ella aparecía como un demonio que encontraba placer en provocar el llanto de las madres a las que robaba sus hijos. Según las tradiciones demonológicas, su fuerza era especialmente poderosa en diciembre.[cita requerida]

Apariciones en la Biblia, según transcribe la Biblia Reina Valera:

Aparece en el poema épico "Paraíso perdido" de John Milton y en la novela de Jeff Lindsay "Dexter en la Oscuridad", así como el "El Abismo de Maracot" de Arthur Conan Doyle , en "El Aullido" (Howl y otros poemas) de Allen Ginsberg, en el ensayo "Los demonios de Loudun" de Aldous Huxley y su nombre lo toma como suyo el personaje antagónico de la novela "El Símbolo Perdido" de Dan Brown. También aparece en el poema "los motivos del lobo" del poeta nicaragüense Rubén Darío. Es figura destacada en la novela cartaginesa "Salambó" de Gustave Flaubert. Se hace una breve mención, con el nombre de Baal, en la novela de Anne Rice "La reina de los condenados". Aparece también en una breve descripción de lo que significa el estado burgués retratado por Herman Hesse en "El lobo estepario". Moloch hace una aparición en la serie de novelas gráficas de Mike Mignola Hellboy, en la historia corta llamada “En la Capilla de Molloch", al ser resucitado por un pintor obsesionado con Francisco de Goya al sur de Portugal. El nombre de Moloch también aparece en la conjuracion de los siete genios del Sabio Salomón, muy utilizada por los gnósticos modernos. En El Anticristo del filósofo alemán Friederich Nietzsche se hace una referencia a Moloch en los aforismos iniciales. También el poeta Bertolt Brecht menciona a Baal en su poema Coral del Gran Baal perteneciente al libro Hauspostille de 1927.

Aparece en la película de Fritz Lang denominada Metrópolis (1927) como un monstruo capaz de devorar a los hombres (trabajadores) encargados de las máquinas de producción. En Cabiria (1914), de Giovanni Pastrone, aparece de forma más similar con el aspecto tradicional del dios y sus sacrificios. En la película del mismo nombre del director de cine ruso Aleksandr Sokúrov, donde el espíritu de Moloch es encarnado por un Hitler megalómano e infantil, aislado de la realidad en su "Nido del Águila". En la película "Howl" del año 2010, sobre el poema homónimo de Allen Ginsberg, Moloch aparece como una figura esencial en la trama. En la novela gráfica Watchmen uno de los personajes tiene el nombre de Moloch.

En la película El Rito, Baal es el demonio que posesiona al padre Lucas.

En la serie "Sleepy Hollow" (2013), Moloch es quien despierta al Jinete Sin Cabeza, llamando así al resto de los Jinetes del apocalipsis.

En la película Cementerio General 2 (Juego siniestro) (2015)

En la serie "Supernatural" hay un capítulo, el 18 de la temporada 12 (2017), que se centra en este dios.



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