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Montaña de Tindaya



Tindaya es una montaña situada junto a la localidad homónima en el municipio de La Oliva, en la isla de Fuerteventura (Canarias, África occidental). Dista 6 km del océano Atlántico, en el Llano de Esquinzo a 150 m hasta una cota cercana a los 400,5 m. La montaña de Tindaya es considerada el monumento natural más emblemático de la isla de Fuerteventura.

La montaña de Tindaya es el resultado de un proceso de intrusión de materiales antiguos que quedaron al descubierto por intensos procesos erosivos. El interés geológico de la montaña se caracteriza por la calidad de la piedra que lo constituye, una traquita de color gris-marrón claro con un veteado peculiar.[1]

En su conjunto, la intrusión de roca traquítica de Tindaya presenta una base elíptica cuyo eje mayor, dispuesto en dirección NE-SO, tendría una longitud de unos 1200 metros y el menor 750 metros. Sobre dicha elipse se levanta la propia montaña que presenta un perfil triangular cuyo vértice se sitúa a 225 metros sobre el nivel de la llanura circundante y a 400 metros sobre el nivel del mar, teniendo una elevada pendiente en todas sus vertientes.[2]

El clima en torno a la montaña de Tindaya, al igual que el resto de la isla de Fuerteventura, es árido y ventoso, con escasas precipitaciones y temperaturas medias altas durante casi todo el año. Se puede decir que la influencia del alisio es la nota predominante, actuando como termorregulador.

Tiene un especial interés histórico y arqueológico por la cantidad de grabados rupestres que alberga. Tindaya constituía un lugar sagrado para la población aborigen de Fuerteventura, los majos, que esculpieron sobre ella más de 300 grabados con formas de pie o podomorfos. Los grabados podomorfos están presentes en Canarias solo en las islas de Fuerteventura y Lanzarote. También hay en zonas de influencia cultural bereber del norte de África. No se sabe con exactitud su significado, aunque se ha descubierto que los podomorfos de Tindaya están orientados hacia el Teide en Tenerife y hacia la isla de Gran Canaria.[3]​ Precisamente, desde la cima de Tindaya se puede divisar con facilidad en los días despejados la silueta del Teide, situada en dirección suroeste. A su vez, también se han hallado grabados podomorfos en Lanzarote que están orientados hacia la Montaña de Tindaya, este último dato desmuestra que la importancia religiosa-cultural de Tindaya en la época aborigen rebasó los límites de la isla de Fuerteventura.[4]

Tindaya ha sido declarada Bien de Interés Cultural. Además de su valor histórico, la montaña ha sido reconocida como Monumento Natural y Punto de Interés Geológico por la Administración canaria. A pesar de todo, el alto valor ornamental de su traquita ha hecho que la piedra de Tindaya haya sido explotada hasta fechas recientes.

En 1993 el artista vasco Eduardo Chillida idea una obra escultórica para la montaña de Tindaya, que supondría un gran cubo de vacío en el interior de la montaña, así como oquedades hacia el exterior.[5]​ Este proyecto ha provocado la reacción de científicos y arqueólogos, así como de diversos colectivos ecologistas y conservacionistas, que alegan que se pondría en peligro tanto la "estructura" de la montaña (debido a su vaciado) como los grabados podomorfos dejados por los majos.

Por otro lado, una serie de supuestas irregularidades y corruptelas políticas relacionadas con la extracción y comercialización de la roca que debía extraerse para realizar la obra desembocan en el conocido como "Caso Tindaya", archivado por la Justicia.[6]​ Tras numeroso parones y retrasos, en 2019 el proyecto fue descartado por el Cabildo de Fuerteventura después de 25 años de su inicio.[7]



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