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Montañas de la Luna



Montes o montañas de la Luna (en latín, Montes Lunae) es un antiguo término geográfico que se refiere a una legendaria montaña o cordillera que se encontraría en el África oriental en la que estaría la fuente del río Nilo. Se han propuesto en los tiempos modernos varias identificaciones, siendo la más célebre la de las montañas Rwenzori, en Uganda.[1][2]

La gente del mundo antiguo tenía gran curiosidad por conocer el origen del Nilo, sobre todo los geógrafos de la Antigua Grecia. Una serie de expediciones hasta el Nilo no logró encontrar la fuente.[cita requerida]

Finalmente, un comerciante llamado Diógenes informó que había viajado hacia el interior desde Rhapta en el este de África durante veinticinco días, y que había encontrado la fuente del Nilo. Informó que fluía desde un grupo de montañas masivas en una serie de grandes lagos y que los nativos llamaban a esa cordillera las montañas de la Luna, debido a su blancura nevada.[cita requerida]

Estos informes fueron aceptados como verdaderos por Claudio Ptolomeo[3]​ y otros geógrafos griegos y romanos, y los mapas que produjeron indicaban la ubicación informada de las montañas por debajo de la línea del ecuador. Geógrafos árabes posteriores, a pesar de tener mucho más conocimiento de África, también tomaron el informe por su valor nominal, y se incluyeron las montañas en el mismo lugar determinado por Ptolomeo.[4]

Hasta tiempos recientes los europeos no reanudaron su búsqueda de la fuente del Nilo. El explorador escocés James Bruce, que viajó a Gojjam, Etiopía, en 1770, investigó la fuente del Nilo Azul allí. Identificó las "montañas de la Luna" con el monte Amedamit, que describió que rodeaba la fuente del río Lesser Abay «en dos semicírculos como una luna nueva... y parecen, por su forma, merecer el nombre de las montañas de la luna, como fue dado en la Antigüedad a las montañas en cuyos alrededores se suponía que el Nilo debía nacer».[5]

James Grant y John Speke buscaron en 1862 la fuente del Nilo Blanco en la región de los Grandes Lagos. Henry Morton Stanley finalmente encontró en 1889 montañas rematadas con glaciares, posiblemente una descripción apropiada de lo visto por Diógenes (y que habían eludido a los exploradores europeos durante tanto tiempo debido a que a menudo estaban envueltas en niebla). Hoy en día se conocen como las montañas Rwenzori, y de sus picos nacen algunas de las fuentes de las aguas del Nilo, pero son solo una pequeña fracción, y Diógenes, para haberlas visto, debería de haber cruzado antes el Nilo Victoria del que no dijo nada.

Muchos estudiosos modernos dudan de que estas fueran las montañas de la Luna descritas por Diógenes, y algunos sostienen que sus informes fueron totalmente inventados. G.W.B. Huntingford sugirió en 1940 que la montaña de la Luna debía de ser identificada con el monte Kilimanjaro, y «fue ridiculizado posteriormente en la History of Ancient Geography que Oliver Thompson publicó en 1948». Huntingford señaló más tarde que no estaba solo en esta teoría, citando a sir Harry Johnston en 1911 y Gervase Mathew más tarde en 1963, después de haber hecho la misma identificación.[6]O. G. S. Crawford identifica esta cordillera con el área del monte Abuna Yosef en el región de Amhara de Etiopía.



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