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Monteros (Tucumán)



Monteros es la ciudad cabecera del departamento del mismo nombre, ubicado en la provincia de Tucumán, Argentina. Se encuentra a una altura de 324 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.) y a una distancia de 53 km al sudoeste de la capital provincial. Cuatro ríos rodean a la ciudad, la temperatura promedio es de 35 °C en verano y 10 en invierno con picos de 45 y -3 °C de sensación térmica respectivamente.

La ciudad nació el 28 de agosto de 1754 cuando el Gobernador de las Armas, Felipe Antonio de Alurralde, tomó posesión de los terrenos donde se asienta actualmente. Mucho antes de dicha fecha, Monteros ya existía como caserío o pequeño pueblo. Los primeros pobladores fueron habitantes de la antigua Ibatin, primera fundación de San Miguel de Tucumán, zonas aledañas y de los parajes cercanos de los Costillas, los Rojos y otros, todos descendientes de los primeros colonizadores. Monteros finalmente adquirió el rango de municipalidad el 12 de diciembre de 1867 y su primer intendente fue Domingo Segundo Aráoz. Desde siempre ha sido una de las localidades más destacadas y prósperas del sur tucumano por su vida cultural, educativa y comercial, siendo actualmente la tercera ciudad de mayor importancia en la provincia, después de San Miguel de Tucumán y Concepción.

Cuenta con 23,274 habitantes (Indec, 2010), lo que representa un incremento del 4,6% frente a los 22,236 habitantes (Indec, 2001) del censo anterior.

Fuente de los Censos Nacionales del INDEC

El origen de su nombre posee varias versiones. Una versión sugiere que algunos pobladores del antiguo San Miguel, ubicado en el paraje conocido como Ibatín en la actualidad, se negaron a trasladarse a la nueva ubicación y se declararon en rebeldía refugiándose en los montes cercanos. De ahí habría derivado el apelativo de Monteros, es decir, aquel que vive o se cría en el monte. Una segunda versión señala que los habitantes del primitivo San Miguel de Tucumán fundaron Monteros el 4 de octubre de 1865 con la denominación de ciudad del Santísimo Rosario de los Monteros.

Hubo tres intentos de cambiar el nombre de la ciudad. En 1828 y 1832 se trató de cambiar su denominación por la de Villa Belgrano. El caso más exótico se dio también en 1832 cuando el entonces gobernador de la provincia, Alejandro Heredia, pretendió rebautizar a la ciudad con el nombre de Alexandría, en honor a sí mismo.

La industria azucarera constituye el pilar fundamental de la economía local. El Ingenio Ñuñorco[1]​ (fundado el 9 de junio de 1929) es el establecimiento industrial más importante de la ciudad. La zona rural circundante constituye la zona por excelencia para el cultivo de caña de azúcar. El trabajo de las familias en la producción de caña de azúcar es clave para el crecimiento económico, se  construyen así representaciones culturales, costumbres y tradiciones familiares fundadas sobre este particular cultivo. Esta última singularidad distingue la producción cañera tucumana.

Las labores culturales abarcan varios cuidados: la aplicación de uno o dos riegos cuando asoman los primeros brotes, la limpieza permanente de los surcos con azada y espacios intermedios con arados livianos, dos o tres aporques (arrimar tierra al pie de las plantas), controlar el riego de faltar las lluvias y la remoción constante de malezas, parte más costosa del cultivo y que se realiza durante los calurosos meses estivales. La caña comienza a tener buen rendimiento al año de plantada.[2]​ La plantación y la cosecha coinciden entre junio y septiembre.[3]​ La zafra comprende tres operaciones: corte, pelada y acarreo. En las primeras, intervienen hombres, mujeres y niños, mientras que el acarreo se realiza en carros y carretas tirados por bueyes y mulas. Los zafreros voltean la caña con una “macheta”, luego la pelan y la despuntan con grandes cuchillos. El pago se realiza al tanto la tonelada, debiendo entregar la caña pelada, despuntada y en brazadas “a la rueda”, es decir, al carrero, quien la recibe y la acondiciona. Los altos costos de cultivo y cosecha vuelven crítica la situación de los cañeros “chicos” –que cultivan 1 a 5 hectáreas.[4]​ Monteros, contribuye a la calidad de vida de la sociedad cañera.[5]

El reclamo de atención sobre los aspectos sociales del desarrollo económico azucarero tucumano insiste sobre el desamparo de los pequeños plantadores frente a quienes tienen miles de surcos, cañeros independientes o industriales.[6]​ Mientras tanto, los agrónomos plantean, sin éxito, la diversificación de la producción para evitar los riesgos del monocultivo. La mayor objeción a esta prédica surge de la inexistencia de un cultivo alternativo que otorgue el mismo nivel de ingresos por hectárea, especialmente a todos los propietarios del elevado número de pequeñas y medianas explotaciones.[7]

En estos años, ni el uso de fertilizantes, ni la mecanización alcanzan difusión significativa, más allá de los estudios que indican la conveniencia de los abonos –subsisten los tradicionales como el estiércol de animales– y el ahorro de jornadas de trabajo a partir de la inclusión de tractores, limón, arándano y frutilla en la provincia.

La ciudad también es conocida en la Argentina como "La fortaleza del folclore", con la cual se conoce también a su renombrado festival de música folclórica argentina "Monteros de la Patria, Fortaleza del Folclore". Además es nombrada como capital nacional de la poesía, la randa, y en otras poblaciones del departamento encontramos la capital nacional del pesebre.

Monteros cuenta con exponentes deportivos a nivel nacional; el Club Social Monteros fue el campeón de la temporada 2004/05 de la liga Argentina de Clubes de Vóley. En el ámbito futbolístico se destaca el Club Atlético Ñuñorco, que lleva ese nombre en honor al cerro homónimo visible desde la localidad.

Cerca de Monteros se encuentra la localidad de Acheral, a través de la cual se accede a los mundialmente conocidos Valles Calchaquíes.



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