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Movimientos sociales



Un movimiento social es un grupo no formal de individuos u organizaciones que tiene como finalidad el cambio social. Durante el siglo XIX, el concepto de movimiento social estaba ligado a un tipo de cambio social particular (revolucionario) y a un fin específico, así como a una identidad en concreto (identidad de clase) y a un grupo social en particular (la clase obrera).[1]​ A lo largo del siglo XX, el término comenzó a utilizarse para englobar movimientos que se sitúan en diferentes contextos, en esferas tan distintas como la cultural, social, política, económica o personal, y cuya composición incluye a clases, sectores o colectivos como obreros, campesinos, mujeres, estudiantes, vecinos y grupos étnicos.[2]

En su idea más general, movimiento social es definido como “una forma de acción colectiva no efímera, en la cual un grupo más o menos organizado recurre a acciones extra institucionales a fin de promover o impedir ciertos cambios".[3]​ Los politólogos Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser definen los movimientos sociales como «redes informales (o "redes de redes") que se caracterizan por un compromiso continuo de individuos y grupos políticos que tiene un claro adversario y buscan promover la acción colectiva en la persecución de un objetivo común». Estos mismos autores advierten que los movimientos sociales no deben confundirse con las protestas esporádicas —«cuando las protestas... perduran en el tiempo, estamos ante un movimiento social»—, los partidos políticos y los grupos de presión. Estos dos últimos, a diferencia de los movimientos sociales, «suelen tener una organización formal y participan regularmente en el proceso de adopción de decisiones».[4]

En el campo político de la palabra, el término se utiliza para referirse a un grupo transitorio de personas que busca la defensa ocasional de un principio, una tesis o de un orden determinado de intereses. Este grupo es de naturaleza transitoria y desaparece una vez logrado su objetivo[5]​.

El concepto de movimiento social es resultado de la síntesis innovadora y trascendental de tres elementos:

Los movimientos sociales como estructuras de cambio social surgieron históricamente como consecuencia de distintas crisis sociales y presentaron distintas orientaciones ideológicas: tanto revolucionarias como reaccionarias, y todos los estadios intermedios hasta los marginados, a veces identificados con un campo político más o menos concreto, y en otras ocasiones de forma interclasista y multipartidista.[1]

Algunos ejemplos de estos movimientos son el movimiento feminista, movimiento ecologista, el movimiento obrero, el movimiento pacifista o antimilitarista, o, más reciente en su surgimiento, el movimiento okupa y el movimiento antiglobalización.

El término fue introducido por el sociólogo Lorenz von Stein en 1846 ("Historia de los Movimientos Sociales Franceses desde 1789 hasta el Presente (1850)"). Stein entiende un movimiento social básicamente como, una aspiración de sectores sociales (clases) para lograr alguna influencia sobre el Estado, debido a las desigualdades económicas. Así por ejemplo, la aspiración del proletariado a lograr representación en los sistemas de gobierno. El libro ha sido traducido al inglés (por ejemplo, Bedminster Press in 1964) pero no totalmente al castellano.[7]

La vocación de los movimientos sociales es muy grande por su diversidad, por sus muchos objetivos, desde su auge en la década de 1960. Su prestigio también es grande. Es una de las vías lógicas de participación ciudadana. No son fundaciones sociales u organizaciones no gubernamentales (ONG), que son unidades asistenciales.

El concepto revivió en Alemania hacia los años 1970 con la formación de los grupos de acción cívica (Bürgerinitiativen). Los movimientos sociales rara vez confluyen en un partido político; su labor se basa en presionar al poder político mediante reivindicaciones concretas o en crear alternativas. Estas alternativas o reivindicaciones se convierten en su principal identidad, sin tener que llegar a plasmar un ideario completo. De acuerdo con Hangan, existen cinco tipos de relaciones entre los movimientos sociales y los partidos políticos: articulación, permeabilidad, alianza, independencia y transformación. Las primeras dos limitan seriamente la autonomía del movimiento; las últimas dos son menos restrictivas.[8]

Son el equivalente a acción afirmativa o grupo de presión para la modificación de la opinión pública y de las políticas públicas (similar al lobby -cabildeo-). Tienen un carácter de permanencia en el tiempo y con un número de personas representativo, con relación a los que sufren o ignoran el problema. Su recuerdo histórico es muy antiguo, por ejemplo, los Comuneros de Castilla. Son algunas veces el nacimiento de una idea con líderes carismáticos memorables y su génesis puede derivar hacia un movimiento o iniciar una revuelta o, más contundentemente, una revolución, como la Revolución mexicana y asimismo la eventual plataforma para un partido hacia el poder.

Es una forma instantánea y continuada de insertarse en el ámbito político, con inicialmente poco esfuerzo organizativo, sin pertenecer a él, pero sí con fuerza de cambio político, como la restauración de la democracia perdida en regímenes autoritarios. Su análisis incluye su objetivo, el tipo de clientela y es interesante el desarrollo de su proceso organizativo. El impacto en la sociedad es desde meramente presencial, como una fuerza de choque perturbadora, o hasta resultar muy definitorio, como grupos de interés y presión hacia el poder instituido. Deben cuidar su progreso organizativo para ser eficaces y continuar perseverando y merecerse el honor de coartífices de eventos democráticos en las instituciones u otros más modestos, como la información de los ciudadanos.

Algunas características comunes a todos son:

Una dificultad para entender los movimientos sociales es que, para la mayoría de ellos, ni los iniciados a un movimiento ni los de afuera aplican etiquetas consistentes o incluso frases descriptivas. A menos que haya un solo líder que haga eso, o un sistema formal de acuerdos de membresía, los activistas típicamente usarán diversas etiquetas y frases descriptivas que requieren que los académicos disciernan cuándo se están refiriendo a las mismas ideas o similares, declaran objetivos similares, adoptan programas similares de acción o utilizan métodos similares. Puede haber grandes diferencias en la forma en que se reconoce quién es y quién no es miembro o un grupo aliado:

A menudo son personas externas, en lugar de personas con información privilegiada, las que aplican las etiquetas de identificación para un movimiento, que los iniciados pueden o no adoptar y usar para autoidentificarse. Por ejemplo, la etiqueta para el movimiento político nivelador en la Inglaterra del siglo XVII les fue aplicada por sus antagonistas, como un término peyorativo. Sin embargo, los admiradores del movimiento y sus objetivos más tarde llegaron a utilizar el término, y es por el cual se les conocen en la historia.

Se debe tener precaución siempre en distinguir entre los puntos de vista de personas internas y externas, partidarios y antagonistas, cada uno de los cuales puede tener sus propios propósitos y agendas en la caracterización o caracterización errónea de los mismos.

Los medios de comunicación de masas, tales como la televisión y los periódicos, han tendido a dar mayor importancia al punto de vista gubernamental al dar cobertura a conflictos en los que se ven involucrados movimientos sociales.[10]​ Distintos factores pueden incidir en esta tendencia: la ideología de los periodistas, una estructura económica de los medios de comunicación dependiente de los gobiernos, la adopción en las organizaciones de medios de una teoría democrática que atribuye a los dichos de las autoridades el atributo de ser representantes legítimos de la ciudadanía, entre otros.

Grupos de movimientos sociales han utilizado Internet y plataformas de redes sociales para lograr objetivos organizacionales. Se ha argumentado que Internet contribuye a aumentar la velocidad, el alcance y la eficacia de la comunicación relacionada con el movimiento social, así como los esfuerzos de movilización, y como resultado, se ha sugerido que el Internet ha tenido un impacto positivo en los movimientos sociales en general.[11][12][13]

Las tecnologías de la web 2.0 han cumplido un papel en una amplia gama de manifestaciones sociales recientes, tales como WikiLeaks, las protestas de Túnez (2010-2011), la revolución egipcia de 2011, el movimiento Occupy Wall Street (2011), el movimiento de indignados en España (2011), el movimiento anti-austeridad en Grecia (2010-2012) , las protestas en Brasil en 2013, entre otros ejemplos.

Se han desarrollado varias teorías relacionadas con los movimientos sociales. Algunos de los enfoques más conocidos son los siguientes:

Los cientistas sociales distinguen entre varios tipos de movimientos sociales:

Alcance:

Tipo de cambio:

Viejo o nuevo:

Extensión:

JIMÉNEZ SÁNCHEZ, Manuel (2005) El impacto político de los movimientos sociales. Un estudio de la protesta ambiental en España. Centro de Investigaciones Sociológicas-Siglo XXI, Madrid. 261 pp.

MARTÍ I PUIG, SALVADOR (2012) Curso de Movimientos Sociales y Agregación de Intereses. De libre acceso en: https://www.academia.edu/3067254/CURSO_MOVIMIENTOS_SOCIALES_Y_ACCION_COLECTIVA

TARROW, Sidney (1997) El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Alianza, Madrid 311 pp.



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