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Mujeres y niños primero



El imperativo categórico de «mujeres y niños primero» es una práctica que data del siglo XIX por la que, durante una amenaza mortal, (típicamente, en un naufragio con un número insuficiente de botes salvavidas), las mujeres y los niños son los primeros en ser evacuados. Este concepto apareció publicado por primera vez en la novela de 1860 Harrington: A Story of True Love de William Douglas O'Connor, pero su primera aplicación es previa, pues se efectuó durante el transcurso del naufragio del HMS Birkenhead en Sudáfrica en 1852. No obstante, es conocida sobre todo por haberse efectuado en el naufragio del RMS Titanic en 1912. En cualquier caso, no se trata de una práctica contemplada en el Derecho marítimo.

La razón por la cual se aplicaba habitualmente es por supervivencia de la especie humana: Es más probable que un niño viva más tiempo que una persona ya adulta; y las mujeres garantizan la procreación. Ésta costumbre era especialmente importante en los siglos en los que la esperanza de vida era muy corta debido a la escasez de avances médicos.

Durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX, los buques de tonelaje inferior a 10 000 toneladas no llevaban suficientes botes salvavidas para evacuar a todos los pasajeros y a la tripulación en caso de naufragio.

Ciertos autores como Lucy Delap de la Universidad de Cambridge han concluido que el hecho de salvar primeramente a las mujeres en una situación de urgencia podía ser un medio de subrayar las diferencias de los sexos y justificar las desigualdades entre hombres y mujeres.[1]



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