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Museo de cerámica de Manises



El Museo de Cerámica de Manises (MCM) fue fundado el año 1967 para exponer los objetos de arte y cerámica legados al Ayuntamiento por José Casanova Dalfó y Pilar Sanchis Causa. Está instalado en la casa señorial del siglo XVIII que este matrimonio tenía como residencia de recreo en Manises, incluida también en el legado. Con los años, la colección inicial fue creciendo y se especializó, principalmente con piezas recuperadas en excavaciones, donaciones, depósitos y compras. Además, desde 1972 los fondos aumentan regularmente por la celebración del Concurso Nacional de Cerámica de Manises, que actualmente se ha convertido en una bienal de alcance internacional. El resultado es un patrimonio cerámico de más de 5.500 piezas, producidas principalmente en Manises, con una cronología que comprende desde el siglo XIV hasta el XX, así como cerámica contemporánea de creación. Una selección de esta colección es lo que encontrará el visitante a lo largo de su recorrido por el Museo.

Las instalaciones y la exposición actuales son fruto de la ampliación y el nuevo plan museográfico inaugurados el año 1989. Los últimos años, el MCM trabaja para adaptarse a las nuevas funciones de los museos y a las recientes necesidades del público, y centra sus esfuerzos en ofrecer una mayor contextualización y una interpretación más actual de la colección para conseguir su comprensión de una manera más amena y eficaz. En este sentido, el Museo organiza actividades que intentan implicar a la comunidad y pretende, a largo plazo, llevar a cabo una nueva ampliación que permitirá reestructurar las obras y el discurso expositivo en el nuevo espacio disponible. Además, establece relaciones con otros museos e instituciones culturales y educativas y hoy en día forma parte de la Red Local de Museos de Etnología y de la Red de Museos de L'Horta. En definitiva, el MCM quiere ser un museo moderno, bien dotado y con voluntad de servicio a la sociedad actual y a las generaciones futuras.

El Museo de Cerámica de Manises tiene su origen en el legado instituido a favor del Ayuntamiento de Manises por José Casanova Dalfó y Pilar Sanchis Causa. El matrimonio, pese a residir en Valencia, era propietario de una casa en la calle Sagrario de Manises y de un gran número de obras de arte y cerámica que, a su muerte y por disposición testamentaria, donaron al pueblo con la condición de crear un museo municipal. La aceptación del legado tuvo lugar en la sesión plenaria del 7 de marzo de 1962, en la que también se decidió dar el nombre de José Casanova Dalfó a una de las calles de Manises.

No obstante, la fundación del MCM se produjo años más tarde, después de un largo período de ideas que no se hicieron efectivas hasta 1967, cuando finalmente el Museo se constituyó de manera oficial y fue inaugurado. La creación, un año antes, de una Junta Local de Cultura y Arte en el seno del Ayuntamiento, impulsada por José María Moreno Royo y presidida por el entonces Concejal de Cultura Vicente Ferrís Soler, dio el impulso definitivo al proyecto. Desde ella se pusieron en marcha las acciones necesarias para hacer realidad el Museo. Por una parte, adecuar la casa de los Casanova Dalfó – Sanchis Causa como espacio expositivo, para lo cual se acometieron diversos trabajos de reforma a lo largo del año 1967. Por otra parte, realizar los trámites oportunos para formalizar la creación del Museo. De esta manera, en la sesión plenaria del 3 de noviembre de 1967, la Corporación Municipal aprobaba por unanimidad la constitución oficial del Museo y días más tarde, el domingo 26 de noviembre, se celebraban los actos inaugurales.

La inauguración del Museo se hizo coincidir con el II Concurso de Cerámica organizado por la Obra Sindical de Artesanía, del cual, más tarde, se librarían los premios y diplomas correspondientes. Fue, por tanto, un acto multitudinario al que acudieron numerosas autoridades civiles, militares y religiosas, así como personalidades de la sociedad valenciana y del mundo de la cerámica. La jornada se organizó en varias partes. En primer lugar, se llevó a cabo la bendición del Museo a cargo del párroco de la parroquia de San Juan Bautista, Bernardo Banyuls Fontana. Seguidamente el Alcalde de Manises, Francisco Gimeno Adrián y el Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, Antonio Rueda Sánchez-Malo, pronunciaron sendos discursos. Al acabar, se visitaron las salas del Museo, en las que se exponía el legado de arte y cerámica del matrimonio Casanova Dalfó - Sanchis Causa, así como las piezas participantes en el II Concurso de Cerámica de la Obra Sindical de Artesanía. Los actos siguientes se desarrollaron en las dependencias del Ayuntamiento. En el salón de sesiones tuvo lugar la entrega de premios y diplomas a los concursantes del certamen y se hizo una nueva rueda de discursos por parte de las autoridades presentes. Como colofón, la Corporación Municipal ofreció un vino de honor.[1]​ El público fue obsequiado con una jarrita de cerámica producida en la fábrica de Gimeno Martínez, de la cual se conserva un ejemplar en el MCM, donada por Carlos Sanchis (MCM Inv. 4480). Esta pieza, decorada con motivos vegetales en policromía, llevaba la siguiente inscripción conmemorativa: “Museo Municipal de Manises. Noviembre 1967”.

JOSÉ ROYO VILAR (Manises, 1934)

Perito de Cerámica Artística por la Escuela de Cerámica de Manises y empresario cerámico en esta ciudad, donde dirigió diversas fábricas de cerámica y donde ha desarrollado también una amplia labor artística como dibujante de portadas de revistas y carteles de fiestas, paneles de azulejos, etc.[2]

Durante los siete años al frente del Museo, se centró principalmente en la recuperación de piezas de cerámica, generalmente fragmentos, enterradas en el subsuelo de la ciudad para evitar su expolio e incrementar con ellas los fondos del Museo. También trató de fomentar la llegada de piezas a través de donaciones, para lo cual estableció contactos con empresas de cerámica y vecinos de Manises.[3]

El documental “Visita a Manises” que él mismo realizó recoge algunas imágenes del interior del Museo en los años 70 y constituye un valioso testimonio visual de la primera época de esta institución.[4]

ENRIQUE SANISIDRO PAREDES (Ribarroja, 1950)

Pintor, escultor y profesor de la Escuela de Cerámica de Manises y de la Facultad de Bellas Artes de Valencia, centros donde realizó su formación. Actualmente, tiene su estudio en la calle Guillermo de Osma, número 9 de Manises.[5]

Fue designado director del Museo de Cerámica de Manises por el alcalde de la ciudad Vicente Laporta Lorenzo, a propuesta de los componentes de la Junta del Museo, en la sesión plenaria del 28 de julio de 1977.[6]​ Ejerció el cargo hasta el mes de mayo de 1979, cuando manifestó su imposibilidad de continuar al frente del Museo por cuestiones de trabajo. Después de su cesamiento, el nombramiento de un nuevo director se dejó en suspenso.

El MCM conserva dos cuadros pintados al óleo sobre lienzo por Enrique, que fue también autor del diseño del cartel del VII Concurso Nacional de Cerámica de Manises.

JOSEP PÉREZ CAMPS (Cocentaina, 1948)

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia, miembro de la Academia Internacional de Cerámica y secretario de la Asociación Española de Ceramología.

Durante los años 1980-81, fue contratado como conservador-restaurador para la catalogación y estudio de las piezas del MCM, hasta que en 1982 sacó la plaza de Auxiliar Técnico de Museo convocada por el Ayuntamiento de Manises. Oficialmente, se considera que ejerció como director desde 1984,[7]​ aunque de facto hacía tiempo que desarrollaba este cargo, que abandonó el año 2013 con su jubilación.

Durante su dirección, el Museo experimentó profundas transformaciones, como su ampliación y reforma (1985-87) y su reordenación según un plan museográfico elaborado por él mismo con colaboración de Rafael Requena Díez. Su paso por el Museo también ha dejado numerosos trabajos de investigación, un anteproyecto para la recuperación y conservación del barrio de Obradors y la puesta en marcha de campañas sistemáticas de excavaciones y de un régimen de protección en el casco antiguo de Manises.

SARA BLANES IBÁÑEZ (Manises, 1958)

Perita en Cerámica por la Escuela de Cerámica de Manises, licenciada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia, restauradora del Museo de Cerámica de Manises y actual Técnica del MCM.

Trabajó de manera temporal en diversas ocasiones en el Museo, ejerciendo trabajos de conserjería hasta que el año 1989 consiguió la plaza de restauradora del MCM convocada por el Ayuntamiento de Manises. Desde 1990, la restauración fue su tarea en el Museo, gracias a la cual se ha podido consolidar y reconstruir gran parte del patrimonio cerámico de la ciudad y ha sido posible el estudio y exposición de muchas de las piezas que hoy en día ocupan las vitrinas del Museo.

El año 2013, dejó en segundo plano esta labor para asumir la dirección del Museo. Su proyecto se centra en la adaptación del MCM a las nuevas funciones de los museos y a las recientes necesidades del público. Es por eso que gran parte de su trabajo tiene como finalidad contextualizar e interpretar de una manera más actual la colección para conseguir su comprensión más amena y eficaz. En este sentido, apuesta por que el Museo sea un lugar donde se combinen el entretenimiento y el aprendizaje, a través de la organización de actividades de carácter diverso pero con un objetivo común: implicar a la comunidad y que el Museo se convierta en un proyecto no solamente institucional, sino también social. Algunas de estas actividades son la exposición bianual con piezas cedidas temporalmente por los vecinos del pueblo y la celebración anual del Día Internacional de los Museos con talleres para niños. Por otra parte, Sara defiende que la labor del Museo ha de trascender sus cuatro paredes e incluir todos aquellos recursos patrimoniales vinculados con la producción cerámica que aún existen en las calles de Manises con el objetivo de conocerlos y conservarlos.

El Museo de Cerámica de Manises está ubicado en un edificio del casco antiguo de la ciudad de Manises compuesto por dos inmuebles anexos que forman una única edificación.

Por una parte, la casa de la calle Sagrario nº 22, donde se sitúa la entrada principal. Se trata de una vivienda del siglo XVIII, levantada a finales de esa centuria por Bernardo Ferraro y María Rosa Causa, un importante matrimonio de ascendencia genovesa dedicado al comercio de seda en la ciudad de Valencia. A imitación de las casa señoriales de la capital, esta construcción consta de planta baja y dos alturas que se articulan mediante una escalera interior en forma de espiral. Al exterior, la fachada deja traslucir esta estructura a través de sus elementos: gran portalada central de acceso a la planta baja; tres balcones por cada altura con rejas de forja con tornapuntas y decoración con azulejos polícromos también de finales del siglo XVIII por la parte inferior; remate con alero de vuelo ancho con entrevigado. Fue legada al Ayuntamiento de Manises por sus últimos propietarios, José Casanova Dalfó y Pilar Sanchis Causa con la intención de ser destinada a museo municipal.

Por otra parte, una construcción de mediados de los años ochenta que se sitúa sobre el espacio que antiguamente ocupaba el patio posterior de la casa. Se trata de una edificación de estructura y aspecto contemporáneos, con tres alturas (semisótano, planta baja y primera) que, adosada a la casa y con fachada recayente a la calle Norte nº 11, forma con ésta un único conjunto de 1.218 m². Su construcción es fruto de la necesidad de reforma y ampliación del Museo que, después de un primer proyecto fallido en 1975, dio lugar a un nuevo proyecto arquitectónico redactado por los arquitectos Vicent J. Lerma Rodrigo y José R. Sanchis Solsona el año 1983 y ejecutado finalmente entre 1985-1987.

El período comprendido entre 1967 y 1970 fue una etapa de reformas y obras de reparación y condicionamiento en el edificio legado por el matrimonio Casanova Dalfó – Sanchis Causa, necesarias para adaptar esta vivienda con dos siglos de antigüedad a su nueva función cultural como museo.

Las primeras obras, llevadas a cabo a lo largo del año 1967, permitieron la inauguración del Museo a finales de ese año. Se concentraron en la planta baja y consistieron en diversos trabajos de albañilería, fontanería, pintura y electricidad. Además, se realizó la pavimentación y el chapado de la cocina y del vestíbulo, trabajo del cual se encargó la fábrica de José Gimeno Martínez. La cocina, con una decoración en azulejería que reproduce el estilo de la cerámica popular valenciana de los siglos XVIII-XIX y dedicada a la memoria de José Gimeno Martínez, fue y sigue siendo una de las imágenes más conocidas del MCM.

Las obras continuaron una vez inaugurado el Museo, como demuestran los pagos a los que hizo frente el Ayuntamiento de Manises en los años 1968 y 1969 a cargo de la partida destinada al Museo. Es por eso que, dos años después de la apertura del Museo, concretamente el 4 de mayo de 1969, se hizo una nueva inauguración de la planta baja.[8]​ Para el acto, se editó un catálogo que recogía la colección que en ese momento se exhibía a los visitantes y que estaba formada por 301 piezas. Pronto comenzaron también trabajos de reforma en los pisos altos, lo que dio lugar a una nueva inauguración el 10 de julio de 1970.[9]

Con el tiempo, el incremento de las colecciones puso de manifiesto que el edificio era un espacio insuficiente para la exposición adecuada de las piezas. De esta manera, a principios de 1974 se contempló por primera vez la idea de ampliar el Museo, es decir, de aumentar su superficie con la construcción de nuevos espacios. Se efectuó, así, la redacción por parte del arquitecto municipal Rafael Tomás Carrascosa del primer proyecto de ampliación del Museo, cuya ejecución finalmente no salió adelante.

La necesidad de reforma y ampliación del Museo tuvo definitivamente respuesta en 1983. Ese año se presentaba un nuevo proyecto arquitectónico, redactado por los arquitectos Vicent J. Lerma Rodrigo y José R. Sanchis Solsona y el Ayuntamiento conseguía los recursos necesarios para la financiación de las obras. Concretamente, el Consistorio hizo una aportación económica de 8.482.393 pesetas, mientras que la Diputación Provincial concedió una subvención de 7.430.843 pesetas gracias a la inclusión de la obra en su Programa de Instalaciones Culturales. Por último, el Ministerio de Administración Territorial contribuyó con una ayuda de 5.307.746 pesetas.

Los trabajos de reforma y ampliación del MCM dieron comienzo en marzo de 1985 y se prolongaron hasta el año 1987. El proyecto supuso aumentar las dimensiones del Museo hasta los 1.218 m², lo cual se hizo creando con el edificio antiguo un espacio unitario que permitía establecer un recorrido secuencial en espiral ascendente (idóneo para la exposición cronológica de la colección) e incluyendo nuevos servicios como un taller de restauración, almacenes, biblioteca y sala de usos múltiples. Además, se efectuó una restauración del edificio antiguo, del que se eliminaron los elementos arquitectónicos añadidos y se trataron de recuperar y conservar los elementos y sistemas constructivos originales.

Coincidiendo con el inicio de las obras, el entonces director del MCM Josep Pérez Camps comenzó a redactar el proyecto museográfico del nuevo Museo. Se disponía, así, de un plan razonado para acometer la organización y el montaje del Museo una vez concluidos los trabajos de reforma y ampliación. Su ejecución se dividió en dos fases y se desarrolló entre los años 1987 y 1989. La presentación oficial de la renovada arquitectura y museografía del MCM tuvo lugar el 9 de octubre de 1989, fecha en que se celebraron los actos de inauguración.[10]

La colección inicial del Museo de Cerámica de Manises la constituyeron los objetos de arte y cerámica que, junto con el edificio, fueron legados al Ayuntamiento de Manises por José Casanova Dalfó y Pilar Sanchis Causa. Se trataba de un conjunto heterogéneo de obras entre las cuales había piezas de cerámica, así como de cristal y metal, pinturas, etc. La escritura de entrega del legado recogía su inventario y valoración, la cual se estimó en un precio de 8.000 pesetas.

Respecto al fondo de cerámica, existía una buena muestra de piezas del siglo XIX y de finales del siglo XX. Sin embargo, eran escasas las obras de los siglos XV al XVIII y de principios del siglo XX.[11]​ Con los años, el incipiente repertorio cerámico ha crecido y se ha especializado con un objetivo: formar una colección representativa de cada uno de los períodos por los cuales ha atravesado la producción de cerámica en Manises durante sus más de 700 años de actividad ininterrumpida.

Las principales vías de entrada de obras en el Museo han sido y continúan siendo las excavaciones efectuadas en el subsuelo de la ciudad, así como las donaciones de vecinos y fabricantes de la localidad. Una gran parte de las piezas del Museo, sobre todo de los siglos XIV al XVII, son restos arqueológicos recuperados de los abundantes testares donde los talleres de cerámica de la ciudad depositaban las piezas rotas y defectuosas. Debidamente restauradas, muchas de ellas forman parte de la exposición permanente. También gracias a la vigilancia de los derribos se han podido rescatar numerosas piezas de cerámica integrada en la arquitectura, principalmente de los siglos XIX y XX. Por lo que respecta a las donaciones, fueron muy importantes ya desde la apertura del Museo, como se desprende de documentos y noticias de los primeros años de existencia del Museo donde sus responsables piden la colaboración de los vecinos del pueblo para aumentar la colección.[12]​ Desde entonces, el fomento de las donaciones ha sido constante y han sido muchos los particulares y productores de cerámica con los cuales el Museo se ha puesto en contacto.

Menos numerosas pero no menos importantes han sido las adquisiciones. Supeditadas a los recursos económicos del Museo, cada año se destina una cantidad para la compra de piezas. Se trata de compras selectivas y razonadas con las cuales se completan los vacíos que existen en los fondos del Museo y que completan poco a poco la colección. El Museo cuenta también con depósitos de instituciones o particulares que, sin perder la propiedad sobre las obras, han decidido entregarlas temporalmente al MCM para su custodia y exposición.

Por último, desde 1972, los fondos aumentan regularmente por la celebración del Concurso Nacional de Cerámica de Manises, certamen que el año 1993 se convirtió en Bienal Europea de Cerámica y desde 2001 es una bienal de carácter internacional. Las obras premiadas en las diferentes ediciones de estos concursos pasan a ser propiedad del Ayuntamiento de Manises e ingresan en el Museo para su conservación.

El resultado es un patrimonio cerámica de más de 5.500 piezas producidas principalmente en Manises, con una cronología que comprende desde el siglo XIV hasta el XX, así como cerámica contemporánea de creación y un conjunto de 1.400 herramientas y utensilios utilizados en los procesos de fabricación y decoración de la cerámica en la localidad. Además, el Museo alberga, por su importancia e influencia en la cerámica local, muestras de producciones no exclusivamente maniseras: azulejería polícroma procedente de fábricas de la ciudad de Valencia, piezas confeccionadas en La Alcora y, dentro del apartado de cerámica de arte, obras de los artistas Alfons Blat y Arcadi Blasco y una representación de los trabajos premiados en la Bienal Internacional de Cerámica de Manises.

Constituye la primera sala del Museo. Ocupa el espacio destinado a cocina-comedor del edificio original construido en 1787. Durante las intervenciones llevadas a cabo en 1967 para habilitar la vivienda como museo, se revistió con un alto zócalo de azulejos con escenas de cocina. Esta decoración reproduce las producciones de las fábricas valencianas del siglo XVIII y fue realizada por el taller de José Gimeno Martínez, ceramista local y precursor de la recuperación historicista de la azulejería valenciana y de la loza popular manisera de los siglos XVIII-XIX. Precisamente, la sala se dedica a su memoria, como se puede leer en una inscripción colocada sobre la chimenea: “Sala del Ceramista Manisero José Gimeno Martínez. Artesano Ejemplar”. Por este motivo, el vestíbulo alberga de manera permanente una selección de piezas elaboradas en su fábrica entre 1935 y 1975, así como paneles de azulejos de temática religiosa pintados por seguidores de su escuela. La sala se utiliza también para presentar las últimas piezas importantes ingresadas en el Museo y suele ser el lugar de bienvenida e introducción a la visita para el público, generalmente los grupos. Se trata, quizás, de la imagen más conocida y reconocible del MCM.

Sala dedicada a explicar la tecnología que envuelve la cerámica de Manises a lo largo de sus más de setecientos años de actividad continuada. La exposición se divide en cinco apartados que, de manera resumida muestran los procesos de producción y las características técnicas más importantes: las arcillas y la preparación de las pastas, la consecución de la forma, los vidriados, la decoración y la cocción. Todo esto se realiza mediante fotografías y herramientas originales entre las cuales destacan: una prensa de azulejos de finales del siglo XIX, procedente de la fábrica de Leopoldo Mora; un horno para la cocción de reflejo metálico, levantado por el último constructor de hornos de tipo árabe José Rodrigo Cervera (Manises, 1909-1988); una maqueta de una fábrica de loza de mediados del siglo XX, realizada por Francisco Tárrega Castellano. Se trata de un complemento didáctico para entender mejor la colección de cerámica histórica de Manises que se expone en las restantes salas del Museo. Además, la sala sirve de espacio para la celebración de diversas actividades como presentaciones o conferencias. También se pueden ver en ella vídeos relacionados con la cerámica, el Museo y diferentes artistas, los cuales son proyectados en un monitor de televisión durante las visitas.

La siguiente sala resulta de especial relevancia para el Museo, pues acoge la cerámica manisera del período bajomedieval, gracias a la cual la ciudad ocupa un lugar privilegiado en la historia. Esta producción procede, en su mayor parte, de hallazgos y excavaciones arqueológicas efectuadas en el subsuelo de Manises. Incluye una notable colección de piezas decoradas en azul y una importante muestra de obras de reflejo metálico, tanto azul y dorado como únicamente dorado. Además, se expone una representación significativa, por su calidad y cantidad, de azulejos gótico-mudéjares y pavimentos, cuyo montaje ha sido realizado tratando de respetar su disposición original. Resulta también de gran interés la posibilidad de contemplar piezas que presentan defectos surgidos durante alguna de las fases de su fabricación.

Azulejo con decoración de claveles, Manises, 1400 - 1490.

Escudilla de orejas, Manises, 1575 - 1609.

En esta sala se puede contemplar la continuación de la producción de cerámica de reflejo metálico durante los siglos XVII-XVIII. Es posible apreciar las diferencias respecto a las piezas del período anterior y contemplar las series decorativas más características de esta época, entre las cuales abunda el tema del pardalot y la clavellina. Encontramos, además, una colección de cerámicas decoradas en azul o azul y morado, así como una muestra de la azulejería polícroma realizada en las fábricas de la ciudad de Valencia. De esta producción, constituye una muestra el propio pavimento de la sala, que pertenece al edificio original construido el año 1787.

Mielero, Manises, 1720 - 1790.

La sala se dedica a un siglo, el XIX, durante el cual la producción de cerámica local consiguió un nuevo auge después de superar el período de recesión experimentado a lo largo de las dos centurias anteriores. Por lo que se refiere a las piezas de forma, la principal producción está formada por objetos utilitarios de uso doméstico –platos y jarras mayoritariamente- pero también tienen una fuerte presencia los objetos meramente decorativos. En general, se trata de cerámicas realizadas con buena técnica y una estética popular, ejecutadas con pincelada firme y colorido vibrante. Respecto a la cerámica de revestimiento, encontramos muestras de la azulejería realizada en las fábricas maniseras después de un paréntesis de más de dos siglos. La recuperación de la elaboración de azulejos en Manises estuvo vinculada a la figura de Rafael González Valls (1800-1853). Este industrial valenciano abrió, en la década de 1840, una fábrica de azulejos que actuó como referente y estímulo, de manera que en la segunda mitad del siglo XIX llegaron a diecisiete las fábricas dedicadas a este tipo de producción en Manises. Las piezas más destacadas de azulejería son: el grupo de lápidas mortuorias procedentes del antiguo cementerio de Manises, la azulejería de la fábrica de Rafael González Valls y los paneles recuperados de la casa de los Huerta-Gallego, hogar de una familia de azulejeros de la localidad. Por último, la sala dedica una de sus vitrinas a la exposición de un conjunto de obras realizadas en la Real Fábrica de La Alcora, con la finalidad de ilustrar la influencia que este foco cerámico de gran importancia en los siglos XVIII-XIX ejerció en esa época sobre los obradores de Manises.

Jarra, Manises, 1800 - 1899.

Plato, Manises, 1850 - 1875.

Plato de ondas, Manises, 1875 – 1895.

Los seleccionados conjuntos de piezas que se exponen en esta sala reflejan la industrialización y el buen nivel que consigue la cerámica de Manises a finales del siglo XIX y que se consolida durante el primer tercio del XX. Por un lado, las muestras de azulejos resumen las mejoras en este campo, como: la automatización del prensado gracias a la implantación de las prensas semiautomáticas a partir de 1920; la sustitución, en parte, de los hornos tradicionales intermitentes por los de pasaje a partir de 1930 y el perfeccionamiento de la decoración por el sistema de trepas y la incorporación de las decoraciones en relieve y tubado. Hay que destacar las jambas, los zócalos y los carteles publicitarios, de estilo modernista y art decó, realizados en las fábricas de Justo Vilar e Hijos, José María Verdejo, Leopoldo Mora y Francisco Lahuerta. Por otra parte, las piezas de volumen dan muestra de las innovaciones que afectaron a su producción y decoración: la utilización de la pasta blanca calcárea de apariencia similar a la porcelana o la loza feldespática; el uso de moldes de escayola para simplificar el proceso de fabricación de piezas en serie y la utilización de las trepas y el aerógrafo para las decoraciones. De entre los objetos de forma tienen una notable relevancia los de carácter historicista, especialmente los de estilo hispanoárabe en reflejo metálico y los decorados en policromía sobre pasta blanca. Al final de la sala, una serie de vitrinas se dedican de manera monográfica a la producción de juguetes, botijos de fantasía, filtros de agua -sistemas Pasteur y Sinaí- y a la porcelana, esta última introducida tardíamente en Manises a partir de 1943 en la fábrica Cerámicas la Hispania.

Plato, Manises, 1900 - 1930.

Panel de azulejos. Cartel, Manises, ca. 1930 (Agua de Solares).

Jarrón, Alfons Blat, 1953.

La última sala del Museo se reserva a la cerámica artística, es decir, a aquellos objetos que dejan al margen la función utilitaria y decorativa que históricamente ha tenido la materia cerámica para experimentar sus posibilidades plásticas y estéticas que permiten la creación de obras de arte. De esta nueva manera de entender la cerámica fueron precursores en la Comunidad Valenciana Alfons Blat (Benimámet, 1904 – Valencia 1970) y Arcadi Blasco (Mutxamel, 1928 – Madrid, 2013), de los cuales el MCM cuenta con una buena muestra de obras ingresadas por donación, algunas de ellas expuestas en esta sala. La cerámica de creación está también representada en este espacio a través de una selección de los trabajos premiados en el Concurso Nacional de Cerámica de Manises, certamen anual que se celebra desde 1972 y que con los años se ha transformado en una bienal de alcance internacional. Una parte de la sala se utiliza también para acoger exposiciones temporales organizadas por el Museo.

DONACIONES ANUALES DEL MUSEO DE CERÁMICA

Cada año, el MCM organiza una exposición donde se exhiben las obras que han pasado a formar parte del Museo gracias a su donación por parte de los ciudadanos. La muestra sirve para agradecer la labor de los donantes en el incremento de los fondos del Museo y en la conservación de nuestra cultura e historia.

PIEZAS CEDIDAS TEMPORALMENTE POR LOS VECINOS

Cada dos años y con una temática diferente, el MCM organiza una exposición con piezas cedidas temporalmente por los vecinos. Desde el inicio de esta actividad, el Museo ha acogido las siguientes muestras: L’escuradeta (2014), Pedestals i Portatestos (2016) i Filtres i Sinaís (2018). Se trata de una iniciativa muy importante para el Museo, ya que sirve para dar a conocer el rico patrimonio cerámico que aún se conserva en las casas de los vecinos del pueblo, así como para estrechar lazos con la ciudadanía.

Cada año desde 1977, el ICOM (Consejo Internacional de Museos) celebra el Día Internacional de los Museos para destacar la labor de los museos y concienciar a la ciudadanía sobre su papel en el desarrollo de la sociedad. Con este motivo, los diferentes museos organizan actividades especiales. En cuanto al MCM, los últimos años ha apostado por dar la posibilidad a los niños de las escuelas infantiles del pueblo de tener su primer contacto con el barro, para lo cual ha ofrecido talleres de torno y modelaje.

Organizada por el Ayuntamiento de Manises, la Técnica del MCM se encarga de su coordinación y es gestionada en su mayor parte por personal del Museo.

El MCM presta, para el público en general, un servicio de visitas a través de los guías de turismo de la Oficina de Turismo de Manises. Para público más experto relacionado directamente con la materia (escuelas de bellas artes, de cerámica, de diseño) se realizan visitas especializadas por parte de la Técnica del Museo.

A lo largo del año, el MCM trata de organizar y acoger actividades culturales de diversa índole, pero con una finalidad común: conseguir una mayor contextualización de la colección. El objetivo es ofrecer al público una interpretación y una comprensión de los fondos del Museo diferente (más lúdica, más especializada, etc.) a la que se puede obtener de una visita al uso por el Museo. Algunas de estas actividades son conferencias, conciertos, muestras de indumentaria, presentaciones de libros, etc.

La Bienal Internacional de Cerámica de Manises es la continuación del Concurso Nacional de Cerámica de Manises, celebrado por primera vez el año 1972. Este certamen, organizado por el Ayuntamiento de Manises con el patrocinio de la familia Gallego Vilar, se convirtió en pocos años en el concurso de cerámica contemporánea más importante del estado español. Su relevancia se refleja en la evolución que ha experimentado desde su creación y que le ha llevado a transformarse en un evento de alcance mundial. Los cambios hacia las dimensiones y la trascendencia actuales se pueden dividir en dos etapas. La primera se inicia en 1993, cuando el concurso se convierte en Bienal Europea de Cerámica y amplía así su ámbito de actuación, lo que permite establecer conexiones con el resto de países europeos. La segunda se produce en 2001, año en que se internacionaliza y pasa a ser Bienal Internacional de Cerámica. De esta manera se materializa la aspiración de aumentar plenamente su proyección y conseguir promocionar el nombre de Manises como ciudad ceramista a nivel mundial.

Durante sus más de cuarenta años de vida, el concurso ha sido un potente vehículo para redescubrir la cerámica como materia de nuevas posibilidades artísticas y ha ayudado a la difusión de una singular forma de expresión plástica que contaba con menos posibilidades dentro del arte contemporáneo. Ha servido también para ampliar las referencias de aquella industria local que buscaba una renovación y, en definitiva, ha conseguido conectar tradición y modernidad, enlazando el pasado de la cerámica tradicional y centenaria de Manises con el presente del arte contemporáneo internacional. Por otro lado, el concurso ha permitido conseguir otro objetivo no menos importante: dotar al MCM de una colección de cerámica contemporánea de primer nivel, ya que las obras premiadas en las diferentes ediciones pasan a ser propiedad del Ayuntamiento de Manises e ingresan en el Museo para su conservación y exposición.

A finales del mes de noviembre de 2017, el Museo de Cerámica de Manises cumplía 50 años de vida desde que abrió sus puertas en 1967. Medio siglo durante el cual ha desarrollado de manera ininterrumpida su actividad y ha dotado a Manises de un espacio de recuperación, conservación, investigación, exposición y difusión de la que, hasta hace unas décadas, fue su ocupación fundamental: la cerámica.

Los actos para celebrar esta efeméride se iniciaron el 2 de diciembre de 2017, con una ceremonia conmemorativa y la proyección de un vídeo promocional del MCM.[13]​ En el acto se presentó también la programación cultural elaborada con motivo del 50 aniversario y por la cual el Museo acogió una intensa actividad a lo largo de todo el 2018.

Por una parte, con la inteción de difundir los fondos del Museo, se organizaron diversas exposiciones: L’obra d’inici (marzo – julio) donde se exhibió una muestra representativa de los objetos legados por el matrimonio Casanova Dalfó – Sanchis Causa que constituyó el núcleo inicial de las colecciones del Museo. Manises i Paterna (octubre – eneri) donde se mostraron obras tanto del MCM como del Museo de Cerámica de Paterna con el objetivo de hacer patentes las similitudes de la producción cerámica de las dos ciudades. Además, para extender la imagen del MCM en el exterior, un conjunto de ocho paneles publicitarios en cerámica, producidos entre 1927-1936 en la fábrica de Francisco Lahuerta mediante la técnica del tubado, fueron cedidos en préstamo al Museo del Diseño de Barcelona para formar parte de una exposición temporal. Por último, la exposición Fotografies de l'MCM ofreció en el vestíbulo del hospital de Manises una muestra fotográfica de imágenes del Museo.

Por otra parte, se desarrolló un plan de difusión de actividades que, con carácter divulgativo, incluyó diferentes actividades. La pieza del mes, con la que se realizó el comentario de una serie de piezas que no se encuentran habitualmente expuestas en las salas del Museo, casi todas recuperadas en excavaciones arqueológicas. Cuatro conferencias, celebradas con una periodicidad trimestral, con las que se abordaron diversos temas relacionados con la historia y la cerámica de Manises. Finalmente, tres visitas comentadas por diversos emplazamientos significativos de la historia de la localidad.

Para completar la agenda de actos del 50 aniversario, tuvieron lugar dos presentaciones. En primer lugar, la de la asociación Amics del Museu de Ceràmica de Manises, entidad creada con el objetivo de promover acciones culturales relacionadas con la misión y la actividad del Museo y de colaborar en la difusión y el desarrollo de sus tareas. En segundo lugar, la presentación del catálogo del MCM.



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