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Narcocorridos



El narcocorrido es un subgénero musical de carácter popular que tiene sus raíces en el romance español.[1]​ Se trata de una variación del corrido mexicano. Al igual que este, las bases de su estilo son los ritmos polca, vals y mazurca,[1]​ interpretados por música regional mexicana.

La temática de los narcocorridos es variada pero bien definida y constituye una propia filosofía de vida con su particular aproximación a la muerte y al goce de la vida. En los narcocorridos se suele hablar de la lealtad, el amor, las mujeres, los excesos. Carlos Monsiváis identifica las características temáticas generales de los narcocorridos:

El subgénero tiene su origen en la región fronteriza entre México y Texas[1]​ En un inicio su función era la de servir como “periódicos musicales”. A falta de medios de comunicación de alcance masivo en el sector rural, se cantaban acontecimientos considerados importantes para que el resto de la comunidad se enterara de ellos.[1][3]​ Sin embargo, mientras que en la década de los treinta los corridos solían tener una sólida base en hechos reales, hoy en día es común que se compongan corridos con poca base en la realidad.[4]

En la actualidad, el narcocorrido ha adquirido una mayor presencia en los medios de comunicación. Se le ha considerado como el producto más tangible de la narcocultura.[4]​ Varios de sus intérpretes han llegado a ser asesinados por los propios carteles de la droga, pasando a ser la banda sonora de la guerra contra el narcotráfico en México.[5]​ Su alcance es cada vez mayor: otros países como Guatemala y Colombia (en este último es conocido como Corrido Prohibido, donde sus canciones son censuradas en los medios de comunicación) también lo han adoptado como expresión de su cultura popular, especialmente en las poblaciones de escasos recursos y poco o nulo acceso a la educación básica.[cita requerida]

El narcocorrido tiene sus antecedentes en el corrido de la Revolución mexicana. Elijah Wald señala que fue durante este periodo (1910-1920) que la forma tradicional del corrido cobró más importancia y mayor popularidad.[1]​ Se trataba entonces de “historias de valientes prófugos, pistoleros y caballos”, en las que “se alaba el heroísmo de los generales y se relata con lujo de detalle cada batalla”. Entre estos corridos están “Catarino y los rurales” y los numerosos corridos villistas dedicados al personaje de Pancho Villa. Algunos de estos corridos aún son escuchados e interpretados en nuestros días.

El periodo que siguió la Revolución mexicana es considerado como la época en la que se desarrolló el narcocorrido como tal. Es en la década de los treintas cuando aparecen corridos que hablan explícitamente del tráfico de drogas y de narcotraficantes. El corrido “El Pablote”, compuesto por José Rosales, es el primer corrido del que se tiene registro que habla de un narcotraficante.[4]​ Fue grabado en 1931 en El Paso, Texas y habla sobre Pablo González, un capo chihuahuense de principios del siglo XX. Los corridos “Por morfina y cocaína” de Manuel Cuellar Valdez y “El contrabandista” de Juan Gaytán (ambos grabados en 1934) están escritos desde el punto de vista de un narcotraficante que cayó preso. Los dos narcocorridos incluyen la moraleja de que traficar drogas no deja nada bueno.

Otro ejemplo importante de estos primeros narcocorridos, grabado veinte años después, es “Arnulfo González” compuesto por Tomás Ortiz de Los Alegres de Terán.[3]

Fue en las décadas de los setenta y ochenta que el narcocorrido maduró y alcanzó la popularidad. En esta época nace el narcocorrido como lo conocemos actualmente. Algunos aficionados del género suelen mencionar "Contrabando y traición", también conocido como el corrido de Camelia la Tejana, como el primer narcocorrido.[4]​ Este corrido fue compuesto por Ángel González, habla sobre el contrabando de droga en la frontera y alcanzó la popularización gracias a Los Tigres del Norte. Bajo esta misma línea, bandas e intérpretes como Los Tucanes de Tijuana, en la década de los ochenta, y Chalino Sánchez, en los noventa, compusieron narcocorridos que ensalzaban las hazañas y las vidas de traficantes famosos.

En la actualidad, el narcocorrido ha alcanzado nuevos niveles de popularidad y ha explorado distintos tipos de enunciación más explícitos y violentos. La guerra contra el narcotráfico y las nuevas tecnologías han sido en parte responsables por estos cambios. El documental Narco Cultura de Shaul Schwarz (2013) explora esta nueva generación de narcocorridos, narcotraficantes y admiradores del narcotráfico. Los hermanos Valenzuela, fundadores del sello discográfico Twiins Culiacán y el Movimiento Alterado, han sido responsables de popularizar el estilo “alterado” de estos nuevos narcocorridos. A través de las nuevas tecnologías y de la comercialización de narcocorridos entre las poblaciones hispanas que viven en Estados Unidos, han impulsado a artistas como Buknas de Culiacán y Alfredo Ríos “El Komander”, quien se ha llamado a sí mismo un “artista de redes sociales”.[5]​ El hecho de que este tipo de narcocorrido haya alcanzado su popularidad gracias a internet y a la venta de discos en tiendas estadounidenses es una respuesta directa a los intentos del gobierno mexicano por prohibir la difusión de este tipo de contenido en medios de difusión tradicionales como la radio y la televisión. Los hermanos Valenzuela han declarado que el éxito de este tipo de música se ha dado en Estados Unidos y en las redes sociales porque en México el gobierno dificulta la comercialización y la difusión de los llamados corridos alterados. Como referente de este tipo de narcocorridos, destaca “Los Sanguinarios del M1”, canción que sirve como una especie de manifiesto para la evolución del subgénero. En ella participan diversos artistas pertenecientes al Movimiento Alterado. Se habla de torturas, armas, secuestros, drogas, venganza, lealtad, entre otras cosas propias del oficio de un sicario. Al mismo tiempo, contiene referencias a narcotraficantes famosos, como Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, y a héroes revolucionarios como Pancho Villa. Esta canción ha sido uno de los sencillos más exitosos de la disquera Twiins Culiacán.

Los narcocorridos han servido como medios de publicidad para promocionar un estilo de vida idealizado basado en el consumo y la mitificación de personajes con un poder adquisitivo alto pero de origen humilde. Este tipo de corridos promueve un estilo de vida de consumo y excesos.[6]​ Frecuentemente se mencionan marcas de bebidas alcohólicas, destinos turísticos, tipos de armas y automóviles lujosos.

En los últimos años, han aparecido numerosas producciones culturales que hablan de los narcocorridos, los utilizan o se inspiran en ellos. Las obras van desde series de televisión tanto latinoamericanas y estadounidenses, como El Señor de los Cielos y Breaking Bad, hasta narraciones literarias que se han convertido en best sellers, como La Reina del Sur escrita por el español Arturo Pérez-Reverte y La Virgen de los Sicarios del colombiano Fernando Vallejo. Esto ha significado una expansión del narcocorrido y el fenómeno del narcotráfico, lo cual a su vez ha causado un creciente interés por los mismos. A estos y otros fenómenos relacionados con el tráfico de drogas se le ha llamado narcocultura. Debido a su origen marginal, su oposición a los valores de la cultura hegemónica y la violencia involucrada, hay quienes señalan similitudes entre la narcocultura y el narcocorrido y el gangsta rap y la cultura del hip hop.[5][7]

Recientemente los narcocorridos (sobre todo los relacionados con el Movimiento Alterado) han sido criticados por un amplio sector de la población al considerarlos una apología de la violencia, ubicándolos dentro de un discurso que promueve valores contrarios a los perseguidos por el Estado. Además de las discusiones en el ámbito ético-moral, los narcocorridos han generado controversias legales en varios estados de México.[cita requerida] Gobernadores y presidentes municipales de Chihuahua, Sinaloa, Baja California, Michoacán, Tamaulipas, Nayarit y Morelos han buscado diferentes vías para prohibir los narcocorridos y atenuar así el impacto negativo de la cultura del narcotráfico en la sociedad. En 2011 el Gobernador de Sinaloa Mario López Valdez emitió un decreto que pretendía prohibir la interpretación de narcocorridos en bares, cantinas y centros nocturnos del estado, argumentando que se violaba el Artículo 63 de la Ley Federal de Radio y Televisión:

En 2013 la Suprema Corte de Justicia de la Nación revirtió y declaró inconstitucional el decreto emitido por el gobernador de Sinaloa por exceder sus atribuciones y tomar decisiones que le corresponden originalmente al Poder Legislativo.[9]​ Hasta la fecha el Congreso Mexicano no ha discutido formalmente la creación de un nuevo tipo penal o artículo constitucional que limite el derecho a la libertad de expresión con relación a las producciones artísticas o culturales relacionadas al narcotráfico.

En marzo de 2015 el Ayuntamiento de Chihuahua aprobó un bando para sancionar con arresto de hasta 36 horas y multas de 20.000 dólares a todo aquel que interprete narcocorridos en un evento.[10]​ En mayo de 2017 el director de Gobernación Municipal de Chihuahua, Isaac Díaz, informó que multó con 500 mil pesos a los organizadores del concierto de Los Tigres del Norte y a los encargados del palenque en la Feria de Santa Rita, recinto que fue clausurado hasta no pagar la sanción económica.[11]​ El Ayuntamiento multó también a Los Tigres del Norte con 500.000 pesos. "No está el horno como para hacer bollos. No podemos permitir que ahora como están las cosas como la inseguridad, se veneren a estos personajes del narcotráfico con canciones", declaró su alcaldesa María Eugenia Campos Galván.[12]

Primera etapa

Segunda etapa

Actualidad

Narcocorridos Famosos

Hispánica de los Países Bajos, 22 (2002): 137-54.

L.A.” Ethnomusicology. 45.2 (Primavera/Verano 2001): 315-337.

Plaza y Valdés, 1995.

frontera.” Somos. (Número dedicado a Los Tigres del Norte). 13.228 (febrero de 2003): 72-79.

of New México Press, 2001.

narcocorrido. México: Editorial Planeta, 2011.

abusos de un género.” Studies in Latin American Popular Culture. XXIX 2011.

antecedentes tempranos del narcocorrido en la frontera México-Estados Unidos.” Aztlán: A Journal of Chicano Studies. Vol. XXXV, No. 2 (Fall 2010).

narcocorrido: Orígenes y desarrollo del canto a los traficantes.” Studies in Latin American Popular Culture. Special issue on border culture. XXIII (2004):21-41.

verdad: Myths and Realities of the Mexican Ballad,”. The South Central Review. Special issue “Memory and Nation in Contemporary Mexico”. 21.3 (Fall 2004):129-149.

Características del narcocorrido finisecular.” Ciberletras # 11. Special issue “End of 20th Century Mexican Literature”. (July, 2004)

ochenta y noventa: un juicio moral suspendido". The Bilingual Review/ La Revista Bilingüe. XXIII.2 (May–August 1998): 145-156.

narco-corridos mexicanos del Movimiento Alterado

A Contracorriente: Journal of Social History and Literature in Latin America. Vol. 10, No. 3 (Spring 2013): 302-334.

la mujer en el narcocorrido.” The Colorado Review of Hispanic Studies.

del cancionero de las drogas." A Contracorriente: Journal of Social History and Literature in Latin America.. (Spring 2010).V. 7, No. 3.

el pasito duranguense, la onda grupera y las nuevas geografías de la identidad popular mexicana.” Mexican Studies/Estudios Mexicanos. (2010): 31-45.XXVI.1

literatura y cultura mexicana. Ciudad Juárez: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Press 2006.

Revista Chicano Riqueña. 1979:7 No. 4: 4961.

drogas, armas, y guerrilleros. Nueva York: Rayo, 2001



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