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Nevus



Un nevus o nevo (del latín naevus, lunar) es una proliferación de distintos tipos de células en la piel. [1]​Así, puede haber nevus sebáceos, apocrinos (de las glándulas apócrinas de la piel), etc. Los más característicos son los nevus melanocíticos, que son proliferaciones de células pigmentadas llamadas "células névicas".

No se sabe con certeza de dónde proviene la célula névica. Algunos autores suponen que tiene parentesco con el melanocito, célula responsable de fabricar la melanina, el pigmento que da el color moreno a la piel.

De acuerdo al adjetivo que acompaña a los nevus estos se clasifican médicamente:

La variedad más común de nevus melanocítico es el nevus melanocítico común adquirido. Prácticamente todas las personas de tez clara tienen este tipo de nevus. El número va cambiando con la edad, ya que el nevus es una lesión dinámica. Primero aparece en la unión entre la dermis y la epidermis, luego migra hacia la dermis a la vez que va haciéndose más abultado. Por tanto, la protrusión de un nevus no quiere decir que este se esté transformando en un cáncer tipo melanoma, sino sólo que está maduro. Progresivamente van desapareciendo a la vez que aparecen otros.

Se localizan sobre todo en las áreas expuestas al sol, fundamentalmente por encima de la cintura. Hay muchos factores que pueden hacer que un nevus cambie de aspecto, por ejemplo traumatismos, infecciones, factores hormonales, etc. Sin embargo, la transformación a melanoma se considera rara, y sólo ocurre en los nevus en estados iniciales. Los nevus maduros o intradérmicos prácticamente nunca degeneran.[2]

Si bien, los nevus son neoplasias benignas se puede prevenir su aparición mediante una protección solar efectiva durante la infancia. Se ha visto en diferentes estudios, que la exposición solar intensa durante los primeros 20 años de vida es un importante factor de riesgo para el futuro desarrollo cáncer de piel de tipo melanoma o no-melanoma.[3]​ Asimismo, se recomienda consultar a un dermatólogo en caso de que un lunar presente cambios recientes que se pueden resumir con la regla del ABCDE:[4]

En caso de pacientes con múltiples nevus (síndrome de nevus displásico) u otros factores de riesgo personales o genéticos para el desarrollo de melanoma, se puede valorar un seguimiento específico con el especialista para lograr una detección precoz de melanoma.

En general, los nevus no requieren ningún tratamiento específico al tratarse de lesiones benignas.[5]​ En caso de presentar cambios deberían ser valorados por un dermatólogo para valorar la lesión mediante dermatoscopia y valorar la necesidad de cirugía.



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