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Nicotiana tabacum



El tabaco de Virginia, petén o hierba santa (Nicotiana tabacum) es una planta herbácea perenne, de la familia de las solanáceas, oriunda de América tropical y de cuyas hojas se produce la mayor parte del tabaco consumido hoy en el mundo.

N. tabacum es una hierba anual, bienal o perenne, pubescente-glandulosa, robusta, de 50 cm hasta 3 m de altura. La raíz es larga y fibrosa. El tallo es erecto, de sección circular, piloso, pegajoso y viscoso al tacto. Se ramifica cerca de su extremo superior, produciendo hojas densas, grandes (30-40 cm de largo por 10 a 20 de ancho), alternas, sentadas, ovadas a lanceoladas, de color verde pálido; al tacto comparten la viscosidad del tallo. Son frágiles, y despiden un olor ligeramente acre y narcótico, debido a la nicotina, un alcaloide volátil de sabor agresivo y olor intenso.

Las flores, actinomorfas, hermafroditas, bracteadas y pediceladas son verde-amarillentas o rosadas según la variedad, con un pequeño cáliz de 1 a 2 cm y una corola pubescente, de cinco lóbulos aovados, de hasta 5 cm. El ovario es glabro. La polinización es entomófila, siendo himenópteros y lepidópteros los principales polinizadores. Aparecen a comienzos del verano, y hacia octubre dan un fruto cápsular ovoide y coriáceo de 1,5-2,5 cm de largo, con simientes infra-milimétricas pardas con mucrón en el hilo cárpico.[1]

N. tabacum parece haber sido el resultado de un cruce espontáneo entre Nicotiana sylvestris y Nicotiana tomentosa. Es tetraploide.[cita requerida]

Los estudios arqueológicos sugieren que el origen del uso cultural de Nicotiana tabacum se establece en la zona andina, a partir del 500 a. C.[2]​ Cuando se coloniza América, el consumo estaba extendido por todo el continente. Las primeras semillas se llevaron a Europa en 1559 y fueron plantadas en tierras situadas alrededor de Toledo (España). Desde allí se extendió su cultivo por el mundo entero.

Aunque las hojas son la parte de la planta que se destinan a la acción terapéutica de varias enfermedades, su modo de empleo cambia para cada padecimiento. Los sabañones son tratados mediante una infusión de hojas de tabaco, con ramas de capulín agarroso (Conostegia xalapensis), guayaba (Psidium guajava), aguacate (Persea americana), muicle (Justicia spicigera), hierba del zorrillo (Dyssodia porophylla) y ajo (Allium sativum). Con ello se lavan los pies y piernas donde se tiene el problema, luego se untan con refino y después aceite de comer, y se cubren con un trapo limpio y delgado. Este tratamiento se debe realizar tres veces o hasta que ceda la infección

En caso de bronquitis, se prepara un té con esta planta y la de bálsamo (Sweetia panamensis, basónimo), manzanilla (Matricaria recutita), saúco (Sambucus mexicana), romero (Rosmarinus officinalis) y se bebe en la mañana y en la noche. Es útil en el tratamiento de algunos padecimientos de tipo ortopédico como huesos rotos, torceduras, fracturas de tobillo, dolor de huesos y en lastimaduras y reumas. En este último caso, las hojas se mantienen en alcohol o refino por un tiempo y después se untan.[3]

Nicotiana tabacum fue descrita por Carlos Linneo y publicado en Species Plantarum, vol. 1, p. 180, 1753[2].[4]



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