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Nikos Kazantzakis



Nikos Kazantzakis (en griego, Νίκος Καζαντζάκης; Heraclión, Imperio otomano; 18 de febrero de 1883-Friburgo de Brisgovia, Alemania; 26 de octubre de 1957) fue un escritor griego, autor de poemas, novelas, ensayos, obras de teatro y libros de viaje. Posiblemente, es el escritor y filósofo griego más importante del siglo XX y el que ha sido traducido a más lenguas. No obstante, no fue muy conocido hasta el estreno de la película Zorba, el griego (1964), de Michael Cacoyannis, basada en la novela homónima y obra más reconocida de Kazantzakis junto con La última tentación de Cristo.

Kazantzakis nació en Megálo Kástro [Μεγάλο Κάστρο] (hoy Heraklion, Creta) en 1883. Cuando Kazantzakis nació, Creta estaba todavía bajo el dominio del Imperio otomano. Su apellido, Kazantzakis, deriva de la palabra turca Kazanci, que significa 'el que fabrica, repara y/o vende calderos'.

En 1902, Kazantzakis se mudó a Atenas (Grecia), donde estudió Derecho en la Universidad de Atenas y luego, en 1907, emigró a París para estudiar filosofía. Como explica en su obra autobiográfica Carta al Greco[1], allí asistió a las clases y las enseñanzas de Henri Bergson, pero sobre todo descubrió a Nietzsche, en quién creyó encontrar al artífice de la vuelta a concepción dionisiaca griega presocrática del hombre como centro del universo. Se desplaza a Sils-Maria en la Engandina suiza para conocer de primera mano el entorno en que el filósofo había redactado sus escritos.[2]​ A partir de los libros de Nietzsche se reafirma en su concepción vitalista de la existencia.

Al regresar a Grecia, comenzó a traducir obras de filosofía y en 1914 entró en contacto con Ángelos Sikelianós. Juntos viajaron durante dos años por los lugares en los que floreció la cultura greco-cristiana, especialmente los monasterios del Monte Athos donde ambos permanecieron cuarenta días, visitando los monasterios del lugar y viviendo la vida de los ascetas. A partir de esta experiencia fue en gran medida influenciado por el nacionalismo entusiasta de Sikelianós.

En 1917, conoció a Georges Zorbas, futuro icono de la novela Alexis Zorba, y explotó con él una mina de lignito en la región griega de Mani que Nikos había comprado con la herencia de un tío paterno. La experiencia terminó en fracaso económico y tuvieron que cerrar la explotación, pero el vitalismo insobornable de Zorbas le acabó de reafirmar en su vocación de escritor. Permanecieron en contacto epistolar hasta la muerte de Zorbas en Serbia, donde explotaba una cantera, durante la segunda guerra mundial.[3]

Kazantzakis se casó con Galatea Alexiou en 1911 y se divorciaron en 1926. Galatea Alexiou tomaría su apellido y sería conocida con el nombre de Galatea Kazantzakis, negándose más tarde a dejar de utilizar su apellido y poniendo esto como una de las condiciones para su divorcio. Se casó de nuevo, con Elena Samiou, en 1945.

En 1918 viaja y reside en Suiza. En 1919, como Director General del Ministerio de Bienestar Social, organizó el traslado de las poblaciones griegas pónticas desplazadas por la Revolución Rusa de 1917, desde la región del Cáucaso a Grecia. Para Kazantzakis, éste fue el comienzo de una odisea a través del mundo. Hasta su muerte en 1957, residió temporalmente en París y Berlín (desde 1922 hasta 1924), Italia, Rusia (en 1925), España (en 1932) y luego en Chipre, Egina, Egipto, el Monte Sinaí, Checoslovaquia, Niza (más tarde compraría una villa en los alrededores de Antibes, en la sección de la Ciudad Vieja, junto al famoso rompeolas), China y Japón.[4]

Mientras estaba en Berlín, donde la situación política era explosiva, Kazantzakis descubrió el comunismo y se convirtió en admirador de Lenin. Nunca fue un comunista consistente, pero visitó la Unión Soviética y estuvo con el miembro de la Oposición de Izquierda y escritor Victor Serge. Fue testigo del ascenso de Stalin, y se sintió defraudado con el comunismo de estilo soviético. En torno a esta época, sus más tempranas creencias nacionalistas fueron gradualmente reemplazadas por una ideología más universal.

En 1945, se convirtió en líder de un pequeño partido de izquierdas no comunista, y entró en el gobierno griego como ministro sin cartera. Dimitió de su puesto al año siguiente.

En 1946, la Sociedad de Escritores Griegos recomendó a Kazantzakis y Ángelos Sikelianós para ser galardonados con el Premio Nobel de Literatura. En 1956, perdió el Nobel frente a Juan Ramón Jiménez por un solo voto.[5]​ En 1957 comenzó un nuevo viaje hacia China y Japón. Este fue su último viaje. Kazantzakis, que sufría leucemia, se sintió enfermo y fue trasladado a Friburgo (Alemania), donde murió. Fue enterrado sobre una de las murallas que rodean Heraklion, ya que la Iglesia ortodoxa no permitió que fuera enterrado en un cementerio. Su epitafio reza: «No espero nada, no temo nada, soy libre» (en griego: Δεν ελπίζω τίποτα, δε φοβούμαι τίποτα, είμαι λέφτερος).

Su primer trabajo fue la narración La serpiente y la azucena (1906), que firmó con el seudónimo Karma Nirvami. En 1909, Kazantzakis escribió una obra teatral en un acto titulada Comedia, en la que remarcablemente resuenan temas existenciales que prevalecerían mucho después, en la Europa de la posguerra, en autores como Sartre y Camus. En 1910, después de sus estudios en París, escribió la tragedia El maestro constructor, basado en un popular mito folclórico griego.

Kazantzakis consideraba su enorme poema épico (33 333 versos de longitud), La Odisea: Una secuela moderna, como su trabajo más importante. Iniciado en 1924, lo reescribió siete veces antes de su publicación en 1938. De acuerdo con otro autor griego, Pantelis Prevelakis, «ha sido un esfuerzo sobrehumano registrar su inmensa experiencia espiritual». Siguiendo la estructura de la Odisea de Homero, está dividido en 24 rapsodias.

Sus más famosas novelas incluyen Alexis Zorba (1946); Cristo de nuevo crucificado (1948); Libertad o Muerte (1950); La última tentación de Cristo (1951); y El pobre de Asís (1956); Informe al Greco (1961),[6]​ contiene tanto elementos autobiográficos como ficticios, y resume su filosofía como «una mirada cretense», y discute su origen arábigo (los árabes dominaron Creta entre los años 825–961).

Al comienzo de su juventud, Kazantzakis se encontraba espiritualmente inquieto. Torturado por preocupaciones metafísicas y existenciales, buscaba socorro en el conocimiento y los viajes, contactar con una diversa variedad de gentes, de todo tipo de existencias. La influencia de Friedrich Nietzsche en su trabajo es evidente, especialmente los conceptos de Nietzsche del ateísmo y el superhombre (Übermensch). Sin embargo, también estaba obsesionado con preocupaciones espirituales. Para lograr una unión con Dios, Kazantzakis permaneció en un monasterio durante seis meses.

En 1927, Kazantzakis publicó en griego sus «Ejercicios espirituales», los cuales habían sido compuestos en Berlín en 1923.

La figura de Jesús siempre estuvo presente en sus pensamientos, desde su juventud hasta sus últimos años. El Cristo de La última tentación de Cristo comparte las angustiosas preocupaciones metafísicas y existenciales de Kazantzakis, buscando respuestas a preguntas obsesivas, y con frecuencia dividido entre su sentido del deber y su misión, por un lado, y sus propias necesidades humanas de disfrutar de la vida, de amar y ser amado, y tener una familia. Una figura trágica que al final sacrifica sus propias esperanzas humanas por una causa mayor, el Cristo de Kazantzakis no es una deidad tan infalible y libre de pasiones pero es un apasionado y emotivo ser humano que ha sido asignado a una misión, con un significado con el que está luchando por comprender y que con frecuencia le exige enfrentarse a su consciencia y sus emociones, y en última instancia a sacrificar su propia vida para su cumplimiento. Es sujeto de dudas, miedos e incluso culpas. Al final él es el Hijo del Hombre, un hombre cuya lucha interior representa su humanidad.

Muchos religiosos griegos conservadores condenaron el trabajo de Kazantzakis. Su respuesta fue: «Me habéis dado una maldición, Santos Padres, yo os doy una bendición: que vuestras consciencias sean tan claras como la mía y que seáis tan morales y religiosos como yo», antes de que la Iglesia Ortodoxa Griega lo excomulgara en 1955.

La última tentación fue incluida por la Iglesia católica en el Índice de Libros Prohibidos. Kazantzakis reaccionó con el envío de un telegrama con la cita del escritor Tertuliano: Ad tuum, Domine, tribunal appello («Interpongo mi apelación a tu tribunal, Señor»). Muchos cines prohibieron la película de Martin Scorsese, que fue estrenada en 1988 y se basaba en su novela.

En los días de Kazantzakis, el mercado internacional de material publicado en griego moderno era muy reducido. Kazantzakis también escribió en griego moderno (demótico), con rastros de dialecto cretense, lo que hizo a todos sus escritos los más controvertidos en los círculos literarios conservadores domésticos. Las traducciones de sus libros en otras lenguas europeas no aparecieron hasta que era anciano. De ahí que encontrara dificultades para vivir de la escritura, lo que lo condujo a escribir gran cantidad de encargos, incluyendo un buen número de traducciones del francés, alemán e inglés, y curiosidades como ficción francesa y libros de texto escolares en griego, principalmente porque necesitaba el dinero. Algunos de sus escritos «populares» fueron sin embargo distinguidos, tales como sus libros basados en sus extensos viajes, que aparecieron en la serie «Viajar» que él fundó. Estos libros en Grecia, Italia, Egipto, Sinaí, Chipre, España, Rusia, Japón, China e Inglaterra son obras maestras de la literatura de viajes griega.

Ensayos:

Epistolario:

Viajes:

Tomado de sus «Ejercicios espirituales»:[cita requerida]

Hemos visto la mayor espiral de poderes. Y hemos llamado Dios a ese círculo. Podríamos haberle dado cualquier otro nombre que quisiéramos: Abismo, Misterio, Oscuridad Absoluta, Luz Absoluta, Materia, Espíritu, Última Esperanza, Última Desesperación, Silencio. Procedemos de un abismo oscuro, terminamos en un abismo oscuro, y llamamos al intervalo luminoso vida.

El párrafo introductorio de sus «Ejercicios espirituales» también se emplea como diálogo en la película Zorba el Griego, Zorba al Jefe, también se utiliza como diálogo en Patch Adams:

Un hombre necesita un poco de locura, si no nunca se atreverá a cortar la soga y ser libre.

El quincuagésimo aniversario de la muerte de Nikos Kazantzakis fue seleccionado como motivo principal para una moneda de euros de gran valor para coleccionistas; la moneda de 10 euros conmemorativa de Nikos Kazantzakis, acuñada en 2007. Su imagen se encuentra en el anverso de la moneda, mientras en que el reverso está el Emblema Nacional de Grecia con su firma representada.



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