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Obispo de Ostia



La Sede suburbicaria de Ostia (en latín: Ostiensis) es una sede de la Iglesia católica, sufragánea de la diócesis de Roma, perteneciente a la región eclesiástica del Lacio. En la actualidad es administrada apostólicamente por el cardenal Agostino Vallini, mientras que el título cardenalicio pertenece a Giovanni Battista Re.

La diócesis comprende solo la catedral, que es la basílica de Santa Áurea, y que es administrada por el cardenal vicario de Roma.

La diócesis de Ostia, fue fundada en el siglo III. Su sucesión episcopal comenzó en 229. Sin contar al mártir San Ciriaco, y Máximo, el obispo que, de acuerdo a las Actas de San Lorenzo, fue consagrado como Papa con el nombre de Dionisio en 269, el primer obispo de Ostia fue otro Máximo del 313. De acuerdo con una tradición que se remonta a 336 y trasmitida por Agustín de Hipona, sus obispos tienen derecho a consagrar al nuevo Papa. Hacia el 707, los obispos de Ostia residían en Roma, llevando a su cargo los Bibliothecarius Sanctae Ecclesiae. Los Papas, luego los dejaron para la administración de la Iglesia universal, sobre todo en las legaciones. Los obispos de Ostia se encontraban entre los titulares de las funciones pontificias en las sedes vacantes, y además, fueron convertidos en cardenales episcopales o cardenales obispos.

En 1150, el Papa Eugenio III decretó que el obispo de Ostia debía ser el decano del Colegio de Cardenales. En la misma fecha, la diócesis de Velletri se unió a la de Ostia. La Diócesis de Tres Tabernae y Norma fueron, en diferentes fechas, adjuntas a Ostia, separado del lugar de Ostia y Velletri.

Entre los obispos notables de aquella época se cuentan Ubaldo Allucingoli; Ugolino dei Conti; Rinaldo dei Conti; Pierre de Tarentaise O.P.; Beato Latino Orsini, un gran estadista y diplomático; Niccolò Boccasini; y Nicolás Alberti, el pacificador de Toscana. Durante el papado de Aviñón, todos los obispos de Ostia eran residentes franceses en Aviñón o en servicio como legados, el más famoso entre ellos fue Pierre d'Estaing (1373) quien convenció al Papa Urbano V de volver a Roma. Durante el gran cisma, cada uno de los papas rivales nombró a su propio obispo de Ostia.

El 5 de mayo de 1914, el Papa Pío X, con el motu proprio Edita a Nobis, volvió a separar las diócesis de Ostia y Velletri, y declara que a partir de ese momento, el decano del Colegio Cardenalicio uniría su sede episcopal con la de Ostia. El Papa Pío XII restauró la jurisdicción eclesiástica, al incluirla en la diócesis de Roma. De la diócesis quedó solo la iglesia catedral Santa Áurea.

La diócesis de Ostia tiene una situación canónica especial: el Papa nombra al cardenal vicario como administrador apostólico de Ostia, mientras que el Cardenal Decano retiene el título de ésta sede suburbicaria.



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