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Ocnos



En la mitología griega, Ocnos (en griego Ὄκνος, derivado de ὄκνος, “timidez, duda, vacilación”[1]​) es un personaje simbólico habitante del Hades, al que se representa trenzando continuamente una cuerda de juncos mientras una burra, a su vez, la va devorando.[2]

Se le suele identificar como hijo del rey Tiberino Silvio de Alba Longa, o bien del dios Tiberino (que suele ser considerarse como la apoteosis del primero), personificación y epónimo del río Tíber, y de la sacerdotisa Manto, hija del adivino Tiresias. Virgilio,[3]​ y ciertas tradiciones posteriores,[4][5]​ le atribuyen la fundación mítica de varias ciudades italianas (Bolonia, Cesena, Mantua, Perugia), así como, en España, diversos autores, de Francisco Tarafa[6]​ en adelante,[7]​ le presentan como responsable de la fundación de Madrid;[8]​ la identificación con el Ocnos habitante del Hades no está del todo clara.

Aparece mencionado en Pausanias:

τὰ οὖν ἐς τοῦ Ὄκνου τὴν γυναῖκα ἐθέλουσιν αἰνίξασθαι τὸν Πολύγνωτον. οἶδα δὲ καὶ ὑπὸ Ἰώνων, ὁπότε ἴδοιέν τινα πονοῦντα ἐπὶ οὐδενὶ ὄνησιν φέροντι, ὑπὸ τούτων εἰρημένον ὡς ὁ ἀνὴρ οὗτος συνάγει τοῦ Ὄκνου τὴν θώμιγγα.[9]

Diodoro Sículo:

τὴν δὲ περὶ τὸν Ὄκνον μυθοποιίαν δείκνυσθαι πλησίον κατά τινα πανήγυριν συντελουμένην, πλέκοντος μὲν ἑνὸς ἀνδρὸς ἀρχὴν σχοινίου μακράν, πολλῶν δ᾽ ἐκ τῶν ὀπίσω λυόντων τὸ πλεκόμενον.[10]

o Propercio:

Occidat, immerita qui carpsit ab arbore uallum

et struxit querulas rauca per ossa tubas,

dignior obliquo funem qui torqueat Ocno,

aeternusque tuam pascat, aselle, famem![11]

«Trenzar la cuerda de Ocno» era una antigua expresión en dialecto jonio para describir una tarea tediosa que nunca se acaba.[12]​ Una versión alternativa del mito le representa cargando leños en las alforjas de la dicha burra, leños que continuamente se le caen.[13]

El escritor Luis Cernuda tituló Ocnos (1942) a una de las más reconocidas obras de prosa poética del siglo XX, donde relata sus recuerdos de Sevilla desde su exilio en Escocia. Ocnos sería reeditada dos veces más al irle añadiendo más experiencias emotivas a lo largo de su exilio.

En la década de 1980 José Luis Turina musicalizó algunos de los poemas de Ocnos, presentando el producto final en el Teatro Real de Madrid en 1988.

Ambas obras comienzan a modo de introducción con el relato que hizo Goethe de este mito en su obra Fausto.



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