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Olegario Molina



¿Qué día cumple años Olegario Molina?

Olegario Molina cumple los años el 18 de marzo.


¿Qué día nació Olegario Molina?

Olegario Molina nació el día 18 de marzo de 925.


¿Cuántos años tiene Olegario Molina?

La edad actual es 1099 años. Olegario Molina cumplió 1099 años el 18 de marzo de este año.


¿De qué signo es Olegario Molina?

Olegario Molina es del signo de Piscis.


Olegario Molina Solís (1843 - 1925) fue un abogado, empresario y político mexicano, nacido en Bolonchenticul, hoy Bolonchén de Rejón, Campeche, cuando era parte de Yucatán y muerto exiliado en La Habana, Cuba. Fue dos veces gobernador de Yucatán. secretario de Fomento en el gobierno de Porfirio Díaz. También dos veces diputado federal. Hermano del periodista Audomaro Molina y del historiador Juan Francisco, del mismo apellido.[1]

Fue el personaje más conspicuo de la denominada Casta Divina, término utilizado por el general Salvador Alvarado para designar a la oligarquía yucateca de principios del siglo XX o, más precisamente, al grupo de hacendados henequeneros, o porfiriato henequenero, que controlaban la economía del estado de Yucatán en ese entonces.[2]

Habiendo perdido el ojo izquierdo desde los cinco años por la aplicación errónea de un medicamento, hizo sus primeros estudios en Bolonchenticul y en Hecelchakán, antes de trasladarse con su familia a la ciudad de Mérida. En esta ciudad capital del estado de Yucatán estudió filosofía en el Seminario Conciliar de San Ildefonso. Aprendió ahí el idioma inglés y el francés. Tuvo que trabajar desde muy temprano para sostenerse y para ello estableció un pequeño negocio de carbón.

En 1861 con Yanuario Manzanilla, fundó una escuela primaria que dirigió y en la que dio clases. Organizó en esa época una sociedad de beneficencia para hacer escuelas dominicales dirigidas a obreros adultos en los suburbios de Mérida.

Al tiempo que se dedicó a la enseñanza, estudió y se graduó de abogado en 1866, en la escuela de jurisprudencia del Instituto Literario de Yucatán. Escribió en un periódico que era de don Eligio Ancona denominado La Píldora y luego Yucatán, en el que se combatió vigorosamente a la intervención francesa en México y al imperio que de ella se derivó.

En 1867 fue secretario del general Manuel Cepeda Peraza quien luchó contra el imperio de Maximiliano, habiendo entrado con él a la Ciudad de Mérida el 15 de junio de ese año, en la víspera de que este general se autoproclamara gobernador de Yucatán. Más tarde en 1868 Molina se graduó de ingeniero topógrafo, profesión que le valió un poco más adelante ser director de las obras del ferrocarril Mérida-Progreso que habría de inaugurarse en 1881.

Fue diputado federal de 1869 a 1871 y después de 1873 a 1875. Desde la legislatura pidió, primero, que el gobierno de México reconociera la beligerancia de los combatientes cubanos que iniciaban entonces la lucha por su independencia de España. Después, también desde el Congreso de la Unión, solicitó un subvención federal para que se estableciera un servicio regular de vapores entre la península de Yucatán y Cuba y los Estados Unidos. Esto, con el fin de incrementar el comercio internacional de la península que a la sazón se encontraba desarrollando su agroindustria henequenera.

Estableció en 1881 una empresa para producir y exportar el henequén, con la cual realizó importantes ganancias de dinero a partir del monopolio que Yucatán ejercía en aquel entonces en el mercado internacional de la fibra dura, de los altos precios de venta que esta circunstancia permitía y de la explotación de la mano de obra, entregada a valor de esclavitud, por los campesinos mayas, en cuyo esfuerzo físico se fincó esta agroindustria.[1]

En 1875, después de ser diputado al Congreso de la Unión por segunda vez, fue nombrado fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Yucatán, cargo al que renunció para dedicarse a ejercer sus dos profesiones de abogado e ingeniero y para impulsar sus negocios henequeneros.

Más tarde, en 1901, fue elegido gobernador de Yucatán por primera vez para el cuatrienio 1902-1906. Durante su gestión desarrolló importantes obras materiales organizativas y legislativas en el estado. Se pavimentaron calles y banquetas en la Ciudad de Mérida y en las principales poblaciones de Yucatán. Se perforaron pozos absorbentes en las calles para resolver el problema de la ausencia de drenaje pluvial que aún caracteriza a las poblaciones de la península de Yucatán. Se modernizó el trazo vial de la capital y se concluyó la construcción del famoso Paseo de Montejo.[3]

Se construyeron hospitales, escuelas, casas o palacios municipales (sede de los poderes) en las cabeceras de los municipios del interior del estado. Se creó la Facultad de Medicina y el aún existente Hospital O'Horán. Se construyó el observatorio meteorológico así como estaciones termopluviométricas para permitir el estudio de los fenómenos climáticos que afectan la producción agrícola y la actividad pesquera. Se fundaron varias escuelas que hasta la fecha existen dotándoseles de equipo y material pedagógico acorde a sus necesidades. Se fundó el catastro de la propiedad urbana y rural. En materia legislativa, se expidió un nuevo código civil y otro penal; se promulgó la ley orgánica del ministerio público y se reformó significativamente la constitución política del estado.

La obra material que se realizó fue en buena medida posible gracias a un impuesto creado en 1902 sobre la producción henequenera y a una administración rigurosa de los fondos públicos.

Durante el gobierno de Olegario Molina se dio la segunda escisión del territorio de la península de Yucatán para crearse el entonces territorio federal de Quintana Roo, hoy estado del mismo nombre. En efecto en 1902, por una iniciativa del Presidente Díaz, el congreso de México aprobó que el estado de Yucatán fuera segmentado de su porción más oriental. Ésta había sido el reducto de los indígenas mayas sublevados durante la guerra de castas, que venía entonces de terminar con la toma de Chan Santa Cruz por parte de tropas federales. Al darse la segmentación territorial Yucatán perdió cerca de la mitad de su territorio en aras de un control mayor por parte del gobierno federal, que así restaba peso geográfico y político a Yucatán. El gobierno de Molina se limitó a describir y oficializar los nuevos límites estatales.[4]

Al término de su gestión gubernativa, Olegario Molina buscó ser reelegido para un segundo período, de 1906 a 1910.[5]​ No sin oposición política, particularmente del grupo encabezado por el exgobernador Cantón Rosado, logró su intento y asumió nuevamente sus funciones. Invitó a su toma de posesión al presidente Porfirio Díaz quien asistió a ella en lo que fue la primera visita de un presidente de la república al estado de Yucatán. Se dice que el presidente quedó sumamente impresionado por la obra material y la prosperidad que percibió en Yucatán.

Al poco tiempo de iniciado este segundo tramo, solicitó licencia para efectuar un viaje a Europa, separándose temporalmente de su encargo en abril de 1906. Lo sustituyó interinamente, por nombramiento del congreso local, Enrique Muñoz Arístegui. En diciembre del mismo año de 1906, al retornar de Europa, recibió la invitación del presidente Porfirio Díaz para integrarse a su gabinete como secretario de Fomento, Colonización e Industria,[6]​ cargo que aceptó, trasladándose a la Ciudad de México para desempeñarlo del 20 de mayo de 1907 al 25 de marzo de 1911, víspera de la caída del presidente Díaz, con la que dio inicio el proceso revolucionario que habría de trastocar el poder público en México y transformar cualitativamente las estructuras de la sociedad mexicana.

Molina Solís emigró a Cuba en condición de autoexiliado, desde donde seguiría capitaneando al grupo de hacendados yucatecos durante el el proceso revoluionario en Yucatán. Ahí, habría de fallecer el 28 de abril de 1925. Sus restos mortales fueron más tarde trasladados según los deseos de su familia a la capilla de la hacienda Sodzil (aún existente en el recinto de una propiedad privada, en el norte de la ciudad de Mérida) que fuera de su propiedad en Yucatán.[1]

El periodista estadounidense John Kenneth Turner visitó México en 1908, en particular el estado de Yucatán, para conocer la realidad de la situación social en el país. Como resultado de su visita escribió un reporte que más tarde se editó como libro intitulado México Bárbaro. Respecto de Yucatán dice, mencionando a Olegario Molina:



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