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Omar Hasán Ahmad al Bashir



Omar Hasán Ahmad al Bashir[1]​ (Hosh Bannaga, 1 de enero de 1944) es un teniente general y político sudanés, que gobernó su país por casi 30 años hasta su derrocamiento en la Revolución sudanesa de 2018-2019.

Llegó al poder en 1989, cuando, como Brigadier del Ejército sudanés, encabezó a un grupo de oficiales en un golpe de Estado que concluyó el gobierno del anterior primer ministro, Sadiq al-Mahdi.[2]

En octubre de 2004, el gobierno de al-Bashir negoció un fin a la segunda Guerra Civil Sudanesa, una de las más largas y mortales guerras del siglo XX, concediendo autonomía limitada a Sudán del Sur. Desde entonces, sin embargo, hubo un violento conflicto en Darfur que resultó en un número impreciso de muertes, para el cual las cifras varían desde los "miles de muertos" hasta las 400,000 muertes.[3][4][5]​ Durante su presidencia, hubo múltiples revueltas entre la milicia Yanyauid y grupos rebeldes como el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés y el Movimiento de Justicia e Igualdad en forma de guerra de guerrillas en la región de Darfur. La guerra civil ha resultado en más de 2.5 millones de refugiados,[6]​ y en crisis para las relaciones diplomáticas entre Sudán y Chad.[7]

En julio de 2008, el fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, acusó a al-Bashir de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra en Darfur.[8]​ La corte resolvió en una orden de arresto para al-Bashir en el 4 de marzo de 2009 por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, pero determinó que no había suficiente evidencia para procesarlo por genocidio.[9][10][11]​ La orden fue entregada al gobierno sudanés, que no la llevó a cabo.[11]​ Al-Bashir es el primer jefe de Estado acusado de un crimen por la Corte Penal Internacional.[11]​ La decisión de la corte fue rechazada por la Unión Africana, la Liga Árabe, el Movimiento de Países No Alineados y los gobiernos de Rusia y China.[12]​ Un experto exhortó a la corte a suspender la orden de arresto.[13]

En las elecciones generales de Sudán de 2010, el partido de Al-Bashir, el Congreso Nacional fue declarado vencedor con el 68% de los votos.[14][15]

Un reporte de Wikileaks sugirió también que el presidente sudanés había tomado fondos del estado correspondientes a nueve mil millones de dólares para uso personal. Esto fue apoyado por el Fiscal de la Corte Penal Internacional, quien afirmó contar con pruebas de corrupción.[16]

Ingresó en el ejército muy joven y estudió en la academia militar de El Cairo. Formado como paracaidista, participó junto al ejército egipcio en la guerra del Yom Kippur. A su regreso a Sudán, combatió en el ejército contra los rebeldes del sur. Ascendido a general, encabezó un golpe de Estado que derrocó al gobierno legítimo y democrático en 1989.[17]​ Disolvió el Parlamento, prohibió los partidos políticos y estableció una férrea censura de prensa, asumiendo los poderes ejecutivo, legislativo y el alto mando de las Fuerzas Armadas.

Aliado con el Frente Islámico Nacional de Sudán, inició un proceso de islamización del país, sobre todo en la parte norte plenamente controlada por su ejército. El 16 de octubre de 1991 fue disuelto el Consejo Revolucionario que había provocado el golpe de Estado de 1989 y fue nombrado presidente de la República. En 1996, para legitimar su poder, celebró un plebiscito que le eligió como jefe de Estado con todos los poderes de que gozaba hasta ese momento. En 1998 se aprobó una nueva constitución que permitía determinadas asociaciones políticas muy limitadas y creó la Asamblea Nacional, pero en diciembre de 1999, ante el peligro de perder el poder a manos del Frente Islámico, declaró el estado de emergencia, disolvió el gobierno y se deshizo de los elementos del mencionado Frente. Mantiene el conflicto con el sur, aunque mitigado por un alto el fuego, y en la zona occidental de Darfur, donde no se le reconoce como Presidente.

Acusado de ayudar a grupos terroristas islámicos y haber dado cobijo a Osama bin Laden, se le considera por Estados Unidos desde 1997 una "amenaza internacional" y está incluido desde 2001 en la lista de los siete países del mundo que albergan y patrocinan el terrorismo internacional, habiendo sido bombardeada por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en 1998 una fábrica bajo la alegación de que producía material susceptible de ser usado como armas químicas, aunque luego resultó ser falso.

Desde los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, Ahmad al-Bashir realizó un aparente giro, condenando todos los atentados habidos y manifestando su intención de cooperar con las Naciones Unidas. Hacia mediados de la década del 2000, la situación de casi permanente guerra civil que ha padecido Sudán desde su independencia entró en una dinámica de lenta resolución a través de la ONU, y bajo la presión de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Egipto.

La guerra entre el norte y el sur terminó con los acuerdos de paz de 2005 y Sudán del Sur se separó en una nación independiente mediante un referéndum en 2011. Sin embargo, al poco tiempo, estalló un nuevo conflicto en Darfur, al oeste del país, así como disputas fronterizas con la nueva nación surgida al sur.

El 4 de marzo de 2009 la Corte Penal Internacional (CPI) ordenó su captura por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad en la región de Darfur, haciendo lugar al pedido del fiscal argentino Luis Moreno Ocampo.[18]

En represalia, ordenó expulsar del país, al menos, a 13 ONG, lo que deja sin ayuda humanitaria a más de un millón de refugiados.[19]

Bashir continuó reeligiéndose indefinidamente, en 2010 y 2015, e incluso intervino militarmente en la guerra civil de Yemen, que estalló en 2014. Sin embargo, la economía sudanesa se fue deteriorando con los años.

En enero de 2018, implementó el plan de austeridad del Fondo Monetario Internacional, transfiriendo algunos sectores de importación al sector privado. Como resultado, el precio del pan se duplicó; el precio de la gasolina aumentó un 30 %. La inflación alcanzó el 40 %. Los movimientos estudiantiles y el Partido Comunista de Sudán organizaron manifestaciones para desafiar la política de Omar al-Bashir. Este último reaccionó arrestando al secretario general del Partido Comunista y a otros dos dirigentes del partido, y cerrando seis periódicos.[20]

Desde diciembre de 2018, su régimen se había estado enfrentando al mayor movimiento de protesta en la historia reciente del país. El levantamiento tuvo lugar en las ciudades del extremo norte del país, en particular alrededor de la ciudad de Atbara, el centro histórico del sindicalismo sudanés. Las demandas, inicialmente centradas en cuestiones económicas (más de 20 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza), evolucionaron frente a la represión hacia una lucha por la dimisión de Omar al-Bashir. Al 28 de diciembre, unas 40 personas habían sido asesinadas según fuentes médicas.[21]

El día 11 de abril de 2019, el presidente de Sudán Omar al Bashir, dimitió bajo la presión de las manifestaciones callejeras y del ejército que le obligó a presentar su renuncia. Bashir quedó bajo estricto arresto domiciliario y se celebraron consultas para establecer un Consejo Militar Transitorio que dirija el país.[22][23][24]

El 5 de noviembre de 2019, la alianza Fuerzas de Libertad y Cambio (FFC), que tenía el poder político indirecto de la transición sudanesa a la democracia, declaró que había llegado a una decisión consensuada a favor de transferir al-Bashir a la CPI para la finalización de su juicio por corrupción y lavado de dinero. En los días siguientes, el primer ministro del período de transición sudanés, Abdalla Hamdok, y el miembro del Consejo de Soberanía, Siddiq Tawer, declararon que al-Bashir sería transferido a la CPI. El 11 de febrero de 2020, el consejo militar gobernante de Sudán acordó entregar a al-Bashir a la CPI en La Haya para enfrentar cargos de crímenes contra la humanidad en Darfur.[25]

Sin embargo debido a ciertas complicaciones en el país, se decidió juzgarlo en Sudán, durante la pandemia de COVID-19. El juicio ha sido pospuesto tres veces.

El 21 de septiembre de 2021, el gobierno de Sudán acusó a los leales a Bashir de un intento de golpe de Estado frustrado. Fuentes cercanas al gobierno dijeron que los instigadores fueron arrestados y estaban siendo interrogados.




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