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Orden Brigidina



La Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida (en latín, Ordo Sanctissimi Salvatoris Sanctae Brigittae), también conocida como la Orden Brigidina es una orden religiosa católica fundada por Brígida de Suecia y aprobada por el papa Urbano V en 1370. Observa la Regla de San Agustín. Originalmente fue una orden con monasterios mixtos, pero en la actualidad la gran mayoría de comunidades consiste únicamente de monjas, y solo hay un monasterio de monjes. De gran relevancia en la Europa medieval, con la reforma protestante la orden fue severamente dañada. A partir del siglo XIX comenzó su restauración. Las religiosas de este instituto son conocidas como brigidinas del Santísimo Salvador (las de vida contemplativa)[1]​ o brigidinas (las de vida activa) y sus monjes como brigidinos. Sus miembros portan un hábito gris,[2]​ llevan una vida de estudio y oración basada en la pasión de Jesucristo y en alabanzas a la Virgen María y posponen a sus nombres las siglas O.SS.S.[3]

La construcción de la primera abadía brigidina inició en 1346, cuando el rey de Suecia y Noruega, Magnus II Eriksson, donó a la noble viuda Brígida el castillo de Vadstena (Suecia), con el fin de convertirlo en monasterio. El sucesor del rey, Haakon VI de Noruega, confirmó la donación en 1362[4]​ y el papa Urbano VI aprobó el monasterio y su regla, como "integración" a la Regla de san Agustín, el 5 de agosto de 1370.[5]

El Convento de Vadstena no sería consagrado sino hasta 1384, después de la muerte de Brígida y su hija, Catalina de Suecia. Al morir la abadesa Ingeborg Knutsdotter en 1412, nieta de Brígida, la comunidad monástica se nombró a sí misma "hijos espirituales de Santa Brígida".[4]

Las reglas de la orden, contenidas en las Apariciones Celestiales de la fundadora, basadas en la Regla de san Agustín, conservaba un carácter simbólico medieval. Cada monasterio debía albergar 60 monjas (de las cuales 4 hermanas legas), 13 presbíteros (en relación a los 13 apóstoles, incluyendo a San Pablo), 4 diáconos (en honor a los cuatro principales Doctores de la Iglesia: Agustín, Ambrosio, Gregorio y Jerónimo), y ocho hermanos legos. El número total de personas debía ser igual a los 13 apóstoles más los 72 discípulos.[5]

Los miembros de la orden tenían que llevar una vida de meditación, contemplación, estudio y predicación, basada en el sufrimiento de Jesucristo durante el viacrucis. El monasterio tenía que tener una rama femenina y una masculina, aisladas entre sí. Bajo la autoridad del obispo local, la directora del convento era una abadesa (en honor a la Virgen María). Las monjas se mantenían en encierro constante, dedicadas al estudio y a la oración. Los monjes, por su parte, eran los encargados de oficiar misa y servir en las confesiones en los conventos y de actuar como predicadores y misioneros itinerantes. El hábito de la comunidad era gris, lo mismo que el manto.[5]

Desde sus inicios, la orden contó con el apoyo económico y la protección de la casa real sueca, condición principal para su pronta extensión en Suecia y Noruega (en ese tiempo parte de Suecia). En Dinamarca, la reina Margarita I, educada por una hija de Santa Brígida, patrocinó la llegada de la orden a inicios del siglo XV. La Orden del Santísimo Salvador llegó a contar con 27 casas, distribuidas en Escandinavia, y contribuyó a la difusión de la literatura y la cultura en la región. Varios monjes brigidinos fueron profesores universitarios en Suecia. En 1515, la orden se hallaba extendida en varios países europeos y el número máximo de casas monásticas llegó a 80. En Inglaterra, Syon Abbey fue la sede de la orden en el país y se convirtió en la abadía inglesa más rica y relevante.[4]

Con la reforma protestante en Europa, la orden fue sometida a fuertes persecuciones y asesinatos en los países que la adoptaron. En Suecia, el Convento de Vadstena fue saqueado y las monjas se exiliaron a Polonia. La comunidad de Syon Abbey emigró durante el reinado de Isabel I hacia Francia, España y después a Portugal. La mayor parte de los conventos fue destruida en esa época, mientras que otros fueron abandonados. Al tiempo que la orden padecía esta persecución en el norte de Europa, en España Marina de Escobar fundó el primer monasterio brigidino en Valladolid en 1637, constituyendo la rama recoleta (conocida también como rama hispana). Dicha rama se expandió hacia Latinoamérica (México y Venezuela).[4]

Con la tolerancia religiosa, algunas comunidades brigidinas femeninas regresaron a sus países de origen. La comunidad de Syon Abbey regresó a Inglaterra en 1861. La orden regresó a Suecia, su país original, en 1935. Los monjes por su parte no corrieron con la misma suerte, pues el último monasterio desapareció en 1863.

Elizabeth Hesselblad, religiosa sueca, luterana convertida al catolicismo, en 1911, inició una reforma de varios monasterios brigidinos, y con nuevas fundaciones (entre ellas de Roma), dio origen a una rama centralizada, de derecho pontificio, bajo el gobierno de una abadesa general.

La Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida subsiste actualmente en cuatro ramas independientes entre sí, a saber: dos ramas de monasterios autónomos (rama medieval, que incluye los monasterios sobrevivientes a la Reforma protestante, y rama española o de recoletas, de Marina Escobar), una rama centralizada que constituye la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida o hermanas brigidinas (también llamada rama italo-sueca), y la rama de monjes brigidinos.

Dos estilos de gobierno caracterizan a las instituciones o monasterios que forman parte de la Orden del Santísimo Salvador: tres ramas de monasterios autónomos (medieval, española y de monjes), en las que cada monasterio elige su propia abadesa, o abad en el caso de los monjes, sin estar regidos por una figura general, y una rama centralizada (italo-sueca), cuyo gobierno recae en una abadesa general, que reside en Roma.

En la Abadía de María Hart, en Weert, Países Bajos, las hermanas conviven con otras de la rama italo-sueca que llegaron en 2006 a fin de evitar la desaparición de la casa.

En 1920, Mary Von Rosen consolidó en una sociedad, al interno de la Iglesia de Suecia y con carácter de tercera orden para laicos y presbíteros, la Societas Sanctæ Birgittæ. la iniciativa de fundar dicha sociedad fue del arzobispo de Upsala, Nathan Söderblom, quien se inspiró en la Iglesia alta de la Iglesia Anglicana y el Movimiento de Oxford como un refugio para aquellos que en una época de decadencia litúrgica y teológica de la Iglesia de Suecia en el siglo XX.



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