x
1

Organillero



El organillero es un músico callejero que se gana el sustento ejecutando un instrumento autómata constituido por un órgano de tubos portativo y un sistema mecánico de relojería, más conocido como organillo. La principal función de este músico es itinerar por la ciudad llevando un repertorio de piezas populares generalmente bailables, de amplia aceptación entre el público citadino.

Variados son los tipos de organillos que puede encontrarse involucrados en el oficio, pero generalmente los más comunes y antiguos han sido los organillos mecánicos de cilindro de madera con púas y puentes de bronce, en el que van registradas ocho melodías.

Hacia fines del siglo XIX aparecen los organillos neumáticos que reemplazan el cilindro por pliegos de cartón perforado. Los organillos comenzaron a ser muy recurrentes en las calles de Europa y América, conforme crece la industria de la música popular bailable y anuncia lo que será la tendencia del siglo XX: el consumo de música envasada. Con el paso del tiempo los organillos comienzan a acumular piezas pasadas de moda, volviéndose en una práctica obsoleta y ampliamente superada por otros nuevos medios como el gramófono y la radio, de modo que hacia mediados del siglo XX lo que va quedando del oficio adquiere una fuerte carga nostálgico de la cultura y las modas musicales de fines del siglo XIX y comienzos del siguiente en varios países, como Alemania, Francia, Suiza, Argentina, Chile y México.

Hacia 1880 son llevados de Alemania los primeros organillos a Latinoamérica, en el caso de México es de mano de la casa de instrumentos musicales “Wagner y Levien”, que fuera fundada por inmigrantes alemanes los cuales los rentaban a personas, para que estos ganaran algún dinero al hacer sonar el instrumento en las zonas públicas o en algunas ocasiones en sesiones privadas, como era el caso de las tradicionales Serenatas o Gallo, los primeros instrumentos eran llevaban la marca de la misma casa de instrumentos pero luego fueron importados por otras casa de instrumentos musicales, siendo los más comunes los fabricados por “Frati & Company” quien los fabricó hasta 1912.[1][2][3]

En México esta tradición persistió sobre la base de particulares que se hicieron de grandes números de instrumentos, los cuales rentaban a particulares para que hicieran algún dinero, de estos el caso de ‘’'Pomposo Ganoa’’ quien llegó a adquirir hasta 250 organillos alrededor de la década de 1930, cuando se dejaron de fabricar en Alemania, con el paso del tiempo varios de estos instrumentos se usaron como fuente de refacciones, se vendieron a coleccionistas o fueron robados, por lo que ahora su nieta Silvia Hernández solo dispone de 13 para rentar.[1][2]

Es en 1975 que se organiza el sindicato de organilleros con el nombre de ‘’'Unión de Organilleros del Distrito Federal y la República Mexicana’’ el cual cuenta con 120 miembros, este grupo se distingue por su uniforme café tomado de los uniformes del ejército del general Francisco Villa, en México existe otra organización llamada ‘’'Unión Libre’’' la cual se distingue por su uniforme gris.[2]

En ambos casos vistiendo su uniforme y cargando el pesado instrumento con su monopié, que puede llegar a pesar 50 kg. suelen caminar hasta encontrar el lugar donde se establece temporalmente para dar vuelta al manubrio del organillo, y así hacer sonar el instrumento musical. Este es un oficio es actualmente un trabajo secundario ya que sus ingresos se han reducido, por lo que es difícil vivir de este, en la actualidad es usual que mujeres se unan a los grupos de organilleros que recorren toda la república mexicana.[1][2]

Usado inicialmente en circos y teatros la imagen del organillero acompañado por un mono fue de lo más habitual, ya que imitaba la forma europea de explotación; este mono era comúnmente un mono araña. En el caso de Sudamérica esta imagen fue más común principalmente en Chile y la Argentina.[1][2]

El oficio de organillero es ya muy escaso, siendo Argentina, Chile y México, los países donde se conserva aun el oficio. Aunque es en México donde más predomina la tradición del organillero, es en Santiago de Chile, con Héctor Lizana y sus descendientes, la familia Castillo de Valparaíso, y Alfonso Rodríguez en Guatemala, que la fabricación y reparación de estos instrumentos continúa, los cuales tienen como principal mercado el mexicano.

En Argentina, el último organillero de la ciudad de Buenos Aires fue Héctor Manuel Salvo, conocido artísticamente como "Manu Balero". En la ciudad de Lujan, en la provincia de Buenos Aires, Hugo Damonte hace 40 años que ejerce este peculiar oficio.

.[4]

Organilleros chilenos junto a su loro de la suerte.

Héctor Manuel Salvo fue el último organillero de la ciudad de Buenos Aires.

Organillero, con su organillo sobre una base poco convencional con ruedas.

El organillero y su instrumento musical han sido parte de películas y temas musicales, en el mundo anglosajón su presentación más viva se dio en la película "El planeta de los simios (2001)" donde es el ser humano quien recolectaba el dinero, como lo hace el mono en la imagen tradicional del organillero. En la música su referencia más clara es la canción de ‘’'Amigo Organillero’’' de Javier Solis.[5]

El organillero hace breve presencia en el trabajo de Cirque du Soleil "Luzia".



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Organillero (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!