De acuerdo con la religión santera, un orishá, orixá u orichá (en yoruba: Òrìṣà) es una divinidad hija y manifestación directa de Olóòrun (u Olódumàrè).
Los fundamentos de la religión yoruba pueden rastrearse en los inicios de la historia africana. Lo que actualmente conocemos es un compendio o sincretismo de varios cultos regionales que se han ido fundiendo a través de las distintas corrientes de invasiones y conformaciones de estados.
La nación yoruba tiene sus inicios en la fundación de la ciudad estado de Ilè Ifè. Al transcurrir los siglos, esta fue expandiéndose hasta absorber los pequeños reinos y estados que la rodeaban.
Así, al panteón original de Ile Ife fueron sumándose distintas deidades locales de las naciones circundantes. Según las tradiciones yorubas, Ilè Ifè fue fundada por un mítico rey llamado Oduduwa, denominado también Obalufe (rey del pueblo de Ifè) y de acuerdo con Ademola Iyi-eweka investigador de la cultura edo (Benín). Probablemente Oduduwa sea el mismo Ekaladerhan, un príncipe edo que escapó de la ciudad de Benín (en Nigeria) a la muerte de su padre para refugiarse en Ilè-Ifè. Sus hijos y descendientes formaron una dinastía de reyes que fueron divinizados y posteriormente transformados en orishas.
Como en las tradiciones griegas antiguas, los orishas fueron seres mortales que por alguna razón devinieron en seres divinos, deidificados por su pueblo en virtud de actos notables en vida. De hecho, la semejanza entre las leyendas griegas y yorubas son numerosas. Es de mencionar que casi todos los orishas fueron en vida reyes de la nación yoruba, grandes guerreros y reformadores de la civilización. En cuanto al dogma y doctrina, la religión tradicional tiene sus pilares en la creencia en la reencarnación, en la evolución espiritual de las almas y el descanso final de las almas en Orun (plano o mundo espiritual).
Orì, la porción o destello de divinidad que habita en todo ser y que reside en la cabeza, es previo conocedor de su destino. Es quien elige dónde y cuándo ha de reencarnarse. Al nacer el niño, Ori ocupa su lugar, dándole fuerza a Awa (el alma, que, como en otras religiones, es el soplo de vida y fuerza vital del ser).
Una vez vivo el ser, comienza a desandar el camino para cumplir con su destino, camino que puede ser alterado por las osogbo (fuerzas negativas) o irè (suerte o fuerzas positivas).
Dentro de la religión yoruba es fundamental el sistema adivinatorio, que es utilizado para descubrir el destino del consultante, qué inclinación presenta (hacia irè o hacia osogbo) y qué agrados o sacrificios se pueden realizar para corregir esas inclinaciones.
La religión yoruba sostiene hoy que es eminentemente monoteísta, siendo Oloorun (dios) el creador y señor del universo, y los orishas los equivalentes a los santos católicos, intermediarios ante Dios de los hombres.
La religión yoruba fue traída al Nuevo Mundo durante el maafa (trata de esclavos africanos) de distintas identidades étnicas de África Occidental. Las creencias religiosas de los yorùbános fueron las más populares entre las expresiones espirituales de las poblaciones africanas de América, debido a que un gran número de ellos fueron capturados y vendidos como esclavos. También cabe aclarar que durante el periodo de esclavitud, se debió ocultar en un sincretismo religioso su culto, para que sus amos no los castigaran, ya que tenían prohibido ejercer su religión (considerada diabólica por los conquistadores).
Esta religión o mezcla de tradiciones religiosas se ha expandido por todo el mundo en distintas variedades («linajes espirituales») que incluyen la santería, la umbanda, (lukumí), el candomblé, y el batuque. En el caso de México, es combinado con creencias politeístas tanto autóctonas como mezcladas con el catolicismo. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una tendencia a retomar las creencias originales de la religión yoruba.
Esas variedades se practican en distintas áreas de Brasil, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Panamá, Puerto Rico, Trinidad y Tobago, Venezuela y con menor evidencia en Argentina, México, Paraguay y Uruguay. A medida que crece el interés en los sistemas religiosos africanos, se pueden encontrar comunidades de la religión de los orishas en Europa y también en Asia. Se calcula que hay más de un millón de seguidores de esta tradición espiritual en todo el mundo.
Los yoruba también veneran sus egungun (ancestros).
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