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Palacio Gómez de Montevideo



El Palacio Gómez es la sede del parlamento de la ciudad de Montevideo y en donde también se ubica la sala principal de sesiones.

El edificio fue propiedad de Francisco Antonio Gómez, destacado empresario de la ciudad de Montevideo que a mediados del siglo XIX adquirió el predio de la calle 25 de Mayo y Cámaras (actual Juan Carlos Gómez), para la construcción de su residencia, construcción que estuvo a cargo del arquitecto Ignacio Pedralbes.

Dicho edificio, nunca fue habitado por dicho propietario, razón por cual el 19 de septiembre de 1888 decide venderlo a la Junta Económico-Administrativa de la Montevideo.

Una vez obtenida la propiedad, se le realizaron numerosas reformas y un año después de su compra, finalmente el 25 de agosto de 1889, coincidiendo con el aniversario de la Declaración de la Independencia, dicho organismo se instaló definitivamente en el Palacio Gómez.

En el día de su reinauguración e instalación, el doctor y presidente de la Junta Administrativa de Montevideo Carlos María de Pena destacó:

"La Junta que tengo el honor de presidir conmemora el glorioso aniversario de nuestra Independencia dando principio a su instalación en la Casa Municipal. Al tomar asiento en su propio hogar no debía encontrarse sola, ni penetrar en él silenciosamente. Un acto de tanta trascendencia en la vida de esta Institución no podía llevarse a cabo sin que viniesen á este recinto á participar de nuestro júbilo los magistrados y funcionarios que ejercen los cargos más elevados en la República. Han concurrido con su voto, con su valimiento, con su protección y con decisión patriótica á echar el cimiento imperecedero de la autonomía municipal de Montevideo".

Dicho edificio, es una construcción típica del eclecticismo historicista y precursora en Uruguay de dicho estilo, inspirando a la arquitectura montevideana en los últimos treinta años del siglo XX, en que se construyeron varios edificios de los más variados estilos.

La distribución del edificio está planteada alrededor de un patio central, cercando en las tres plantas superiores con balaustres de mármol y artísticas rejas. La claraboya que encierra el patio central ilumina todos los ambientes. El conjunto está rematado por una linterna o mirador de dos plantas, que se levanta sobre la escalera por medio de dos aberturas ovales cerradas por rejas del mismo estilo.

En 1975 la Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación, ejecutó un plan de preservación de bienes históricos, en el cual incluyó al Palacio Gómez en una selección de obras arquitectónicas del departamento de Montevideo a declarar Monumentos Históricos, plan que fue puesto en marcha el 7 de agosto de 1975, día en que dicho Palacio fue declarado Monumento Histórico Nacional.

Cuenta con una amplia biblioteca abierta al público y para brindar el respaldo a la actividad parlamentaria de la Junta Departamental de Montevideo y a todos sus ediles

La confitería el telégrafo, una de las más concurridas de la ciudad y la cual fuese escenario de numerosos eventos que marcaron la vida social de la época. Dicha confitería contaba para ello con vastos salones elegantemente decorados, inspirados en los salones parisinos y con un servicio altamente sofisticado.

Su local, estaba instalado en un edificio contiguo a la vivienda de Francisco Gómez, construido en la segunda mitad del siglo XIX a partir de la anexión de dos viviendas estándares. Originalmente la confitería albergaba sus instalaciones en la planta baja y en el primer nivel. Curiosamente, en el subsuelo funcionaron en cierto momento baños turcos.

En el 1985, tras el retorno del país a la democracia, el parlamento de Montevideo retorna sus funciones y actividades, pero se enfrentaba con serios problemas locativos producto de la falta de espacio y el mal estado de conservación de su antiguo edificio. Se definió entonces un plan que implicaba dos operaciones principales: la restauración de la casa de Francisco Gómez, y la expropiación y reforma del predio contiguo que había pertenecido a la confitería El Telégrafo.

Una vez restaurado, el Palacio Gómez, pasó a contener las actividades que mejor se adaptan a su estructura espacial, las bancadas, la biblioteca y las salas de comisiones, mientras que las principales funciones y la sala de sesiones pasaron a alojarse en el edificio expropiado, que se reconfiguró totalmente. [1]




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