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Panecio de Rodas



Panecio de Rodas (en griego antiguo, Παναίτιος, Panaitios) (Lindos, 185 a. C. - Atenas, 110 a. C.)[1]​ fue un filósofo griego, maestro de la escuela estoica durante su periodo medio. De 144 a 129 a. C. vivió en Roma, donde tuvo escuela, introduciendo grandes modificaciones en la doctrina estoica con elementos tomados del platonismo y del aristotelismo, a fin de adecuarla al pensamiento romano, iniciando así la tendencia ecléctica.

Allí trabó amistad con Publio Cornelio Escipión Emiliano,[2]​ del que fue consejero, Lelio y el historiador Polibio. Entre sus discípulos se encontraban Mnesarco, Hecatón de Rodas, Dárdanos, Escílax de Halicarnaso, Teótimo, Posidonio y Quinto Mucio Escévola.[3]

No se conserva ninguno de sus trabajos, pero se sabe que su obra principal —Acerca de los deberes— sirvió de base a los dos primeros libros del De officiis, de Cicerón.[3]

Nacido en la isla de Rodas, Panecio era hijo del embajador Nicágoras, que ya había pisado Roma en el 169. Abandonó un primer deseo de entrar en el cuerpo diplomático de su ciudad a fin de dedicarse a la filosofía, que estudió primero con Crates de Malos en Pérgamo y luego con Diógenes de Babilonia en Atenas. Aunque estas influencias le fundamentaron en el estoicismo medio, también fue oyente del escéptico Carnéades durante su estancia en la ciudad, y se mostró así mismo interesado en Platón y Aristóteles, pero rechazó a los académicos, peripatéticos y epicúreos, considerándoles poco pragmáticos.[4]

Panecio conoció a Escipión Emiliano probablemente alrededor del 150, y quizá por mediación de otro amigo heleno, Polibio. Los dos griegos realizaron un viaje de investigación hacia la costa noroeste de África, y podrían haber estado presentes ambos en la destrucción de Cartago. En 144 Panecio se desplazó a Roma, uniéndose al círculo escipiónico, y participó en el famoso viaje que Emiliano realizó hacia oriente desde Alejandría hasta Babilonia. A su regreso en el 139, Panecio continuó enseñando en Roma diez años más, tras lo que regresó a Atenas para sustituir a su fallecido maestro Diógenes a la cabeza de su escuela.[4]

Panecio abandona varias teorías clásicas del estoicismo: la teoría de las conflagraciones periódicas[5]​ (Si todo se convierte en fuego, ¿de qué se alimentaría el fuego? Acabaría también por extinguirse), la teoría de la inmortalidad del alma y la teoría de la adivinación.[6]​ Admite la tesis aristotélica de la eternidad del mundo. También cree en la Providencia como una intervención general de Dios en la naturaleza, pero no para cada caso particular.

En la moral fue más moderado que los antiguos estoicos, considerando irrealizable el ideal de la apatía del sabio. Rechazaba la unidad de la virtud y distinguía varias clases de virtudes particulares. La norma de la vida moral es seguir la propia naturaleza.

En política abandona el monarquismo rígido de los antiguos estoicos y se inclina por un régimen mixto, a la manera de Aristóteles.

Distingue tres teologías: una poética, o mitológica; otra física, filosófica o racional; y otra civil, o política. La primera es rechazable porque los poetas han atribuido a los dioses acciones indignas de un simple hombre de bien. La segunda es verdadera, pero no es accesible a la mayoría de los hombres. La tercera, constituida por los ritos y cultos aceptados en las ciudades, debe conservarse y respetarse por su importancia para mantener el orden y la paz civil.



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