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Panem et circenses



Panem et circenses (literalmente «pan y circo») es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas.

Gramaticalmente, está formada por el acusativo singular de panis, -is ('pan') y el acusativo plural de circensis, -e ('juegos del circo').

Esta frase se origina en Roma en la Sátira X del poeta latino Juvenal (circa 100 A. D.). En su contexto, la frase en latín panem et circenses («pan y espectáculos circenses») es dada como la última atención del pueblo romano, quien había olvidado su derecho de nacimiento a involucrarse en la política. Juvenal muestra su desprecio por la decadencia de sus contemporáneos romanos.[1]​ Los políticos romanos diseñaron un plan en 140 a. C. para ganarse el voto de la plebe basado en el clientelismo: al regalar comida barata y entretenimiento se lograba una alienación del pueblo que lo despojaba de su espíritu crítico mientras a la vez se sentía satisfecho por esa falsa generosidad de los gobernantes. Esta estrategia demostró ser una forma muy efectiva de acceder al poder.

… desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto—, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo[2]

… iam pridem, ex quo suffragia nulli uendimus, effudit curas; nam qui dabat olim imperium, fasces, legiones, omnia, nunc se continet atque duas tantum res anxius optat, panem et circenses.

Juvenal hace referencia a la práctica romana de proveer trigo gratis a los ciudadanos romanos así como costosas representaciones circenses y otras formas de entretenimiento como medio para ganar poder político a través del populismo. Julio César mandaba distribuir el trigo gratuitamente, o venderlo muy barato, a los más pobres, unos 200.000 beneficiarios. Tres siglos más tarde, Aureliano continuaría la costumbre repartiendo a 300.000 personas dos panes gratuitos por día.

Existen varias expresiones artísticas o culturales que han incluido la frase como título:



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