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Parénquima



El término parénquima (del griego [parénkhyma], "sustancia de los órganos")[1]​ se utiliza en la histología tanto para designar un tipo de tejido propio de las plantas como la parte que en un órgano animal realiza su función específica. También se llama tejido parenquimal o tejido parenquimático.

En histología animal, “parénquima” es aquel tejido que hace del órgano algo funcional; en contraposición, el estroma es la parte formada por los tejidos de sostén (generalmente, tejido conectivo). Así, por ejemplo, los epitelios glandulares se reconocen como parénquima, puesto que conforman la parte secretoria (adenómero) en una glándula.

En botánica, se denomina parénquima a los tejidos vegetales fundamentales que prevalecen en la mayoría de los órganos vegetales formando un todo continuo. Se localizan en todos los órganos vegetales, llenan espacios libres que dejan otros órganos y tejidos. Las células parenquimáticas están poco especializadas, y su forma puede ser muy variable: más o menos isodiamétricas y facetadas, casi poliédricas o alargadas, lobuladas, etc. Las paredes celulares son flexibles y delgadas, de celulosa, aunque pueden presentar paredes secundarias lignificadas.

Los parénquimas pueden considerarse merístemas potenciales ya que, si bien han perdido su capacidad de división, sus células pueden, en determinadas condiciones, desdiferenciarse y retomar su división celular.



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