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Pareidolia



La pareidolia (derivada etimológicamente del griego eidolon (εἴδωλον): ‘figura’ o ‘imagen’ y el prefijo para (παρά): ‘junto a’ o ‘adjunta’) es un fenómeno psicológico donde un estímulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible. Una explicación de este fenómeno, conforme al funcionamiento del cerebro, es descrito por Jeff Hawkins en su teoría de memoria-predicción. Este fenómeno es utilizado en evaluaciones psicológicas, como en el test de Rorschach.

La pareidolia puede hacer que las personas interpreten imágenes aleatorias, o patrones de luces y sombras, como caras. [1]​ En 2009, un estudio de magnetoencefalografía encontró que los objetos percibidos como caras evocan una activación temprana (165 ms) del área fusiforme de las caras en un momento y lugar similar al provocado por las caras, mientras que otros objetos comunes no evocan tal activación. Esta activación es similar a un tiempo ligeramente más rápido (130 ms) que se observa para imágenes de caras reales. Los autores sugieren que la percepción de la cara evocada por objetos similares a la cara es un proceso relativamente temprano, y no un fenómeno de reinterpretación cognitiva tardía. Una imagen por resonancia magnética funcional (fMRI) en 2011 mostró de manera similar que la presentación repetida de formas visuales novedosas que se interpretaron como significativas condujo a una disminución de las respuestas de fMRI para objetos reales. Estos resultados indican que la interpretación de estímulos ambiguos depende de procesos similares a los provocados por objetos conocidos. [2]

Estos estudios ayudan a explicar por qué las personas identifican unas pocas líneas y un círculo como una "cara" tan rápidamente y sin dudarlo. Los procesos cognitivos son activados por el objeto "similar a una cara", que alerta al observador tanto del estado emocional como de la identidad del sujeto, incluso antes de que la mente consciente comience a procesar o incluso recibir la información. Una "cara de figura de palo", a pesar de su simplicidad, puede transmitir información sobre el estado de ánimo y ser dibujada para indicar emociones como la felicidad o la ira. Se supone que esta capacidad robusta y sutil es el resultado de eones de selección natural que favorecen a las personas más capaces de identificar rápidamente el estado mental, por ejemplo, de amenazar a las personas, proporcionando así al individuo la oportunidad de huir o atacar preventivamente. En otras palabras, procesar esta información de manera subcortical, por lo tanto inconscientemente, antes de pasarla al resto del cerebro para un procesamiento detallado, acelera el juicio y la toma de decisiones cuando se necesita una reacción rápida. [3]​ Esta capacidad, aunque altamente especializada para el procesamiento y el reconocimiento de las emociones humanas, también funciona para determinar el comportamiento de la vida silvestre.[4]

La pareidolia puede ser considerada una subcategoría de apofenia.

La pareidolia, por sí sola o combinada con la apofenia y con la hierofanía, podrían ser el origen de la consideración de espacios sagrados dada a determinados sitios arqueológicos, así como a algunas pinturas rupestres.[5][6]

Ejemplos de pareidolia son:

La inscripción de algunos jeroglíficos (como estos del templo de Abidos) sobre otros más antiguos –tras la pérdida de la pasta de relleno– originan curiosas formas que se asemejan a helicópteros o aviones.

La Mujer Muerta o Jebel Musa, una montaña en Ceuta.

Forma de cabeza humana en Marcahuasi, meseta al este de Lima.

Busto de mujer con un sombrero, conocida como "el guardián de Daluis" en la región de Niza (Francia).

Rostro humano sonriente, pizarra rojo, Provenza (Francia).

Esta nube sugiere la forma de submarino o de tiburón.

Las sombras de esta montaña en Marte, conocida como "cara de Marte", la hacen parecer un rostro humano.

Vista del Castillo de Santa Bárbara desde el barrio de la Santa Cruz (Alicante) donde se puede apreciar la «cara del moro».

Una de las más famosas pareidolias fotográficas, donde se ve aparecer una cabeza de Cristo, que realmente es un bebé con un sombrero, sentado en el regazo de su padre.

Nudos en una tabla de madera tienen la forma de dos cabezas humanas.



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