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Patota



Patota es un vocablo pertenecientes al habla local utilizado en Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Uruguay y Venezuela con el significado de “pandilla de amigos, generalmente jóvenes”[1]​ y, en esos países y también en Paraguay, como “grupo, normalmente integrado por jóvenes, que suele darse a provocaciones, desmanes y abusos en lugares públicos.”[1]​De esta voz derivan el sustantivo patotero o patotera –integrante de una patota cuando se usa como sustantivo o comportarse como tal cuando se utiliza como adjetivo-, patotear –comportarse en forma abusiva o prepotente, patoteada, que es la acción de patotear y la expresión, en patota, equivalente a “en grupo”.

Para José Gobello la palabra proviene de pato, porque estos animales levantan vuelo en bandadas. [2]​ La Real Academia Española dice que, posiblemente, derive de “pacota”, voz que a su vez proviene de “paco” o “paca”, que era como se llamaba al bulto que, con un montón de baratijas –de allí la expresión “de pacotilla” –, estaba permitido que los marineros llevaran para vender por cuenta propia en los diferentes puertos.[1]

En general el vocablo se usa con connotaciones negativas pero en algunos casos el contexto en el que se pronuncie puede indicar una valoración positiva. El derivado “patotear” es siempre negativo y puede definirse como “Entretenerse agrediendo a la gente y provocando daños materiales; agredir a una persona; buscar provocar una pelea con una persona”. [3]​El sentido positivo aparece se usa como “pandilla de amigos, generalmente jóvenes” y “grupo de amigos que suele reunirse y compartir actividades”.[3]

Dice Eduardo Giorlandini al referirse al vocablo observa que las fuentes académicas lo han interpretado en su sentido negativo asociado a grupo dado a provocaciones, desmanes y abusos en lugares públicos. Agrega que la dinámica de la sociedad modifica el significado de las palabras empujada, entre otros factores, por los cambios en la cultura, los comportamientos y los sistemas de valores, y con referencia a la patota en particular afirma que “sin dudas que una cosa eran los patoteros de antes y otra los de ahora”. [4]​En concordancia con lo anterior, Giorlandini transcribe la definición que daba Gobello en su Nuevo Diccionario Lunfardo, con cita de Cuentos de Fray Mocho, de José S. Álvarez, y de La mala vida en Buenos Aires, de Eusebio Gómez:

En la década de 1970 se incorporó en Argentina una nueva acepción y se llamó patota a las bandas de policías, militares y paramilitares que actuaban durante la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983).

Aparece este personaje en el tango Patotero sentimental de Manuel Romero y Manuel Jovés que se estrenó el 12 de mayo de 1922 en el marco de la obra teatral El bailarín del cabaret. Es cantado en una escena de cabaré y la letra se refiere a un farrista que se lamenta no haberse dado cuenta del amor verdadero que le tenía una mujer a quien abandonó.

Francisco García Jiménez opinó que los dos autores del tango

Eduardo Giorlandini dijo que el personaje de Patotero sentimental solamente tiene inserción en determinado ambiente y es el "rey del bailongo" y es el "rey del cabaret"; no es peligroso, es sentimental está triste por haber abandonado a la mujer que lo amó de verdad, no como las minas, del cabaré limitadas al amor sexual y profesional. Sigue diciendo que habría que vincular al patotero con el farrista o garufero, aunque la farra o la garufa no siempre se identifican con patoteros.[4]

La patota ha aparecido en diversos filmes, frecuentemente como autora de abusos sexuales. Así, en el filme La patota de 1960 y en su nueva versión del mismo nombre de 2015; The Accused; Casualties of War; Vivante de Sandrine Ray, 2002; Baise-moi y, en versiones menos odiosas de la patota, Los inútiles o La barra de la esquina.



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