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Pedro Liñán de Riaza



Pedro Liñán de Riaza fue un escritor español. No está claro su lugar de nacimiento. Aunque se piensa que pudo ser Toledo o Calatayud, entre 1555 y 1557. Fallece en Madrid, el 25 de julio de 1607. Fue un personaje notable. Era excelente poeta. Desempeñó el ejercicio de las Armas como capitán de las Guardias Españolas y puede considerársele hombre de gobierno y de mundo.

Se desconoce con exactitud su fecha de nacimiento (debió de producirse entre 1555 y 1557) y su lugar de origen, pues no se ha encontrado su partida de bautismo. El investigador José Luis Pérez López estima que nació en Toledo, aunque según Antonio Sánchez Portero existen numerosos testimonios de que es bilbilitano (Calatayud). Así lo afirma en su obra Segunda noticia y antología de poetas bilbilitanos. Nacido en el seno de una noble familia, afincada en Calatayud desde que Alfonso «El batallador» reconquistó esta ciudad a los moros; al no ser Pedro el primogénito y no contentarse como segundón, sin privilegios ni fortuna, se marchó del hogar. Se licenció en Cánones por Salamanca, desempeñó el cargo de Gobernador del Condado de Gálvez (Toledo). Encontró un mecenas en don Francisco de los Cobos y Luna, segundo Marqués de Camarasa y conde de Ricla, quien al ser designado capitán de la Guardia Amarilla de El Escorial del Rey Felipe III (llegó a ser su predilecto) lo nombró como secretario suyo y de las Guardias, cargo que desempeñó durante poco más de cuatro años. Recorrió la mayoría de las ciudades de España hasta que se afincó en la Corte. En 1601 se ordenó como clérigo presbítero en Toledo y es posible que recibiese el hábito tan deseado de manos del Primado de las Españas, don Bernardo de Sandoval y Rojas. En 1603 es cesado del cargo de secretario de las Guardias Españolas del Rey e inicia un largo pleito contra su Señor, don Francisco. En septiembre de 1604 entró al servicio del joven don Jorge de Cárdenas Martínez de Lara, cuarto duque de Maqueda. Y al año siguiente, el duque, como patrono de la iglesia del Santísimo Sacramento (que había fundado su tatarabuela doña Teresa Enríquez, la «Loca del Sacramento», en 1518) de su villa de Torrijos, le nombró secretario y capellán mayor. Ambos cargos serán desempeñados con gran eficacia y brillantez hasta su muerte acaecida el día 25 de julio de 1607, festividad del apóstol Santiago, en la ciudad de Madrid (Longobardo: Torrijos..., pp. 74-76)

Fue amigo de Lope de Vega, y con él, uno de los principales creadores del «Romancero nuevo» y un destacado autor de comedias. La fama y autoridad que en su tiempo obtuvo como poeta lírico y dramático, lo rodeó de un gran número de adeptos e imitadores, designados con el nombre de «aliñados», cuya significación en nuestra historia literaria no podemos precisar de manera exacta; pero que, al menos, nos da pruebas del prestigio de que gozaba, considerándosele modelo y fundador de escuela. (SÁNCHEZ PORTERO: El autor del..., pág.2).

Dominaba el latín y al igual que Cervantes y Lope, cultivó la mayoría de los géneros literarios (poesía, teatro, novela). La capacidad y calidad literaria de Liñán es reconocida y alabada por sus coetáneos más ilustres, como puede comprobarse en el panegírico que le dirige Cervantes (con quien después se enemistaría) en su obra el Canto de Calíope, aparecido en el libro VI de su novela pastoril «La Galatea»:

de siempre verde hiedra y blanca oliva

su frente adorne y en alegre canto

su gloria y fama para siempre viva;

pues su antiguo valor ensalza tanto,

que al fértil Nilo de su nombre priva

de Peña de Liñán la sotil pluma,

Otros testimonios de la valía de Liñán los tenemos en los fervientes elogios que le dedicaron los escritores más conspicuos de nuestro Siglo de Oro como, Francisco de Quevedo en su novela picaresca Historia del Buscón, Pedro de Espinosa en Flores de poetas ilustres de España (edic. de Valladolid, 1605), Vicente Espinel, en el canto 7 de su poema Casa de la Memoria («¡Oh, tú, Liñán, que desde el monte miras/ los que en la falda por subir se quedan!»). Su amigo Lope de Vega, en varias de su obras también hace apología sobre Liñán. Asimismo, Baltasar Gracián, incluye un precioso soneto de este en su obra Agudeza y Arte de ingenio:

ninguno es con extremo desdichado,

que el tiempo libre le pondrá en estado,

que no espere ni tema injusta suerte.

Todos viven penando si se advierte:

este por no perder lo que ha ganado,

aquel porque jamás se vio premiado,

condición de la vida injusta y fuerte.

Tal suerte aumenta el bien, y tal lo ataja;

a tal despojan porque tal posea,

sucede a gran pesar grande alegría:

mas ¡ay! que al fin les viene en la mortaja

al que era triste, lo que mas desea,

Desempeñó el ejercicio de las Armas como capitán de las Guardias Españolas y puede considerársele hombre de gobierno y de mundo. Recorrió la mayoría de las ciudades de España. Estudió en Salamanca. Vivió en Valladolid. Estuvo especialmente relacionado con Zaragoza.

Su obra dramática ha desaparecido en gran parte, aunque Lope de Vega, en carta dirigida al Duque de Sessa, dice que vio representar seis comedias, entre ellas, dos del Cid; y Cayetano A. de la Barrera piensa que pueden ser de Liñán dos de las comedias atribuidas a Lope de Vega en el «Raro libro»: Comedia de la libertad de Castilla y Las hazañas del Cid y su muerte en la tomada de Valencia; además se habla de otras en colaboración con su amigo Lope como La Cruz de Oviedo, La Escolástica, El conde de Castilla, y el Bravonel; todas ellas conocidas merced a las cartas que Liñán dirige a su amigo y que se encontraban en la biblioteca propiedad de don Agustín Durán.

Sin embargo, la memoria de Liñán se fue olvidando con rapidez, porque se dejaron perder sus obras y faltó alguien que las publicara oportunamente, y ha llegado a estar en el más completo olvido, hasta que se ocuparon de él Bartolomé José Gallardo y Cayetano Alberto de la Barrera y, posteriormente, el recopilador de los poemas que publicó la Diputación de Zaragoza, a quien solamente conocemos por las iniciales T. X. E. que figuran al final de una «Adición», que parece que corresponden a Tomás Ximénez Embún y que fueron publicados en 1876 (siguiendo a Sánchez: Lemir 11, 2007). Posteriormente, en 1982, también el tratadista Julián F. Randolph, en su libro «Pedro Liñán de Riaza, poesías», recopiló la obra poética de este autor.

Esta pequeña parte de su obra, que ha llegado hasta nosotros, casi en su totalidad, incluida en Rimas de Pedro Liñán de Riaza, (T. X. E.) nos permite vislumbrar su gran calidad literaria, equiparable a la de sus inmortales contemporáneos que han tenido mejor fortuna y figuran como príncipes de la lengua castellana. «Sus composiciones tienen siempre toda la verdad, toda la lozanía y gala riquísima de la naturaleza; sus romances se confunden con los de Góngora (hasta el punto de que algunos en los que aparece “Riselo”, que se creían del poeta cordobés, se ha comprobado que son de Liñán); sus décimas, quintillas y redondillas se pueden comparar con las de Lope; y sus composiciones germanescas con las de Quevedo» (siguiendo a Sánchez: Lemir 11, 2007).

el aire cuaja el polvo en remolinos;

predomina el más fiero de los sinos,

A tropos corta el mundo estambre y trama.

Perdían cada cual o tronco o rama,

chopos enanos y gigantes pinos;

temen ruina humanos y divinos,

el Caos a confusión segunda llama.

La máquina del Orbe se disuelve;

¡oh Calvario glorioso, oh en tu monte

el Autor de la vida en cruz expira!

¡Oh triunfante Señor, los ojos vuelve,

y pues tu muerte es paz, en medio ponte;

Carta compuesta en tercetos:

Soneto a Bernardo de Vargas Machuca:

en 1599 publicó su libro Milicia y descripción de las Indias (ed. V.E., Madrid, 1892),

En opinión de Antonio Sánchez Portero y José Luis Pérez López, bajo la identidad de «Licenciado Alonso Fernández de Avellaneda» autor de Don Quijote (versión apócrifa) se encuentra Pedro Liñán de Riaza, como reflejan los datos obtenidos en sus respectivas investigaciones (op. cit.)



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