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Pedro Zonza Briano



Pedro Zonza Briano (Buenos Aires, 27 de noviembre de 1886 en un humilde hogar del barrio de la Boca, en la intersección de las calles Brown y Suárez;[1]ibídem 6 de febrero de 1941[2]​) fue un escultor argentino.

Estudió en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes con Lucio Correa Morales. Se perfeccionó en la Academia de París.

Antes de cumplir veinte años presentó su obra en una muestra colectiva. En 1908 obtuvo el Premio Roma y partió a Europa. Residió primero en Italia y luego en París. En 1911 participó de la Exposición Mundial de Roma con un grupo de tres desnudos masculinos de tamaño natural, titulado El pensamiento helénico . Expuso en Bruselas y Venecia. Participa de la Exposición Internacional del Centenario (1910) y en las de San Francisco de California en 1910 y 1915, obteniendo el Segundo y el Primer Premio, respectivamente.

Su exitosa trayectoria continúa hacia 1911 en Londres y Berlín, ciudades que aclaman la pasión del joven escultor. Ese mismo año regresó a Buenos Aires y en 1912 presentó al Salón de París la obra Creced y multiplicaos, que es aceptada por el jurado pero retirada más tarde por orden policial. El caso resuena y se lo exaltó como “genio” ante lo que parecía ser una injusta desaprobación. Al año siguiente, la presenta en el Salón del Retiro y recibe la mayor recompensa, siendo adquirida para el Museo Nacional de Bellas Artes. Desde 1911 se presenta al Salón Nacional y 1913 logra el Premio Adquisición.

En obras como Boca de fuego (1916), Zonza Briano explora las posibilidades del material y recurre a la estética del “non finito” –lo incabado– logrando contrastes y modulaciones entre las superficies lisas y las rugosas.[3]

Sus principales obras son el Cristo central del Cementerio de La Recoleta, en 1914, o el monumento a Leandro Alem, en el barrio de Retiro. Su trabajo forma parte también los patrimonios del Museo “Eduardo Sívori”, del Museo “Quinquela Martín” de La Boca y del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.

Murió en Buenos Aires el 6 de febrero de 1941.

El pensamiento helénico, del que en Buenos Aires el crítico Atalaya comenta: “. dominador, se levanta el tríptico de Zonza Briano [...] en todo este grupo, cuyas figuras están ligadas por la unidad perfecta del pensamiento, palpita, desbordante, el arte. Se trata de una culminación, no solamente en la vida artística argentina, sino en la del mundo entero [...] posee con seguridad la forma, llega hasta sacrificarla en homenaje a la idea [...] con tal de mantener en su plenitud de vigor la concepción [...] Quienes no han entendido la concepción son algunos críticos [...]”[4]

En 1914 sobre su Redentor; el crítico Julio Rinaldini escribe un adverso comentario, no sólo acerca de la obra, sino también al modo de iluminarla: “[...] ¿qué relación tiene con el verdadero arte ese artificio de sala de espectáculos? ¿quiere acaso, significarnos [...] que sus obras son golpes de luz en la oscuridad? [...] esta figura necesitaría mayor vigor y mayor amplitud en la mirada, más acción en el gesto. Su actitud de sonámbulo [.] recuerda demasiado la de uno de los burgueses de Calais de Rodin [...] la cabeza del Redentor carece en absoluto de belleza [...]“. Luego agrega en una nota al pie: “[...] el Redentor adquirido por la Municipalidad está actualmente en la Recoleta. Allí no tiene lirios, ni incienso ni iluminación ad hoc. Allí se ve mejor que la obra es falsa [...] de este redentor moderno [...] ya nadie cree la palabra [...]” Un claro conflicto entre la tradición y las manifestaciones modernas o, quizá, como refería Atalaya, de la incomprensión del concepto.[4]

En 1912, en el Salón de París, presenta Creced y multiplicaos (1911), dos figuras de bronce –una masculina y otra femenina– desnudas y fusionadas en un erótico abrazo. La obra causa una gran conmoción y debe ser retirada de la exposición por la policía francesa.

Participa de la Exposición Internacional del Centenario (1910) y en las de San Francisco de California en 1910 y 1915, obteniendo el Segundo y el Primer Premio, respectivamente. Su exitosa trayectoria continúa hacia 1911 en Londres y Berlín, ciudades que aclaman la pasión del joven escultor. Ese mismo año regresó a Buenos Aires y en 1912 presentó al Salón de París la obra Creced y multiplicaos, que es aceptada por el jurado pero retirada más tarde por orden policial. El caso resuena y se lo exaltó como “genio” ante lo que parecía ser una injusta desaprobación. Al año siguiente, la presenta en el Salón del Retiro y recibe la mayor recompensa, siendo adquirida para el Museo Nacional de Bellas Artes. Desde 1911 se presenta al Salón Nacional y 1913 logra el Premio Adquisición.

Zonza Briano había puesto en «Creced y multiplicaos» toda la fuerza de su arte. El amor bíblico no ha tenido, acaso, muchos comentadores en mármol como Zonza Briano. La violencia masculina, pujante y brutal, contrasta orí el grupo con la suavidad del abandono que se lee en los ojo «dulces, en la boca placentera, en la actitud amorosamente de la hembra. El concepto surge claro, nimbando de irradiación al mármol. Aquellas dos desnudeces, la filosófica y la artística, sublimes por el -pensamiento y la emoción, aparecían puras como los desnudos del hombre y de la mujer. El amor sin velos, natural, que es ley del universo, había logrado alumbrar a la materia. Pero II. Lepine punido de todas las epítomes de la moral convencional, ordenó el retiro de la obra. «Creced y multiplicaos» fue expulsada del salón por la policía de París.

Entonces fue que se produjo la gran contienda. Toda la prensa de París protestó contra el hecho y lloviéronle a Zonza Briano novecientos ochenta y cinco artículos de Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Austria y Rusia, encargados de trompetear a todos los vientos el nombre del escultor argentino. Pero no sólo protestó la prensa. Protestó también Rodín y retiró de la exposición su busto de Olemenceau, después de exclamar públicamente: «Zonza Briano hace llorar la tierra, da una expresión, una enrarecen y olvida todo lo que hay de material». Protestó también Lo Jeuitcssc y dijo en una crónica: «Zonza Briano no sabe nada y lo sabe todo».

Protestaron todos los grandes artistas. «Creced y multiplicaos» estaba, en el concepto de la crítica, por encima de todo. En efecto, aquella obra es una expresión artística magistral. El pulgar que dio vida al cuadro está llamado a suscitar grandes sorpresas. A sí lo reconoció la Société National des Beaux Arts. Dos días antes de clausurarse la exposición, «Creced y multiplicaos», fue llamada. nuevamente; fue expuesta en un salón especial y admirada por las artistas. Y Zonza Briano fue nombrado de inmediato miembro de la. Société National des Beaux Arts IX‘:sede entonces dicho escultor.[5]

Cristo Central, cementerio de la Recoleta

Flor de Juventud, El Rosedal de Palermo

Monumento a Leandro N. Alem, en Retiro



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