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Pensamiento estratégico



El pensamiento estratégico se define como un proceso de pensamiento aplicado por un individuo en el contexto de alcanzar el éxito en un juego u otra actividad. En el ámbito de la gestión, el pensamiento estratégico implica la generación y aplicación de ideas y oportunidades destinados a crear una ventaja competitiva para una empresa o una organización.[1]​ Se puede hacer de forma individual, así como por la colaboración entre las personas clave que pueden alterar positivamente el futuro de la organización. Un grupo de pensamiento estratégico puede crear más valor mediante la habilitación de una forma proactiva y creativa de diálogo, donde las personas pueden adquirir de otras personas, perspectivas críticas y cuestiones complejas. Esto es considerado como un beneficio en el altamente competitivo y cambiante mundo de los negocios.[2]

El pensamiento estratégico incluye encontrar y desarrollar una capacidad de previsión estratégica para una organización, mediante la exploración de todos los futuros organizacionales posibles, y desafiando al pensamiento convencional para fomentar la toma de decisiones en la actualidad. El pensamiento estratégico reciente apunta cada vez más claramente hacia la conclusión de que la cuestión estratégica crítica no es el "¿Qué?" convencional, sino "¿Por qué?" o "¿Cómo?".[3]​ El trabajo de Henry Mintzberg[4][5]​ y el de otros autores[6][7]​ respaldan aún más la conclusión, y trazan también una clara distinción entre pensamiento estratégico y planificación estratégica, otro importante proceso de pensamiento de gestión estratégica.[8]

El general André Beaufre escribió en 1963 que el pensamiento estratégico "es un proceso mental, a la vez abstracto y racional, que debe ser capaz de sintetizar datos psicológicos y materiales. El estratega debe tener una gran capacidad de análisis y síntesis; el análisis es necesario para reunir los datos sobre los cuales hace su diagnóstico, la síntesis para producir a partir de estos datos el diagnóstico en sí mismo, y el diagnóstico de hecho equivale a una elección entre cursos de acción alternativos".[9]

No existe una definición generalmente aceptada para el pensamiento estratégico, ningún acuerdo común en cuanto a su papel o importancia, y no hay una lista estandarizada de las competencias clave de los pensadores estratégicos.[10]​ Tampoco hay consenso sobre si el pensamiento estratégico es un ideal poco común o una propiedad común y observable de la estrategia. La mayoría está de acuerdo en que los modelos tradicionales de elaboración de estrategias, que se basan principalmente en la planificación estratégica, no funcionan.[11][12][13]​ La estrategia en el panorama empresarial competitivo de hoy en día se está alejando de la 'planificación estratégica' básica a un mayor 'pensamiento estratégico' para seguir siendo competitivos. Sin embargo, ambos procesos de pensamiento deben trabajar mano a mano para obtener el máximo beneficio. Se ha argumentado que el verdadero corazón de la estrategia es el "estratega"; y para una mejor estrategia, la ejecución requiere un pensador estratégico que pueda descubrir estrategias nuevas e imaginativas que puedan reescribir las reglas del juego competitivo; y poner en movimiento la cadena de eventos que formará y "definirá el futuro".[14][15]

En opinión de F. Graetz, el pensamiento y la planificación estratégicos son "procesos de pensamiento distintos, pero interrelacionados y complementarios" que deben sustentarse y apoyarse mutuamente para una gestión estratégica eficaz. El modelo de Graetz sostiene que el papel del pensamiento estratégico es "buscar la innovación e imaginar nuevos y muy diferentes futuros que pueden llevar a la compañía a redefinir sus estrategias básicas e incluso su papel en la industria". El papel de la planificación estratégica es "realizar y apoyar estrategias desarrolladas a través del proceso de pensamiento estratégico e integrarlas de nuevo en el negocio".[16]

Henry Mintzberg escribió en 1994 que el pensamiento estratégico trata más sobre la síntesis (es decir, "conectar los puntos de vista") que sobre el análisis (es decir, "encontrar los puntos de vista"). Se trata de "capturar de todas las fuentes (tanto las percepciones suaves de sus experiencias personales y las experiencias de otros a través de la organización y los datos duros de investigación de mercado y similares) y luego sintetizar ese conocimiento en una visión de la dirección que debe seguir el negocio". Mintzberg argumentó que el pensamiento estratégico no puede ser sistematizado y es la parte crítica de la formación de la estrategia, en oposición a los ejercicios de planificación estratégica.[17]

Según Jeanne Liedtka, el pensamiento estratégico difiere de la planificación estratégica en las siguientes dimensiones de la gestión estratégica:[18]

Jeanne Liedtka observó cinco "atributos principales del pensamiento estratégico en la práctica" que se asemejan a las competencias:[19]

Paul Schoemaker, exdirector de investigación del Wharton's Mack Institute[21]​ dice que los líderes estratégicos adaptativos, los que prosperan en el entorno incierto de la actualidad, tienen fundamentalmente los seis hábitos siguientes:



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