Pentecostés es un lienzo realizado por el Greco supuestamente entre 1596 y 1600, o quizás entre 1610 y 1614. Generalmente se supone que formaba parte del Retablo de doña María de Aragón. Este lienzo consta con el número 100 en el catálogo razonado realizado por el historiador del arte Harold Wethey, especializado en el Greco. Forma parte de la colección del Museo del Prado, en Madrid.
En 1596, El Greco se comprometió a realizar el retablo de la iglesia del colegio de doña María de Aragón. El nombre popular alude a doña María de Aragón, la mecenas que pagó las obras. El Greco recibió el encargo del Consejo de Castilla, después de la muerte de doña María. Existen documentos que atestiguan que las obras debían realizarse en tres años, pero no existen referencias del número de cuadros que lo formaban, ni de la estructura del retablo, ni de las temáticas tratadas. Si bien varios autores piensan que esta pieza estaba en la parte superior del mencionado retablo, según Harold E. Wethey la fecha de realización de este lienzo está distanciada en el tiempo aproximadamente una década.
La Pentecostés, basada en un pasaje relatado en los Hechos de los Apóstoles, utiliza figuras alargadas que se alejan del tradicional estereotipo de belleza clásica. No existe una sensación de perspectiva, mientras que los tonos fuertes de ciertas secciones son herencia directa de Tintoretto y Miguel Ángel. El Greco organizó la composición a base de un triángulo invertido. Al fondo se encuentra la paloma del Espíritu Santo, que irradia una luz que ilumina todo el escenario e incide en el vestuario de los personajes.
Este lienzo muestra la misma mezcla de inmovilidad y de exaltación dinámica que La Resurrección de Cristo (Retablo de María de Aragón), como también el mismo gusto por los escorzos y por la deformación expresiva. Un posible modelo es una obra de Tiziano en la Basílica de Santa Maria della Salute, que El Greco debió haber visto en Venecia. Al representar la escena en un formato vertical, el Greco comprimió el espacio, como en el lienzo de La Resurrección, disminuyendo la profundidad y dando lugar a la disposición circular de los personajes alrededor de la Virgen María, todos ellos detrás de los dos apóstoles que aparecen en primer plano de espaldas -seguramente Juan el Apóstol y Simón Pedro- quienes reaccionan convulsamente a la aparición de las lenguas de fuego.
La representación de la Virgen María y de María Magdalena en el evento responde a la creencia de que los apóstoles fueron alojados en la casa de las santas mujeres. El Greco muestra una gran diversidad de reacciones psicológicas, mientras que los gestos individuales tienen una gran importancia, tanto estructural como simbólica. Así, uno de los apóstoles del fondo levanta el brazo, con la palma de su mano extendida al cielo, como en La Resurrección, mientras que otro extiende la suya en señal de Fe. Según José Camón Aznar, el segundo personaje de la parte superior derecha podría ser un autorretrato del maestro cretense.
Harold Wethey no cree que esta obra formara parte del Retablo de doña María de Aragón y cree que Jorge Manuel Theotocópuli intervino en su realización. Este crítico cree que la pincelada es más descuidada y que la ejecución general es menos delicada que la de las pinturas que realmente compusieron aquel retablo. Sin embargo, Wethey reconoce que tanto el tamaño como el formato de la parte superior del lienzo son idénticos a los de La Resurrección, a pesar de que no formaran parte del mismo conjunto.
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