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Perífrasis verbales



Se llama perífrasis verbal a un tipo de perífrasis compuesta de al menos dos formas verbales: una forma finita llamada auxiliar y otra forma o "verbo principal", frecuentemente no finita, llamada verboide. Además es frecuente que entre las dos exista algún tipo de nexo o adposición. Las perífrasis son, por tanto, construcciones sintácticas de dos o más verbos que semánticamente expresan matices de aspecto o modalidad de la acción verbal que no acoge la conjugación regular y que generalmente no pueden expresar formas sintéticas más simples.

En el español hay unas ciento cuarenta perífrasis; las estadísticamente más usadas son ir a + infinitivo, estar + gerundio, poder + infinitivo, deber + inf., deber de + inf., tener que + inf. y haber de +inf.

Una perífrasis verbal es una secuencia sintáctica formada por un auxiliar y algunas formas verbales adicionales que le dan el significado léxico. En esta secuencia el "auxiliar" funciona como núcleo sintáctico del sintagma de tiempo.[1]​ El "verbo principal" es una forma no personal, también llamada verboide, ya sea infinitivo, gerundio o participio, actúa como núcleo sintáctico de un sintagma verbal. Al ser el "verboide" el núcleo del sintagma verbal es quien rige los complementos de la expresión y determina en mayor medida el significado de la perífrasis verbal.

La mayor parte de las perífrasis unen ambos verbos con un nexo; si este existe, suele ser una preposición o conjunción, como en he de volver o tengo que marchar, aunque también existen perífrasis verbales sin ese nexo, como estar + gerundio, deber + infinitivo o poder + infinitivo.

En castellano existen unas cuarenta perífrasis verbales del tipo (verbo auxiliar) + (preposición o conjunción) + (infinitivo, gerundio o participio).

El sistema perifrástico de cada lengua permite aportar matices de aspecto o de modo verbales que la conjugación ordinaria no es capaz de precisar o matizar. El aspecto es el tiempo interior de la acción o la fase de su desarrollo interno que se subraya o destaca; el modo, la forma en que se ve implicado el sujeto en la acción o la intención psicológica dominante de este ante ella.

La conjugación regular del castellano, por ejemplo, acoge los aspectos perfecto o perfectivo (acción acabada) e imperfecto o imperfectivo (acción inacabada), y los modos indicativo (modo de lo real u objetivo), subjuntivo (modo de lo irreal o subjetivo) e imperativo (modo del mandato o el ruego); sin embargo, no acoge los matices aspectuales de la inminencia, el comienzo, el desarrollo, la interrupción, la reanudación, la consecución, la terminación, el resultado, la repetición, la habitualidad, la retrospección y la prospección; las perífrasis verbales aspectuales aportan esos matices de aspecto. También existen perífrasis verbales de modo o modales que matizan psicológicamente la acción otorgándole apariencia de posibilidad, probabilidad, capacidad y obligación objetiva o subjetiva.

La perífrasis está constituida por un verbo conjugado y uno no conjugado.

Son construcciones verbales que están compuestas por dos verbos, uno está conjugado y el otro en forma no personal (infinitivo, gerundio o participio). Tras unirse en un solo verbo modifican el aspecto y añaden matices al verbo en forma no personal de la perífrasis. El verbo conjugado suele carecer de información semántica al sufrir un proceso de gramaticalización.

Las posibles estructuras de los distintos tipos de perífrasis son:

Verbo conjugado + (nexo "que, de, por, ...": tan solo en caso de que le siga un infinitivo) + verbo en infinitivo/en participio/en gerundio

Algunos ejemplos:

Aportan modificaciones de índole gramatical: tiempo, modo o aspecto. Carece de estructura argumental. No pueden ser modificados por adjuntos (* Ayer Juan debía salir hoy de viaje). No puede ser negado independientemente del verbo principal (* no vas a no cantar)

Propia de Hispanoamérica es la perífrasis «tener + gerundio», equivalente a la castellana «llevo + gerundio»: «Tengo viviendo allí diez años», «tengo varios años trabajando en esta empresa», y al habla coloquial de México, Centroamérica, Río de la Plata y área andina pertenecen expresiones como «me vive repitiendo que...», «mi mamá me vive diciendo que tenga cuidado en la calle».

Imponen la estructura argumental

Participio, infinitivo o gerundio. Puede haber una preposición en el medio.

a. invariable – de tiempo compuesto: siempre flexiona con /-o/ en la perífrasis con haber + participio: ella ha salido, él ha pintado , "él ha corrido"

b. pasiva - variable en género y número en la perífrasis con ser + participio: ella es pintada por..., es comprendido por

c. frase verbal con participio: te tengo dicho que te calles

/-ar/, /-er/, /-ir/: suele salir, puede llover, va a cantar

él está comprendiendo, está lloviendo, lleva mirándola dos horas

Las lenguas románicas se hallan lejos de expresar los múltiples matices aspectuales y modales del sistema verbal árabe, pero no le van en zaga mediante el recurso a las perífrasis verbales para lograr una precisión semejante o igual.

Entre las perífrasis aspectuales (cómo es vista la acción por el hablante; resaltan una fase del desarrollo de la acción verbal), se tienen:

Entre las perífrasis modales (actitud del hablante ante la acción) del castellano destacan:

Benito Mozas, Antonio (1992). Gramática práctica. Barcelona: EDAF.



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