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Piezas bucales de los insectos



Los insectos tienen una gran variedad de piezas bucales, adaptadas a distintos tipos de alimentación. Los insectos más tempranos tenían piezas masticatorias. Las especializaciones han sido principalmente para perforar y succionar; si bien hay muchas variaciones dentro de estos tipos. Por ejemplo los mosquitos y los pulgones tienen piezas perforadoras chupadoras, pero las partes involucradas no son homólogas. Además la función es diferente, los mosquitos chupan sangre y los pulgones, la savia de plantas.

La estructura primitiva de las piezas bucales de los insectos consta de los siguientes elementos:

Como la mayoría de las partes externas de los artrópodos, las piezas bucales de los insectos son muy derivadas. Tienen una multitud de mecanismos funcionales en la gran diversidad de especies de la clase Insecta. Normalmente se conservan importantes homologías. Pero también se dan casos de evolución convergente, en que partes no homólogas tienen apariencias similares y realizan funciones similares.

Cabe destacar que en insectos holometábolos, las piezas bucales de las larvas generalmente difieren profundamente de las del adulto o imago, por ejemplo orugas masticadoras y mariposas adultas con una espiritrompa sifonadora. Su dieta alimentaria es también muy diferente.

Los escarabajos, saltamontes y libélulas tienen aparatos masticadores. Las larvas de muchos insectos tienen aparatos masticadores aunque los adultos tengan otro tipo de piezas bucales. Un ejemplo son las orugas de mariposas.

El par de mandíbulas se encuentra detrás del labro y delante de las maxilas. En insectos masticadores son las piezas bucales más robustas y grandes; sirven para cortar, machacar o triturar los alimentos. Los músculos abductores separan las mandíbulas lateralmente y los músculos aductores las juntan en el plano medio. Además de su uso en alimentación, las mandíbulas pueden ser usadas como herramientas o como armas de defensa o ataque.

El par de maxilas está situado detrás de las mandíbulas. Manipulan el alimento. Están compuestas de los siguientes segmentos: cardo, estipes, palpígero, palpo maxilar, lacinia y galea.

El labio es una pieza impar, generalmente de forma cuadrangular. Está formado por la fusión de un par de maxilas secundarias.[1]​ Es el componente principal del piso de la boca. Junto con las maxilas ayuda en la manipulación de la comida.

El labio está adaptado a otras funciones en algunos insectos. Uno de los casos más notables es el de las ninfas de Odonata. El labio es grande, fuerte y se mantiene plegado bajo la cabeza y el tórax. El insecto puede lanzarlo contra una presa, atrapándola e inyectándole veneno. Luego lo retrae para que las otras piezas bucales procedan a la preparación del alimento.

En la abeja doméstica y otras especies de abejas, el labio es alargado formando un tubo o lengua. En estos insectos las piezas bucales se clasifican como masticadoras, chupadoras.[2]

La mariposa silvestre de la seda (Bombyx mandarina) es un ejemplo de un insecto con pequeños palpos labiales y sin palpos maxilares.[3]

La hipofaringe tiene forma más o menos globular, ubicada en una posición medial. En muchas especies es membranosa y está asociada a las glándulas salivares. Así ayuda a tragar el alimento.

Los mosquitos y los hemípteros (chinches, etc.) tienen piezas bucales que perforan y luego chupan fluidos. Algunos son herbívoros como los pulgones y los saltahojas, otros son carnívoros como las chinches asesinas y los mosquitos hembras.

El rasgo característico de Hemiptera es su pico o rostro en que las mandíbulas y las maxilas modificadas forman un estilete dentro de una vaina formada por el labio. Las mandíbulas y maxilas están modificadas formando una probóscide dentro de una vaina formada por el labio. Usan estas piezas bucales para perforar, ya sea tejidos vegetales o animales y luego chupar los fluidos.

Los mosquitos hembras adultos tienen una probóscide en forma de estilete que usan para perforar la piel y para chupar sangre. Los mosquitos inyectan una saliva con anticoagulantes con este órgano. El estilete está formado principalmente por el labro y por las mandíbulas y maxilas. Ordinariamente lo guardan dentro de una vaina o estuche formada por el labio que se pliega cuando el estilete está perforando la piel.

Las mariposas y polillas tienen una lengua en forma de probóscide formada por las maxilas profundamente modificadas. Esta probóscide funciona como un sifón para absorber líquidos. No tienen partes perforadoras. Se alimentan solo de fluidos disponibles sin tener que perforar algo primero. La excepción son unas pocas especies (Serrodes y Achaea) que pueden perforar la piel de las frutas. Algunas mariposas y polillas adultas carecen de piezas bucales o solo tienen partes vestigiales, no funcionales. Tienen una vida muy corta y no se alimentan. La gran mayoría de especies de Lepidoptera carecen de mandíbulas, excepto por unas pocas en la superfamilia Micropterigoidea que tienen mandíbulas, además del sistema de sifón o proboscis.

La mosca doméstica y muchos otros dípteros pueden lamer fluidos encontrados en la superficie. Las mandíbulas y maxilas están presente pero muy reducidas y no son funcionales. El labio es articulado y termina en una parte esponjosa, llamada labelo. El labelo tiene diminutos canales que actúan por capilaridad, llevando fluidos hacia el esófago. El insecto necesita convertir los sólidos a líquidos para ingerirlos. Inyecta su saliva en alimentos sólidos y las enzimas presentes inician la digestión antes de ingerir los alimentos.[4]



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