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Plaza de la Corredera



La plaza de la Corredera es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad española de Córdoba. Este espacio, única plaza mayor cuadrangular de Andalucía, se encuentra situada en el centro de la ciudad. Tiene su entrada y salida a través de los llamados Arco Alto y Arco Bajo.

Entre los edificios que dan forma a la plaza destaca el Mercado de Sánchez Peña o las Casas de Doña Ana Jacinto. El actual mercado de Sánchez Peña sirvió de sede consistorial así como cárcel, hasta que en el siglo XIX, 1846, el empresario cordobés José Sánchez Peña, compró el edificio e instaló allí la más moderna industria de Córdoba con máquinas de vapor para crear una fábrica de sombreros, instalando a los obreros en la parte alta del inmueble donde tuvieron sus viviendas.

El espacio ocupado por la plaza ha sido profundamente remodelado con el paso del tiempo. La plaza ha sido utilizada con diferentes fines, principalmente festivos, tales como las corridas de toros de las cuales deriva el actual nombre de la plaza.[1]

El 18 de diciembre de 1981 fue declarada Bien de Interés Cultural.[2]

Se cree que hasta el siglo XV, la plaza de la Corredera fue una gran explanada extramuros de la Medina o ciudad alta cordobesa.

La morfología actual proviene del proyecto del arquitecto salmantino Antonio Ramós Valdés, quien bajo mandato del corregidor Francisco Ronquillo Briceño, construyó un rectángulo semirregular de 113 metros de largo y 55 metros de ancho, en 1683.[3][1]​ La obra, que tuvo como maestros mayores de la ciudad a Antonio García y Francisco Beltrán, tuvo un coste de 752.972 reales y 8 maravedíes. La construcción no fue integral, ya que se limitó a la fachadas de las mismas debido a la falta de fondos. Los dueños de las casas que daban a la plaza, fueron adquiriendo los metros de fachada que querían para sus correspondientes balcones.

Para ello derribaron la fachada primitiva del Pósito así como la ermita de los Ángeles, creando las mismas de nuevo. Se inutilizó una calleja existente, la calle de Carreteras, construyéndose los arcos Alto y Bajo como entrada a la plaza.

Aunque se trató de una actuación bastante unitaria, al modo de las plazas mayores propias del urbanismo barroco, conservó sin embargo dos edificios anteriores a esta época que contrastan con la regularidad del entorno. Estos edificios son la antigua Casa Consistorial y cárcel, construida por Juan de Ochoa,[4]​ y las denominadas “Casas de Doña María Jacinto”, ambos construidos en el siglo XVI.[1]

Las descripciones que encontramos de la época nos la muestran tal y como era en el siglo XVII:

La última ejecución llevada a cabo en la Corredera tuvo lugar en 1838, mientras que la última corrida de toros se llevó a cabo en 1846, una vez fue construida la plaza de toros de los Tejares.[5]​ El 5 de abril de 1893, comenzó a construirse en mitad de la plaza un edificio tendente a albergar el mercado de abastos de la plaza de la Corredera, siendo inaugurado el 2 de agosto de 1896 y concedido a una empresa su explotación durante cincuenta años.

Hasta el siglo XX, la plaza de la Corredera fue un alto enclave comercial. Pío Baroja, en su libro La Feria de los Discretos, la describió de la siguiente manera:

El 14 de julio de 1951 se recibió información por parte del jefe de Servicios Veterinarios de la ciudad, en la cual se notificó las pobres condiciones higiénicas del mercado de abastos. La concesión administrativa del espacio que ocupaba el mercado expira en 1956 y será dos años después cuando Antonio Cruz Conde, alcalde de Córdoba, apruebe definitivamente el derribo del mercado para realizar uno en el subsuelo de la plaza.[1]​ Durante dicha demolición se encontraron doce mosaicos romanos y se informó al arquitecto municipal, Víctor Escribano Ucelay, quien aconsejó su extracción. El arqueólogo Antonio García y Bellido que se hallaba visitando los cercanos restos arqueológicos del templo romano de Córdoba y pudo analizar el hallazgo. Unos meses después se halló el majestuoso mosaico de Polifemo y Galatea y pudo restaurarse junto al resto. Debido a que el Alcázar de los Reyes Cristianos estaba siendo restaurado se decidió el traslado al mismo para decorar las estancias de ocho de los doce mosaicos.[6]

En 1986 se acordó la rehabilitación de la plaza de la Corredera, culminando las obras el 9 de diciembre de 2001 a las que acudieron Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, así como la alcaldesa Rosa Aguilar.



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