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Policía procesal



Policía procesal[1]​ define tanto una realidad de la investigación policial[2]​ como un subgénero[3]​ de la ficción detectivesca, con orientación a plantear el día a día de la institución policial cuando allí se investiga un crimen.

Mientras que las tradicionales novelas de policías y detectives[4]​ usualmente concentran la atención en un único crimen,[5]​ una determinada historia sobre la policía procesal[6]​ frecuentemente y simultáneamente presenta varios casos no necesariamente relacionados entre sí.

Además, mientras los misterios policíacos de tipo tradicional generalmente no presentan la identidad del delincuente hasta tanto no se llegue al punto culminante de la historia o clímax[7]​ (también llamado whodunit), en las historias de la policía procesal[8]​ la identidad del malhechor o involucrado por lo general es conocida desde el principio o casi desde el principio.

La policía procesal involucra cierto número de asuntos especiales relacionados con la policía y la investigación policial, y entre ellos, aspectos forenses, autopsias, recopilación y preservación de evidencias,[9]​ procedimientos de interrogación y de identificación de sospechosos,[10]​ preservación de las garantías de los imputados, y desarrollo de un juicio justo.

Las expresiones en inglés Police Procedure y Police Procedural (Procedimiento Policial y Policía Procesal) marcan una particular veta de la narrativa policial,[11][12]​ nacida en literatura alrededor de los años cuarenta del pasado siglo XX, y muy pronto con proyecciones al cine y también a la televisión.

Las características peculiares que distinguen la literatura de esta clase, de otros subgéneros y de otras vetas de la llamada narrativa amarilla,[13]​ son las siguientes :

La novela de 1945 titulada V as in Victim, de Lawrence Treat, es considerada el primer ejemplo de policía procesal de la literatura de investigación criminal, mientras que la obra que dio inicio a una amplia difusión del género fue Last Seen Wearing, de Hillary Waugh, publicada en 1952.

La serie de historias de Ed McBain[14]​ dedicadas al Distrito 87º, son un ejemplo clásico de literatura referente a la policía procesal.

El italoestadounidense Evan Hunter (nacido como Salvatore Albert Lombino, y como escritor conocido con el pseudónimo de Ed McBain), entre 1956 y 2005 escribió decenas de novelas de policía procesal, todas ambientadas en una metrópolis americana imaginaria llamada Isola[15]​ (isla).

Aunque en la serie se ha dado mayor énfasis a la figura del detective Steve Carella, en cada capítulo del Distrito 87º se destaca parte de la historia personal y la contribución a las investigaciones, también de otros componentes del grupo.

Llegado a este punto, corresponde destacar a Joseph Wambaugh,[16]​ exsargento del Departamento de Policía de Los Ángeles, quien posteriormente se convirtió en escritor, y a cuya pluma se deben obras de gran interés como: Los chicos del coro, Los nuevos centurioni, El caballero azul, El campo de cebollas, y Hollywood Station.

También corresponde recordar las historias de Tony Hillerman, autor de algunas buenas narrativas de policía procesal ambientadas entre Nuevo México y Arizona, y en los cuales investigan Joe Leaphorn y Jim Chee de la Navajo Nation Police o Navajo Tribal Police (agencia de policía de la Nación Navajo).

En Gran Bretaña, el Police Procedural tiene una larga historia, paralela e incluso anterior a la que el género tuvo en Estados Unidos, y tanto ha sido así, que algunos autores como Henry Wade se volcaron ya en los años treinta a esta variante del policial.

Pero sin duda, es recién a la mitad de los años cuarenta, que el Policial Procesal inglés comienza a imponerse como género autónomo, gracias sobre todo a la obra pionera de Maurice Procter.

En el marco de la muy nutrida producción británica del género, a partir del año 1955 pueden destacarse las obras de John Creasey (difundidas bajo el seudónimo de J. J. Marric) y las del detective de Scotland Yard George Gideon, así como las historias del superintendente Wycliffe, de W.J. Burley, y el abanico de novelas de John Wainwright, Hamilton Jobson, Bill Knox, Bill James, Graham Hurley, John Harvey, y de decenas de otros buenos escritores británicos.

Con toda notoriedad, la Policía Procesal se ha extendido más allá del medio ambiente anglosajón. Por ejemplo, incluso seriales con protagonistas como el comisario Maigret (de Georges Simenon) pueden ser catalogadas en este género, ya que a menudo, el célebre comisario parisino utiliza para sus investigaciones, el soporte de los miembros de la Brigada Especial.

Por su parte en Suecia y a partir de 1965, se publicaron una serie de 10 novelas policíacas escritas por Maj Sjöwall y Per Wahlöö, en donde es protagonista el Comisario Martin Beck (primera novela Roseanna). Las investigaciones sobre los crímenes son llevadas a cabo en colaboración por los componentes del Alto Comisionado de Estocolmo, y entre los cuales Melander y Kollberg y la propia serie recuerda, en algunos sentidos el modelo aplicado por Ed McBain.



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