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Por una cabeza



«Por una cabeza» es un popular tango compuesto por Carlos Gardel (música) y Alfredo Le Pera (letra) en la ciudad de Nueva York en 1935.

La versión original fue grabada por Carlos Gardel el 19 de marzo de 1935 con número de master BVE 89227-2 para su última película Tango Bar. Gardel era un experto en temas hípicos, lo que hace que esta canción tenga un especial valor entre sus seguidores.

Se trata de uno de los tangos clásicos de Carlos Gardel. Su letra hace referencia a las carreras de caballos y al fanatismo que se crea en torno a estas competencias y sus apuestas, y también un paralelismo con las relaciones con la mujer y la vida. La expresión "por una cabeza" es una expresión usada en la jerga hípica rioplatense, donde de los caballos que ganan las carreras de modo muy ajustado se dice que ganan por una cabeza (o por varias), usada como medida de referencia.

La canción "Por una cabeza" se ha utilizado en varias ocasiones en cine y televisión. Entre otras:

Carlos Gardel murió con Alfredo Le Pera en un accidente de aviación en la ciudad de Medellín en 1935. Luego de transcurridos los 70 años exigidos por la ley argentina [1]​ desde el 1 de enero de 2006, "Por una cabeza", su música y su letra, además de todas las obras conjuntas de ambos autores, pasaron a dominio público.

Por una cabeza
de un noble potrillo
que justo en la raya
afloja al llegar,
y que al regresar
parece decir:
No olvidés, hermano,
vos sabés, no hay que jugar.

Por una cabeza,
metejón de un día
de aquella coqueta
y risueña mujer,
que al jurar sonriendo
el amor que está mintiendo,
quema en una hoguera
todo mi querer.

Por una cabeza,
todas las locuras.
Su boca que besa,
borra la tristeza,
calma la amargura.

Por una cabeza,
si ella me olvida
qué importa perderme
mil veces la vida,
¿para qué vivir?.

Cuántos desengaños,
por una cabeza.
Yo juré mil veces,
no vuelvo a insistir.
Pero si un mirar
me hiere al pasar,
su boca de fuego
otra vez quiero besar.

Basta de carreras,
se acabó la timba.
¡Un final reñido
yo no vuelvo a ver!
Pero si algún pingo
llega a ser fija el domingo,
yo me juego entero.
¡¿Qué le voy a hacer?!

Por una cabeza,
todas las locuras.
Su boca que besa,
borra la tristeza,
calma la amargura.

Por una cabeza,
si ella me olvida
¿qué importa perderme
mil veces la vida?,
¿para qué vivir?.



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