El presidio o fuerte español era un tipo de fortificación con origen en la arquitectura militar del Imperio romano usado para el acuartelamiento de tropas. Su función era la propia de un baluarte fronterizo de defensa, amparo y pacificación territorial. Su idea táctica principal es establecer una «cortina defensiva».
Durante la época colonial española el presidio era una construcción de vigilancia fronteriza. Los presidios fueron un elemento importante de la ocupación española en el norte de Nueva España.
Derivados de la arquitectura-táctica militar del Fuerte romano. Construidos y mencionados en España como «fortaleza», ya desde el siglo XII, durante las guerras hispano-musulmanas en la península ibérica, con emplazamiento en los «adelantamientos de frontera» y usados como lugar de «acuartelamiento» de los Tercios en las guerras de los Países Bajos Españoles, tal como durante la guerra de los Ochenta Años, llamados «Fuerte» en esta época. También en las guerras de expansión y pacificación en la época de los reinos modernos de la América española, actualmente llamada desde la Filosofía de la historia, periodo colonial español.
A diferencia con los castillos, que eran territoriales, estas edificaciones eran de naturaleza fronteriza. Su idea táctica principal es establecer una «cortina defensiva».
Con origen en la arquitectura táctico-militar del Imperio romano, estaban en las fronteras conflictivas y se usaron también como confinamiento para mantener las ciudades romanas libres de ciertos habitantes, llegándose a reclutar a estos allí como tropas de baja calidad. De esta práctica romana, tiempo, y época deriva su homonimia con la prisión común.
En ciertas ocasiones, los reyes mandaron edificar o reedificar, y adecuar como «fortaleza» o «presidio» de frontera, para acuartelar tropas de milicia, como en ocasión de los adelantamientos de frontera del siglo XII. En los lugares a repoblar, tras despoblación de guerra, o en previsión de eventual desafección hostil de los «naturales», y para resguardar al vasallo común, se habilitaban presidios cuyo concepto militar deriva del Fuerte romano y de estos se derivan los actuales cuarteles de milicia.
El llamado «Camino Español» fue una ruta terrestre creada por Felipe II para conseguir llevar dinero y tropas españolas a la guerra en los Países Bajos. Los tercios entraron en la Valtelina, construyeron un castillo en Bormio y situaron tropas desde Lombardía al Tirol, creando una cadena de fuertes para garantizar la seguridad del valioso corredor. En 1622 había más de 4000 soldados en la Valtelina. Algunos acuartelaban 2500 infantes. También se usaron en Nápoles.
El primero fue el Fuerte Navidad. En sus inicios eran la base defensiva de las rutas y caminos que permitieron la conquista y el dominio de los territorios de América. Cada Presidio o Fuerte era construido a una distancia que permitiera el mutuo apoyo, lo que se conoce en la nomenclatura como «sistema de Fuertes», como el Sistema de fuertes de Valdivia o el Sistema de fuertes del Biobío.
Los fuertes se establecían por diferentes motivos:
Al ser desacuartelado el fuerte o presidio podía convertirse posteriormente en una población que aprovechaba cualquier resto de construcción abandonada para hacer sus casas, trojes y formando la plaza principal, en lo que alguna vez fue el espacio central del presidio o «plaza de armas».
En la época del Virreinato de la Nueva España, Nueva España, se emplazaron en los reinos Mexicas o «las californias», en el norte continental llamado «indias septentrionales». En lo actual, es el sur oeste de los Estados Unidos. El de Nuestra Señora de Loreto era el Fuerte cabecera de las Californias. En 1775 tenían ya una reducida dotación:
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