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Primer Ensanche de Pamplona



El Primer Ensanche o Ensanche Viejo de Pamplona (Lehenengo Zabalgunea o Lehen Zabalgunea en euskera) son unas pocas manzanas entre la Ciudadela, la Taconera y hasta el Palacio de Navarra.

La Pamplona del siglo XIX era una ciudad de marcada personalidad militar, las murallas que la protegían desde el siglo XVI constituían un cinturón que no le dejaba crecer. Esto provocó problemas de hacinamiento urbano. En el exterior de las murallas no era posible edificar por razones militares, en lo que se denominaba «zonas polémicas» en el argot militar, es decir un terreno próximo a un recinto militar en el que no se puede construir. En zonas más alejadas de la ciudad se podía construir pero solo edificios de madera y de una altitud determinada. Aprovechando una visita del rey Alfonso XII, en 1884 se consiguió que se suavizasen algo estas normas. Las negociaciones para lograr el primer ensanche comenzaron en 1887, de manos del concejal Serafín Mata y Oneca. Para ello hubo que ceder terrenos en el soto de Ansoáin a los militares, además de 750.000 pesetas y agua para los cuarteles, consiguiendo finalmente que se pudiera edificar en el interior del recinto amurallado de la ciudad, colindante con la Ciudadela.

El estudio urbanístico correspondiente, se encargó al Ramo de Guerra, y en concreto a la Comandancia de Ingenieros, que en mayo de 1888 presenta los planos que reflejaban la solución que se iba a adoptar: una ordenación longitudinal con cinco manzanas poligonales, de las que la central es la más ancha, y una zona adyacente a las murallas que se reservaba para la construcción de cuarteles y edificaciones de uso militar. El ámbito de esta actuación, es el espacio que se encuentra entre la actual calle Navas de Tolosa y la propia Ciudadela. El proyecto definitivo fue realizado por el arquitecto municipal Julián Arteaga.[2]​ En 1891 se fueron derribando los baluartes de San Antón y de la Victoria de la Ciudadela de Pamplona, los que miraban y controlaban la ciudad, junto con la puerta de San Nicolás, erigida en 1666 y que posteriormente, en 1929 sería instalada en los jardines de la Taconera.

En 1890 se vendió el primer solar de la zona y en 1900 el último. El Ensanche viejo comprendió solo cinco manzanas de casas en el que se instalaron gente acomodada: el actual Parlamento de Navarra (que fue Palacio de Justicia), La Alhóndiga, La Escuela de Artes y Oficios antigua, el llamado Tránsito Municipal y además quedó una amplia explanada donde se edificaron los cuarteles de infantería en 1919, que posteriormente (a finales de los años 60) fueron derribados, exceptuando el Gobierno Militar.

En 1971 para realizar la avenida del Ejército se derribó uno de los cuarteles, que se había construido sobre la propia muralla de la Ciudadela, demoliendo una parte de ésta. Al proceder a dicho derribo, quedó por tanto abierta en uno de sus lados, cerrándola posteriormente reconstruyendo el muro (el lienzo que queda a la izquierda de la entrada principal).

Por la negativa continuada del Ejército a tirar las ya inútiles murallas, Pamplona, no pudo disfrutar antes de un Ensanche como el de Barcelona, San Sebastián, u otras ciudades españolas.

La primera de las cinco manzanas de este Primer Ensanche, se perdió en medio de la especulación de la segunda mitad del siglo XX y hoy está dividida en dos formadas por edificios modernos.



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