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Procellaria aequinoctialis



La pardela gorgiblanca (Procellaria aequinoctialis),[2]​ también llamada petrel de barba blanca, fardela negra grande y petrel de mentón blanco,[3]​ es una especie de ave procelariforme de la familia Procellariidae que vive en los océanos del hemisferio sur, y cría en las costas de Australia, Argentina y Sudáfrica.

La pardela gorgiblanca es miembro del género Procellaria, de la familia biológica Procellariidae y del orden Procellariiformes. Como todos los procelariformes, posee varias características particulares: en primer lugar, tiene fosas nasales que unen la nariz al pico superior; en segundo lugar, posee un pico único, dividido entre siete y nueve placas córneas; y, en tercer lugar, produce un aceite estomacal formado por cera de éster y triglicéridos, que se almacena en los proventrículos. Lo usan como defensa contra los depredadores y como una fuente de alimento rica en energía, tanto para los pichones como para los adultos durante los vuelos prolongados.[4]​ Por último, poseen una glándula salina situada por encima de las fosas nasales que los ayuda a eliminar las sales de su cuerpo, almacenada debido a la gran cantidad de agua salada con la que están en contacto. Excretan una solución con grandes concentraciones de sal directamente desde la nariz.[5]

Procellaria proviene de dos palabras en latín: procella, que significa «tormenta», y arius, un sufijo que quiere decir «asociado a». El nombre proviene de su asociación con el clima tormentoso. La palabra «petrel» deriva de San Pedro y la historia de su caminata por encima del agua; el nombre fue tomado por el hábito de los preteles, que parecen correr por sobre el agua para tomar vuelo.[6]

El petrel de barba blanca mide entre 51 y 58 centímetros de largo, pesa entre 0,97 y 1,89 kilogramos y mide entre 134 y 147 centímetros con las alas extendidas. No es solo el petrel Procellaria más grande, sino también la especie más grande de su familia, después del petrel gigante.[7][8]​ Es de color gris oscuro, con tonos más blancos en su cuello y parte baja de la cabeza. Sus plumas pueden adquirir una coloración plateada a la altura del vientre. El pico es amarillo con una línea negra, y negro también entre las fosas nasales; las patas también son de tono oscuro.[9]​ Cuando vuela, combina suaves aleteos con planeos. Aunque por lo general es un ave callada y tranquila, puede emitir sonidos y gemidos cuando está en sus colonias.[1]


Su dieta se compone principalmente de krill y peces.[10]​ Los petreles negros se alimentan desde la superficie o sumergiéndose bajo el agua,[11]​ y suelen perseguir barcos pesqueros para atrapar peces salidos de la red,[12]​ lo que los vuelve vulnerables a ser pescados ellos también.

Tanto el macho como la hembra ayudan a construir el nido y a incubar el huevo. Una vez nacido el pichón, ambos se encargan de alimentarlo y protegerlo.[13]

La fardela negra grande utiliza varias islas durante la temporada de reproducción. Dos millones de parejas se reproducen en las islas Georgias del Sur, entre 175 000 y 226 000 en las islas Kerguelen y cien mil en la isla Disappointment, las islas Crozet, islas del Príncipe Eduardo, islas Campbell, islas Auckland, islas Antípodas y las Islas Malvinas. Durante la temporada no reproductiva, estas aves vuelan desde el hielo antártico hacia las zonas subtropicales.[1]

Un estudio de 2004 determinó que la población de ejemplares adultos de esta especie era de alrededor de siete millones, distribuidas a lo largo de 44 800 000 km². Su alta tasa de mortalidad de pichones y la cantidad de ejemplares pescados por error ha causado que el IUCN la clasificara como vulnerable.[1]​ En la Isla Pájaro, la población ha decaído en un 28% y el porcentaje se eleva a 86% en la bahía Prydz. Por su parte, en la isla Marion se ha detectado una reducción del 14,5% y en las islas Crozet, del 37%.[1]​ La captura accesoria es uno de los principales factores de la disminución de la población. Casi todas las aves atrapadas durante la pesca de merluza en Namibia son petreles negros; en Sudáfrica, el 10% de la pesca accidental de aves pelágicas y 55% de la pesca demersal tiene como víctimas estas aves. Además, el petrel negro ha sufrido ataques de especies invasivas, tales como la rata parda y la rata negra.[1]

Al presente, varias de las islas son zonas protegidas. Se realizan estudios y control de poblaciones en las islas Georgias del Sur, las islas del Príncipe Eduardo, las islas Kerguelen y las islas Crozet. Por último, son parte de varios programas especializados dedicados a la protección de aves marinas.[1]



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